¿Quién lucha por los dos tercios?
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Si se realizara una encuesta flash en ciudades del eje sobre los dos tercios en las cámaras de la Asamblea Legislativa y su importancia para la democracia, seguramente el nivel de conocimiento y comprensión de ese mecanismo de equilibrio parlamentario sería escaso porque es un tema ajeno a las preocupaciones cotidianas de la gente y porque los interesados no explican qué son y qué significan.
Ante las cámaras de televisión y los micrófonos de los periodistas dirigentes de las fuerzas de la oposición expresan que la restitución de los dos tercios es “una cuestión crucial”, pero cuando se trata de “pelear” por su reposición en los hemiciclos parlamentarias, no pasan de tímidos intentos esperando algún ataque de benevolencia del masismo.
Ocurrió este lunes y martes, en la Cámara Baja y en el Senado, al inicio del tratamiento de la abrogación de la Ley 1386. El impulso político de las sendas conferencias de prensa les duró a los opositores hasta el pedido de cambio del orden del día en ambas cámaras, solicitudes que fueron rechazas sin mayor esfuerzo por la mayoría masista.
Hagamos un repaso de los cambios que se hicieron a las reglas de juego en octubre de 2020, a poco de que Eva Copa y Sergio Choque dejen de ser presidentes del Senado y Diputados, anticipando que su partido perdería la hegemonía absoluta en la Asamblea Legislativa, como finalmente ocurrió en las elecciones del año pasado.
Los diputados y senadores de las nuevas bancadas opositoras asumieron funciones a principios de noviembre y un año después no se conoce de una cruzada seria por la restitución de los dos tercios, salvo el oportunismo de estos días de querer que los sectores sociales y cívicos hagan el trabajo que no pudieron hacer los parlamentarios de oposición en todo este tiempo.
En octubre de 2020 se realizaron cambios en votaciones clave que antes requerían el voto de dos tercios de los legisladores presentes en Diputados y Senadores, y que ahora solo se necesita mayoría simple, proporción que la tiene holgadamente el masismo.
Se trata de temas “cruciales” como el ascenso a generales, designación de embajadores, entrega del Cóndor de los Andes, dispensación del trámite legislativo, conformación de comisiones especiales, impugnaciones legislativas, modificación del orden del día, extensión de las sesiones por razón de tiempo y materia, declaración de suficiente discusión y modificación del reglamento de cada cámara.
Haber eliminado los dos tercios en esos procedimientos dejó la vía expedita para que el rodillo parlamentario del MAS haya aprobado, por ejemplo, el ascenso de Johnny Aguilera y otros generales que sometieron la Policía al poder político o se haya abrogado la Ley 1386, pero manteniendo una exposición de motivos que responsabiliza a los sectores movilizados de hechos violentos en los últimos días, a través de la dispensación del trámite legislativo por simple mayoría.
Gracias a la Carta Magna de 2009, los dos tercios se mantienen para otros temas “cruciales” como la aprobación de juicios de responsabilidades, el juzgamiento de magistrados del Órgano Judicial, la elección del Fiscal General, del Defensor del Pueblo, del Procurador General y de vocales del Tribunal Supremo Electoral, la sanción a parlamentarios, la legislación sobre fronteras y autonomías, y la reforma parcial de la Constitución.
Como van las cosas, parece que mientras las oposiciones sigan sin explicar al conjunto de la sociedad qué realmente implica no tener los dos tercios en las cámaras legislativas y sigan delegando su responsabilidad a los movimientos sociales que emergen ante los abusos autoritarios del masismo, la bancada oficialista está más cerca de alcanzar los dos tercios de votos que requiere para reforzar su rodillo parlamentario con legisladores electos por Comunidad Ciudadana y Creemos, pero que se vendieron al MAS ni bien llegaron al Legislativo.