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A lo largo de sus más de cuarenta años de dedicación a Bolivia, muchas personas han sido testigos de la trayectoria del Padre Piotr Nawrot, SVD. Sin embargo, mi rol como presidente de APAC, me otorga un testimonio privilegiado sobre su inmenso aporte.
Puedo afirmar sin dudar que es un personaje fuera de serie, un hombre de generosidad inmensa, inteligencia aguda y una visión profética.
Su contribución a Santa Cruz y a Bolivia no es solo una hazaña musicológica; es un milagro de rescate cultural que devolvió al mundo la voz de un pasado que creíamos perdido.
El Padre Piotr no vino simplemente a investigar. Vino a cumplir una misión que transformó la historia.
La historia comenzó con un rumor en la década de 1990 que lo atrajo desde su doctorado en musicología en la Catholic University of America (Washington D.C.). Arribó a la Chiquitania y encontró lo que parecía una leyenda: miles de partituras de los siglos XVII y XVIII, apiladas y olvidadas. El acto más increíble de su vida fue el rescate físico y académico de este archivo, que se convirtió en un proyecto de alcance nacional.
- Chiquitos (Concepción): cerca de 5.000 folios.
- Moxos (San Ignacio): entre 10.000 y 12.000 folios adicionales.
La magnitud de este descubrimiento, con aproximadamente 17.000 folios en total, es tan inmensa que esencialmente reescribe la historia de la música occidental. El archivo reveló que el centro de la producción musical en el siglo XVIII no era únicamente Europa, sino que las misiones jesuitas bolivianas contaban con una vida musical que rivalizaba con las grandes catedrales del Viejo Mundo.
El Padre Nawrot amplió su trabajo a lo largo y ancho de Bolivia. Su investigación incluyó la localización y el estudio de otros importantes repositorios en el occidente del país, reconstruyendo el panorama completo del Barroco y Renacimiento colonial en la actual Bolivia.En esas partituras encontramos óperas y cantatas escritas no solo en latín y español, sino en lenguas indígenas: chiquitano, mojeño, guaraní, aimara y quechua. Esto desmiente la idea de una imposición cultural y demuestra un florecimiento idiomático único, donde la evangelización se adaptó y enriqueció las culturas locales.
La misión de rescate del Padre Nawrot se erigió sobre los hombros de una generación de visionarios y colaboradores, cuyo esfuerzo fue vital para que el tesoro musical pudiera ser descubierto, restaurado y difundido. Es fundamental honrar la labor de aquellos que abrieron el camino, sabiendo que la lista de contribuyentes es inmensa.
Intelectuales y promotores culturales cuyo trabajo cimentó el valor histórico de la región:
- Plácido Molina Mostajo: Historiador, poeta y jurista cruceño, cuyo trabajo sentó bases importantes para la conciencia histórica y cultural.
- Alcides Parejas: Historiador que contribuyó a profundizar el conocimiento sobre la Chiquitania.
- Virgilio Suárez: arquitecto y promotor cultural, cuya visión fue clave para impulsar proyectos de desarrollo patrimonial y cívico.
- Hans Roth, S.J.: El sacerdote jesuita suizo que, con su monumental trabajo de restauración arquitectónica (iniciado en los años 70), preparó los templos misionales para que la música pudiera volver a la vida.
- Marcelo Arauz: Como cofundador de APAC y pieza central en la creación del Festival, su gestión ha sido esencial para la institucionalización del evento.
- Cecilia Kenning y Ana Luisa Arce: Su dedicación en la gestión inicial y la difusión del proyecto fue un pilar indispensable.
- Soporte Eclesiástico: El apoyo de la Iglesia fue fundamental. La visión de Monseñor Antonio Eduardo Bösl, entonces a cargo del Vicariato de Ñuflo de Chávez, fue decisiva para traer a Hans Roth a Bolivia, dando inicio a la obra de restauración. Este apoyo continuó con líderes como Monseñor Gualberti, quienes proveyeron la confianza y el acceso a los archivos parroquiales.
Somos conscientes de que la lista de colaboradores es inmensa y que muchos nombres —desde músicos, historiadores locales, mecenas y trabajadores comunitarios hasta líderes institucionales— quedan sin mencionar en este breve texto, pero su contribución es igualmente invaluable y forma parte de esta gran epopeya cultural.
Mi colaboración con el Padre Piotr ha sido, en sí misma, una continua cátedra universitaria. Para APAC, las largas horas de carretera hacia las misiones para escuchar audiciones nunca han sido un sacrificio, sino una oportunidad.
He tenido el privilegio de compartir charlas que se extienden hasta el anochecer, mientras el auto devora kilómetros y el Padre Piotr, con esa inteligencia inagotable, desgrana la historia de la música, la teología y la misión jesuita. Esta es su forma de democratizar el conocimiento, llevando la erudición de un nivel académico mundial a la conversación cotidiana.
Llegar a destino, a veces tarde por el estado de las carreteras o incluso rozando la falta de gasolina, era el inicio de otra jornada de complicidad: cocinar juntos, disfrutar de una copa hasta tarde en la noche y soñar en grande los próximos pasos de APAC.
Lo extraordinario es que el Padre Piotr vive estas incomodidades de la rutina con gran alegría, como si en su sabiduría profunda entendiera que son parte de la gran epopeya cultural que llevamos adelante. Su espíritu nos une a todos: directores, trabajadores, asociados, voluntarios y auspiciadores.
Si el rescate fue el milagro, el Festival Internacional de Música Renacentista y Barroca Americana “Misiones de Chiquitos” es la resurrección. Bajo su liderazgo como Director Artístico, este evento bianual se convirtió en el más grande del mundo en su género, tanto por su extensión kilométrica como por la cantidad y calidad de sus conciertos y músicos.
El Padre Nawrot ha logrado que obras silenciadas por 200 años o más vuelvan a escena, demostrando que la historia oficial estaba olvidando la luz que significó la evangelización en las misiones.
Su labor de gestión ha sido tan vital como su erudición. Acompañarlo es presenciar una maestría en la movilización de recursos, visitando empresas, embajadas y particulares para invitarlos a sumarse a esta aventura.
Impacto Humano: El festival visibiliza el talento local, poniendo a jóvenes músicos de la Chiquitania al mismo nivel que cualquier artista extranjero.
El Pedagogo Universal: Él siempre ve en la música un vehículo de evangelización, identidad y desarrollo humano.
El reconocimiento internacional confirma su estatus como embajador cultural de Bolivia.
Ha sido condecorado por Polonia y España, reconocido con la prestigiosa Beca Guggenheim y honrado como Doctor Honoris Causa en Artes por la Catholic University of America.
Estamos en plena faena y preparación para el Festival de 2026, una edición que marcará los 30 años de este milagro cultural liderado por APAC y el Padre Nawrot. Es en medio de esta aventura, con el compromiso inquebrantable que lo caracteriza, que estas líneas son, ante todo, un agradecimiento sincero.
Soy de la firme idea de que agradecer y reconocer se debe hacer en vida, y no esperar a no tener a la persona para hacerlo. El Padre Piotr ha dedicado décadas de su vida a esta misión y, a pesar del inmenso peso de su trabajo, su energía y pasión no se detienen. Permanece firme en su esfuerzo por investigar, transcribir y recaudar fondos en todo el mundo para asegurar que esta herencia musical perdure por generaciones.
Su vida es una sinfonía de fe, erudición y generosidad, un testimonio vivo de que la visión y la resiliencia de un hombre pueden cambiar la historia de un país. Su misión debe ser nuestra misión.