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El lanzamiento de la postulación presidencial de Jorge Tuto Quiroga y los anuncios de Manfred Reyes Villa y Samuel Doria Medina de que serán candidatos en las próximas elecciones han puesto en carrera a tres de muchas opciones en el terreno de las oposiciones y dejan ver, al mismo tiempo, que no habrá candidatura única opositora en 2025, tal como han venido reclamando plataformas ciudadanas, sectores sociales, entidades cívicas y gremios productivos opuestos al masismo.
Los matices son interesantes de ser puestos bajo la lupa para ver lo que hay detrás de las decisiones de Tuto, Manfred y Samuel, quienes conforman por ahora una especie de sistema solar electoral, al que intentarán ingresar Carlos Mesa, Luis Fernando Camacho, Branko Marinkovic, Rodrigo Paz, Chi Hyun Chung, Vicente Cuéllar, Amparo Ballivián, Félix Patzi y Carlos Börth. Por fuera del sistema político nacional se habla y se impulsa la posibilidad del analista financiero Jaime Dunn, una suerte de nuevo outsider boliviano.
Tuto Quiroga ya cuenta con el respaldo del FRI, partido criticado por falta de coherencia ideológica y exceso de pragmatismo político. Puede sumar el apoyo y la participación de Demócratas, la organización partidaria de Rubén Costas, quien asistió a la presentación de la alianza llamada Libre, el 17 de diciembre en La Paz, y anunció un congreso nacional de Demócratas para el 11 de enero en Santa Cruz, máxima instancia que discutirá y refrendará decisiones.
En dicho acto también se vio a Manfredo Bravo, brazo derecho de Cuéllar líder de Cambio 25—, lo que muestra que hay conversaciones abiertas para que el aliado del exalcalde paceño Juan Del Granado se sume a Libre, con lo que Tuto tendría dos importantes puntales en tierras cruceñas (Demócratas y Cambio 25) y uno en la sede de gobierno (MSM en rearticulación). Parece que la estrategia de Quiroga es la construcción de su propia unidad opositora, obviamente alrededor de su candidatura, al margen del desabrido compromiso firmado con Mesa, Camacho y Doria Medina.
Manfred Reyes Villa no ha querido perder tiempo. El 13 de diciembre, horas después de haber recibido el certificado de nacimiento de la fuerza política Súmate, anunció su candidatura presidencial a ser confirmada por el primer congreso nacional del flamante partido a realizarse en enero. Súmate no ha sumado apoyos partidarios por el momento. Manfred ha dedicado su esfuerzo tener un partido de alcance nacional, a fin de no tener que buscar siglas en alquiler, que suelen ser insaciables en sus condicionamientos. Seguramente desplegará una política de alianzas que no se limite a organizaciones políticas.
El alcalde cochabambino, líder político nacional y candidato presidencial dijo a periodistas que no se aferra a la candidatura y que podría dejar la carrera electoral si es que las encuestas no le favorecen; sin embargo, en varias de ellas va primero, por lo que sonó más a un movimiento táctico para encender los apoyos de sectores sociales, políticos y económicos.
Siempre afanado en ganar tiempo, Reyes Villa ha reiterado su intención de completar el binomio de Súmate con una joven figura femenina que preferentemente provenga del occidente del país. Dice tener varias opciones en carpeta. Su entorno político y él creen que presentando primero el binomio electoral de Súmate será una ventaja en la carrera de un poco de siete meses.
Samuel Doria Medina, pese a haber sido el primero en lanzar propuestas con el plan Soluciones, se iba quedando rezagado en la operación política de consolidar una candidatura reconocida por la gente como tal. En una entrevista con Jimena Antelo de No Mentirás, el 23 de diciembre, Samuel se puso a la par de sus adversarios electorales y afirmó reiteradamente que será elegido presidente de Bolivia en 2025, lo que implica que será candidato y buscará imponerse al resto con el mecanismo que elija el bloque de unidad formado por cuatro líderes opositores y presentado sin sonrisas el XX de diciembre.
Doria Medina se ha mostrado cercano a Camacho, lo que podría traducirse en que el camachismo le garantice votos fundamentalmente en Santa Cruz. Se dice que, pese a estar encarcelado por dos años en Chonchocoro, en el departamento de La Paz, por una arbitrariedad del gobierno de Luis Arce, su peso político se mantiene intacto en la región oriental. ¿Qué pedirán los camachistas por entregar la llave política de Santa Cruz?
Sin embargo, para que el respaldo político no se limite al camachismo y Santa Cruz, vía bloque de unidad, Samuel consiguió que se convoque a Cuéllar, Paz y Ballivián a ser parte del esfuerzo colectivo. Sus respuestas al bloque marcarán las perspectivas de Doria Medina y su partido Unidad Nacional.
El desafío no menor para los tres liderazgos convertidos en el sistema solar electoral es transformarse en tiempos relativamente cortos en verdaderos polos de atracción para bolsones opositores, inclusive para grupos de masistas decepcionados por la división ocasionada por las facciones en guerra política in crescendo.
En enero se desatará una competencia entre Tuto, Manfred y Samuel por sumar respaldos políticos, parlamentarios, regionales, generacionales, sociales, empresariales, sindicales, indígenas, gremiales, del transporte y una larga lista de sectores, entre los cuales aparecerán los oportunistas de siempre que se acercarán a los favoritos —o ya lo hicieron— jurando que son la garantía del triunfo electoral.
¿En qué quedarán los esfuerzos de una candidatura única opositora vía primarias abiertas con aplicaciones digitales? Por ahora y en el corto plazo se mantendrá como el mecanismo a ser discutido en su momento por el sistema solar electoral y quienes aparecen como satélites. Mientras tanto, de manera natural, expresándose por redes sociales, se iniciará un proceso en el que el apoyo del electorado se irá decantando por una o algunas opciones que aparezcan en el horizonte electoral, incluido el posible nuevo outsider boliviano.
El lanzamiento de Tuto y los anuncios de Manfred y Samuel harán que los bolivianos terminemos el año debatiendo sobre quién puede cerrar el ciclo del masismo. También quedará claro que no habrá candidatura única opositora, como no hubo en las últimas cuatro elecciones nacionales, porque, al margen de los liderazgos en carrera, en Bolivia no existe tradición bipartidista, menos ahora que el MAS se desmorona y cualquier candidato oficialista, incluido Morales, puede ser derrotado en las urnas, en agosto de 2025.