OpiniónEconomía

Para que Bolivia salga de sus trampas

Pablo Mendieta Ossio

Economista en el campo de políticas públicas

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El país enfrenta tres grandes obstáculos: la trampa del ingreso medio, una crisis de balanza de pagos y una falta de entendimiento sobre la situación y las soluciones necesarias.

La primera trampa, la del ingreso medio, es estructural y es foco de análisis del Reporte de Desarrollo Mundial 2024 del Banco Mundial. Este documento ayuda a entender cómo países como el nuestro pueden salir de la “trampa del ingreso medio”. El reporte lo resume entres “íes”: inversión, infusión e innovación.

Primero, tenemos que priorizar la infraestructura y capital humano y, en mi opinión, promover la inversión privada. No es ningún secreto que muchos países han alcanzado el desarrollo invirtiendo fuertemente en estas áreas clave o, en su caso, promoviendo los esfuerzos particulares.

Uno de los problemas más urgentes es nuestra infraestructura. El transporte y la logística son un gran desafío, ya que encarece el comercio y limita el acceso a servicios esenciales. También necesitamos formar una población más educada. Aunque ha habido avances, la calidad educativa sigue siendo baja (en Bolivia ni siquiera se mide), y muchos jóvenes terminan la escuela sin las habilidades necesarias para competir en un mundo moderno.

Para que esta “i” esté completa, añado la de promover la inversión privada. En línea con lo que plantea un emblemático estudio de los profesores Ricardo Hausmann, Dani Rodrik y Andrés Velasco, es clave que eliminemos las barreras que impiden a los empresarios, tanto locales como extranjeros, invertir en Bolivia​. La baja rentabilidad privada de la inversión, influida por la inseguridad jurídica, la inadecuada regulación laboral e impositiva y baja institucionalidad, debe ser corregida.

Una vez que tengamos estas bases, debemos integrar la tecnología por medio de “infusión”. Bolivia aún no es una economía tecnológicamente avanzada, pero no tenemos que esperar a ser más ricos para comenzar. Traer tecnología extranjera y adaptarla a nuestras necesidades locales es una estrategia que ha funcionado en otros países.

Ahora, sé que la innovación suena lejana para muchos, pero no podemos dejarla fuera del plan. Bolivia invierte muy poco en investigación y desarrollo (I+D), y eso es una barrera. Debemos crear incentivos para que universidades y empresas trabajen juntas en proyectos de innovación.

Además de esa barrera estructural, la segunda trampa es el deterioro macroeconómico, amplia pero superficialmente discutida con muchas generalidades. La crisis no solo afecta a los grandes sectores, sino que también golpea el bolsillo de los ciudadanos, limita las oportunidades de empleo y reduce las posibilidades de crecimiento de las PYMEs. Sin una estrategia integral que incluya los ámbitos fiscal, monetario, cambiario y productivo, podemos estar varios años atrapados en esta especie de agonía.

Finalmente, tenemos la tercera trampa que nos impide apreciar la situación y proponer soluciones, para luego adoptarlas: la alta conflictividad interna y la falta de sinergia entre las distintas visiones y profesiones.

La polarización y politización impide que las dos barreras anteriores de puedan analizar y solucionar. En lo personal estoy cansado de una pelea sin sentido que sólo cosecha aplausos temporales, pero no brinda luces. Solo a guisa de ejemplo: así como fui contrario a la no aprobación de créditos durante el gobierno de transición en 2020, también me opongo al bloqueo legislativo actual. No lo digo por afinidad ni con uno u otro lado; lo expreso por sentido común, porque el país se nos asfixia cada día más sin dólares ni combustible.

Parte de esta barrera es la falta de sinergia entre pares. Por ejemplo, la mitad de la solución la tienen los politólogos y la otra la tenemos los economistas. Compartimos algunos espacios en común, pero no discutimos ideas. Estamos entrampados en nuestro metro cuadrado haciendo de generalistas, expertos en todo y en nada; y eso no contribuye ni a entender y menos a proponer.

Ojalá estemos todos a la altura del desafío.

*La opinión expresada en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la posición oficial de Publico.bo


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Pablo Mendieta Ossio

Economista en el campo de políticas públicas

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