Preso hasta mitad de siglo
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Comenzó a asesinar hace 11 años. Le quitó la vida a su primo hermano que había cumplido 18 años y quería ser militar. En 2013 mató a Blanca Rubí, una universitaria de 20 años a la que primero violó. Los cuerpos de ambos jóvenes estaban enterrados en su casa de la zona San Martín de El Alto.
Por la violación y feminicidio de Blanca Rubí, en 2015 fue sentenciado a 30 años de prisión sin derecho a indulto. Gracias al exjuez Rafael Alcón y un consorcio mafioso de operadores de justicia, dejó ilegalmente la cárcel en diciembre de 2019 para cumplir detención domiciliaria.
Volvió a violar y asesinar. No se sabe con exactitud a cuántas mujeres agredió sexualmente. Lo que sí reconoció es haber asesinado en 2021 a Lucy e Iris, de 17 y 15 años. Cometidos los feminicidios, también enterró a sus víctimas, pero en el patio de su otra vivienda, en la zona Ballivián.
Fue descubierto por la División Trata y Tráfico de Personas de la Policía. El país se conmocionó por las monstruosidades que se iban develando. El 2 de marzo de este año Richard Choque Flores fue sentenciado por segunda vez a 30 años de cárcel sin derecho a indulto.
Deberá cumplir la máxima pena de presidio en la cárcel de alta seguridad de Chonchocoro, adonde fue enviado en 2015, aunque luego fue trasladado al penal de San Pedro de La Paz con artimañas judiciales para beneficiarse con la liberación en la Navidad de 2019.
Al no haber acumulación de penas en el país, abogados penalistas coinciden en señalar que la segunda condena dictaminada el 2 de marzo de 2022 absorbe a la primera y Choque Flores deberá permanecer en la altiplánica cárcel de Chonchocoro hasta marzo de 2052.
El feminicidio de Iris aún se encuentra en investigación. Si Choque Flores es sentenciado por tercera vez con la pena máxima, ésta absorberá a las dos anteriores, dicen los especialistas, y los 30 años de prisión se contabilizarán a partir del día en que se dicte la tercera condena judicial.
Meses más o meses menos, Choque Flores de 34 años deberá purgar sus penas hasta pasada la primera mitad de este siglo por cuatro crímenes que horrorizaron al país y mostraron cuán podrida está la justicia boliviana al liberar reos peligrosos con duras sentencias.
El exjuez Rafael Alcón, detenido preventivamente en la cárcel de San Pedro, se prepara para enfrentar un juicio penal por los delitos de prevaricato y consorcio ilegal de abogados, jueces y fiscales. Si es hallado culpable, deberá cumplir una condena de entre 5 a 10 años de prisión, según el artículo 173 del Código Penal.
No deja de ser irónico que el juez que liberó a Choque Flores, que violó y asesinó ni bien obtuvo la excarcelación, cumplirá una sentencia de hasta 10 años de prisión, es decir un tercio o incluso menos de la condena del violador y asesino serial.
Conocedor de los procedimientos judiciales y penitenciarios, seguramente Alcón intentará salir de la cárcel antes del término de la sentencia acreditando buena conducta, estudios en prisión o alguna grave enfermedad que le permita cambiar cárcel por casa.
Por lo visto, la justicia será dura nuevamente con Choque Flores y no tanto con Alcón. En lo que sí pueden coincidir es que ambos estarán en la cárcel pasados sus 60 años de vida. Choque Flores tiene en la actualidad 34 años y cumplirá 64 cuando en 2052 complete su condena.
Alcón tiene 60 años. Si es sentenciado a cinco años, como establece la pena mínima por el delito de prevaricato, cumpliría 65 años en la cárcel y podría quedarse hasta sus 70 si es condenado a diez años por haber liberado ilegalmente no solamente a Choque Flores, sino a otros violadores, feminicidas y un descuartizador.
Un dato paradójico es que Choque Flores terminará encarcelado alrededor de 37 años, siendo la pena máxima en el país 30 años sin derecho a indulto. Si el consorcio corrupto de Alcón no le beneficiaba con la detención domiciliaria, este 2022 habría completado siete años de presidio y podría recuperar sus libertad en 2045.
Jugó a la ruleta rusa y perdió. Podría estar encaminándose a cumplir el primer tercio de su sentencia pero Choque Flores es un hombre sanguinario, de mirada siniestra, que no se arrepiente de violar y asesinar, y no podía dejar de hacerlo al verse libre nuevamente. Ahora volvió a las frías celdas de Chonchocoro y deberá quedarse allí hasta la mitad del siglo 21.