Escucha la noticia
La inflación ha subido en la mayoría de los países del mundo. Antes de la pandemia el promedio fue 3,5% anual. Pero el año pasado estuvo cerca de 9% y se estima que este año se situará en torno a 7%. En similares periodos, Bolivia tuvo una inflación que fluctuó entre 1% y 3%.
Por tanto, surge la pregunta de por qué la inflación es alta en el resto del mundo y baja en Bolivia. Me concentraré sobre todo en la primera para explicar sus causas.
Como bien sabemos, la pandemia del Covid-19 en 2020 significó un retroceso agudo de la producción mundial que cayó 3% ese año, de lejos la crisis más aguda de las últimas décadas.
En medio de la incertidumbre, los Estados optaron por proveer ayuda a la población, en particular la más vulnerable. Esto fue mediante la transferencia directa de recursos (bonos) como también con líneas de crédito para empresas. Los bancos centrales contribuyeron bajando agresivamente la tasa de interés y proveyendo liquidez a los sistemas financieros, para que la contracción no sea tan aguda.
La particularidad de la pandemia fue su rapidez. En efecto, en cuatro meses la producción industrial del mundo cayó 13%, una magnitud similar que la grave recesión de 2008-9, que fue más lenta (9 meses).
Pero la recuperación fue mucho más rápida. La mejoría después de la crisis financiera de 2009 tardó 29 meses (más de dos años), mientras que en la pandemia se tardó apenas 11 meses.
Es evidente que fue una crisis tan aguda y dolorosa por las pérdidas de vidas humanas, pero también de empleos y de empresas; y de que requería medidas contundentes. Sin embargo, en poco tiempo, la economía mundial se vio inundada de recursos. No creo que sea culpa de los Estados (gobiernos y bancos centrales), porque el grado de incertidumbre era alta y la paralización fue extrema.
Ante este desbalance, la inflación comenzó a subir rápidamente. Si a eso le sumamos los efectos de precios más altos de alimentos y combustibles por la guerra en Ucrania y costos más altos de transportes por interrupciones en puertos clave de China, la espiral fue más aguda.
Los Estados tuvieron que cambiar de enfoque bruscamente y ver cómo recoger la liquidez excedente también ágilmente para contener el alza de la inflación. Por esa razón, los bancos centrales revirtieron las medidas financieras de apoyo y subieron las tasas de interés.
Con una medida, que va en la dirección correcta para moderar la inflación y el costo que representa en la población, la actividad empezó a “enfriarse”. Por eso, la producción industrial mundial en 2022 estuvo casi inalterada, generando temores de una nueva recesión que podría afectar incluso a un tercio de los países en el mundo.
Este martes, el Fondo Monetario Internacional indicó que, según sus estudios, podemos estar ligeramente menos pesimistas por esta conjugación de alta inflación y bajo dinamismo. El organismo señala que la inflación está cayendo más rápido que lo previsto y que algunos países, principalmente China se está recuperando con más dinamismo.
De todas formas, a nivel mundial los ingresos en varios casos han caído. Sólo en Estados Unidos, los ingresos reales de las familias cayeron 3% entre diciembre de 2021 y 2022. La inflación ha generado malestar en la población de los países más afectados.
En el caso boliviano la inflación ha sido baja principalmente por: i) los ingresos promedio de las familias cayeron en torno a 10% entre 2019 y 2022, que contrasta con el salario formal que está 7% por encima; ii) existen precios subsidiados o regulados sin variación, incluyendo uno muy relevante como es el tipo de cambio nominal; y, iii) las depreciaciones de las monedas de países vecinos y el incremento en el contrabando, en especial de bienes de consumo, mitigaron las presiones inflacionarias externas.
Una coincidencia entre el país y el mundo es que los ingresos son más bajos, ya sea por la caída de remuneraciones o el alza de inflación.
El desafío en ambos casos es cómo recuperar los ingresos y las oportunidades perdidas.