OpiniónEconomía

Ni agio, ni especulación: ¡es inflación…!

Pablo Mendieta Ossio

Economista en el campo de políticas públicas

Escucha la noticia

Las noticias de estos días mencionan el encarecimiento de los artículos. “Suben los precios de…”. Y varios servidores públicos de diversos niveles hablan de “tomar acciones en relación con la especulación y el alza de precios de la canasta familiar.”

Se menciona el alza de los precios como si se tratase de un fenómeno temporal y reversible, como es el caso del precio del pescado en Semana Santa, que sube temporalmente y luego vuelve a su nivel anterior.

Incluso se menciona este fenómeno como un comportamiento delictual generalizado con intenciones de aprovechar una situación temporal de escasez, tomando como base el artículo 226 del Código Penal.

Éste dice “el que procurare alzar o bajar el precio de las mercancías, salarios o valores negociables en el mercado o en la bolsa, mediante noticias falsas, negociaciones fingidas o cualquier otro artificio fraudulento, incurrirá en privación de libertad de seis meses a tres años… Será sancionado con la misma pena el que acaparare u ocultare mercancías provocando artificialmente la elevación de precios.”

Es posible que algunas personas estén incurriendo en agio, pero es improbable que el alza de precios responda a noticias falsas o tiene un carácter artificial. Si fuese así, sólo afectaría a un número reducido y concentrado de artículos.

Los datos disponibles apuntan en otra dirección. Antes de la crisis, entre febrero de 2018 y diciembre de 2022, subían mensualmente de precio en promedio 170 precios de 400 artículos de consumo en el país; es decir, menos del 50%. En cambio, entre enero y abril de 2025 el promedio subió a 300 o el 75% de los artículos.

Por otra parte, la inflación al consumidor se puede descomponer en dos componentes: uno es el más volátil relacionado con alimentos y energía; y, el otro al resto de bienes que es menos susceptible a variaciones puntuales. Se denomina núcleo, porque concentra el concepto formal de inflación como aumento persistente y generalizado de precios.

Según cálculos internos del centro donde trabajo, la inflación núcleo fue 14,5%. Eso significa que el alza de los precios de consumo no corresponde a un fenómeno que afecta a un conjunto específico de bienes, sino que es generalizado a varios artículos.

Una evidencia adicional al respecto es que no sólo los precios al consumidor están subiendo. Los precios en toda la cadena de valor están al alza: 18,2% al productor, 17,5% al por mayor y 15% al consumidor.

¿Por qué los precios están aumentando? Porque estamos en un brote inflacionario por el encarecimiento de los bienes importados; y éstos aumentaron porque un precio clave subió: el tipo de cambio.

En efecto, entre enero de 2023 y estos días, el precio del dólar estadounidense subió 150%, mientras que los precios al consumidor aumentaron menos de 20%. En general, los precios de artículos importados no han aumentado en la proporción de la paridad cambiaria, lo cual hace presumir que estas presiones seguirán afectando a la inflación.

Y la raíz de la depreciación cambiaria es la inconsistencia entre la política fiscal expansiva en un entorno de tipo de cambio fijo que ha derivado en una caída continua de las reservas internacionales hasta el punto de que ya no sea sostenible la fijación cambiaria.

El problema del alza de precios es de carácter macroeconómico, así como su solución. El principal componente de estabilización radica en la disminución del desequilibrio fiscal sin que afecte a la población vulnerable, que no es la responsable de este descalabro macroeconómico.

Así como el problema del desequilibrio externo de Estados Unidos requiere un enfoque macroeconómico en lugar de aranceles, el problema de la inflación debe ser encarado de similar forma.

Controlar precios sin resolver la raíz fiscal del problema es similar a dar un antipirético a quien tiene una infección: se oculta la fiebre, pero no se ataca la causa. Necesitamos tratamiento de fondo, no paliativos. Lo contrario sería ignorar la enfermedad económica y culpar al termómetro.

*La opinión expresada en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la posición oficial de Publico.bo


Cuentanos si te gustó la nota

100% LikesVS
0% Dislikes

Pablo Mendieta Ossio

Economista en el campo de políticas públicas

Publicaciones relacionadas

Abrir chat
¿Quieres unirte al grupo de Whatsapp?
Hola 👋
Te invitamos a unirte a nuestro grupo de Whatsapp