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Por Carlos Hugo Molina y Rubens Barbery Knaudt
Resultaría un acto de temeridad, mientras vemos que Bolivia se desmorona, realizar una afirmación como ésta si no tuviese un fundamento.
En estos momentos tenebrosos debemos encontrar instrumentos de cohesión social que generen excedente económico y simbólico; en la investigación académica, encontramos al turismo, necesitado de un debate que modifique las condiciones materiales negativas. Tenemos un reto adicional generado por el crecimiento demográfico; en el 2034, cuando 90% vivamos en ciudades, Bolivia tendrá 1.000.000 de km2 técnicamente sin población y con un oficio distinto al incendio de la amazonía, el llenado de mercurio de los ríos o el sembrado de fábricas para producir droga. El turismo aparece como el instrumento de cohesión social que nos ayudará a recuperar la esperanza al valorar lo que tenemos y aceptando que sólo poniéndonos de acuerdo podremos salir de donde estamos.
Quienes trabajamos en el territorio, lo comprobamos todo el tiempo reconociendo la necesidad de hacer fuerza común con quienes creen lo mismo. Compartimos una sucesión de evidencias.
El Asambleísta Iván Quezada la semana pasada dijo en el Lanzamiento de la “Ruta Histórica y Turística Fundación de Santa Cruz de la Sierra”, que la iniciativa motivaba visitar San José de Chiquitos, su museo, el mirador, Santa Cruz la Vieja y todos sus atractivos, ruta ideal para llegar a Roboré, Chochís, Aguas Calientes, Santiago y la magia de las comunidades, como un impulso a la revitalización del turismo y la activación de los agentes económicos. Hace dos semanas se inauguró el Centro de Interpretación de la Cultura Tiwanacu, para que los guías turísticos ofrezcan desde él, información sobre el patrimonio arqueológico, histórico, cultural y natural de la región. El alcalde Flavio Merlo, los mallkus cantonales, con la presencia del Embajador de España, agradeció el apoyo del CEPAD, el Fondo Extremeño Local de Cooperación al Desarrollo (FELCODE), y a la Agencia Extremeña de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AEXCID), por la obra.
El 18 de octubre del 2021, Agustín Echalar en su columna semanal La Curva Recta, saliendo de la pandemia escribió un artículo rotundo, ¡Reactivar el turismo ya!: “Bolivia es un país con atractivos turísticos de primer orden, pero sigue siendo un destino extravagante, no podemos darnos el lujo de sentarnos sobre nuestros laureles, las decisiones tienen que ser, aunque analizadas, tomadas sin esperar al día siguiente.” La Mesa Ejecutiva de Turismo de La Paz (MET), el 27 de septiembre del año 2024, dijo que “impulsan el turismo como solución a la crisis ambiental, generador de divisas, y ante la devastación ambiental, la incertidumbre y la frustración, proponen el turismo sostenible y regenerativo como base de una nueva política económica, social y ambiental.” “Helen Canqui, gerente de la Cámara Hotelera de La Paz, destacó que en 2019 el turismo fue el cuarto mayor generador de divisas del país, superando a la soya y creando alrededor de 400 mil empleos. Además, resaltó que, por cada dólar invertido en el sector turístico, se obtienen 92 dólares de retorno, una cifra considerablemente superior a la de otros sectores como la minería (27 dólares), la agroindustria (9 dólares) y los hidrocarburos (4 dólares).” “Rolando Mendoza Patiño, de la MET, subrayó que, sin turismo, las comunidades indígenas no tendrían incentivos para proteger los bosques, agregando que la propuesta del sector es una alternativa a la destrucción del medioambiente.” El estudio de Barbery, Marco y Subirana (2021), indica que más del 80% del empleo generado por el Turismo es ocupado por mujeres en la región de la Chiquitana y Tiahuanacu, siendo así un potenciador de la autonomía económica de la mujer.
Similares situaciones están ocurriendo en los cafetales Don Peki en Pando; El Limal, en Emborozú Tarija; Itonama, en Magdalena, Beni; en las bodegas San Pedro, Don Goyo, Finca Florencia, el Jardín de las Lajas, Barbacana… En lugares como La Pascana Etsawa Teje, en Cobija, a orillas del Río Acre, Ecohotel Rumi Kipu en Toro Toro en Potosí, El Cadillar en San Lorenzo, Tarija, Pisatahua en Tumichucua, Riberalta, Las Cabañas de Max en Entre Ríos; ahí están las Ruta Raíces Chiquitanas en Concepción, Ruta Manos Chiquitanas en San Ignacio, Ruta SaboreArte en San José, Ruta Chochís Mágico, las pinturas rupestres en Roboré, Ruta de la Goma en Pando, Ruta del Ají y el Chocolate en Chuquisaca, más una seria de festivales anuales sostenibles en todo el país en una lista larguísima de emprendimientos que funcionan a pesar de las irracionalidades.
Los 343 municipios y la gente que vive en ellos, sostienen que el turismo es una oportunidad. Y como ya no hay que convencer a nadie, solo queda sumarnos al turbión que crece y que a veces el griterío destemplado nos distrae. La inversión económica ya está realizada, la consigna está construida, sigamos hasta romper la estupidez de quienes se niegan a abrirle las puertas al trabajo digno.
Bolivia CREE que es Turística y la neurociencia explica que “los mecanismos cerebrales que se activan, al imaginar, pueden superponerse con los de la percepción real. ¿Qué sucede en el cerebro al imaginar? Los científicos cognitivos plantean la hipótesis de que la capacidad de imaginar crea imágenes mentales y nuevas ideas.”
¿Qué hacemos con los bloqueos? ¡Ese es nuestro trabajo en el Bicentenario! Para eso, tenemos que vacunarnos de futuro, armarnos de firmeza, empezar a hablar fuerte y vestirnos de domingo, todos los días.