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¡Y dale con aquello de que “el modelo cruceño está agotado”, “el modelo está agotado”! Algunos lo dicen porque en su fuero interno desean que fuera así, otros, porque no saben lo que dicen. Mucho cuidado, porque si tal aseveración fuera verdad, entonces… ¡sálvese quien pueda! Sinceramente digo que un “agotamiento” del modelo cruceño llevaría a una crisis, no solo en Santa Cruz, sino en Bolivia, porque Bolivia no se explica sin Santa Cruz.
Cuánto daño se hace al país, cuando desde la esfera política machaconamente no se cansan de criticar sin proponer alternativas valederas al exitoso modelo de desarrollo cruceño que, con todas las imperfecciones que le puedan endilgar, ha demostrado que funciona, le duela a quien le duela, y, para tristeza de algunos… ¡goza de buena salud!
Economía y política, se influyen mutuamente. Las decisiones políticas pueden ayudar a levantar o complicar la economía de los ciudadanos -de Ud., que lee esta columna- por lo que se debe tener cuidado de hacer aseveraciones temerarias, como que “el modelo está agotado”, cuando, hablando bien y claro, es lo único que funciona en el país, para beneficio de todos, pese a los innumerables obstáculos que debe sortear en su camino.
Ayer nomás me enteré que un gran político y estadista boliviano, como fue el Dr. Víctor Paz Estenssoro, en el contexto de la “Marcha hacia el Oriente” que promovió en los años 50 con la idea de sacar al país del enclave minero que favoreció a unos pocos y mantuvo en la pobreza a millones, había afirmado que no tenía duda que Santa Cruz llegaría a ser el sostén económico y alimenticio del país. El tiempo le dio la razón ¡gracias a Dios!
No por nada Santa Cruz, en tan solo 70 años, contra viento y marea, a partir de su integración caminera al interior del país, y por vía ferroviaria al Brasil y Argentina, pasó de ser una aldea marginada del quehacer nacional, a convertirse en el departamento más poblado del país, líder en casi todos los indicadores económicos y sociales, además, bastión económico de Bolivia, de ahí que, si le va mal a Santa Cruz, peor le irá a Bolivia.
Lamentablemente, hay gente con un océano de conocimiento pero pocos centímetros de profundidad que pasan por alto, como si se trata de algo trivial, los valores fundamentales que sustentan el modelo de desarrollo cruceño, como son la libertad, la iniciativa privada, el cooperativismo, el libre mercado y la integración al mundo, que movilizan en una mezcla virtuosa cinco factores productivos como son los recursos naturales, humanos, financieros, tecnológicos y -un tema no menor- la institucionalidad, a la que atacan inmisericordemente, situándose por encima del bien y el mal, cuando sabemos que toda obra humana es perfectible, pero, de ahí a decir que el modelo está agotado… ¡caramba!
Claro que hay un nexo entre política y economía, ya me referí a lo primero, ahora voy a lo segundo. Si a la economía del país le va mal ¡pobrecitos, la sociedad les pasará factura! Habría que aprender que, si hay algo para destacar del exitoso modelo de desarrollo cruceño, es su capacidad de dar respuestas -no discursos- a las expectativas de la gente.
La incesante migración interna desde los años 50 hacia Santa Cruz, de muchísima gente pobre, entonces, y de mucha gente pudiente, hoy, llevó a un gran economista, historiador y amigo, además, el Lic. Carlos Hugo Barbery Alpire, al presentar nuestro libro Modelo de Desarrollo Cruceño: Factores y valores que explican su éxito producido por el Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE) y la emblemática Sociedad de Estudios Geográficos e Históricos de Santa Cruz (SEGH-SC), a acuñar este pensamiento: “Nadie va a donde no hay esperanza y nadie se queda donde no lo tratan bien”.
Tal aseveración está bien respaldada por un documental del 2010, titulado Historias de migrantes bolivianos exitosos en la agricultura cruceña, producido por el IBCE y PNUD, donde se mostraba y demostraba, por boca de los propios migrantes de todos los rincones del país, que Santa Cruz era una tierra de oportunidades, una suerte de “tierra prometida” donde los diversos llegan a hacer realidad su sueño de progreso, educación de sus hijos para salir de la pobreza, acceso a mejores condiciones de salud, asimilación a la sociedad cruceña, en suma, a ser parte del exitoso modelo de desarrollo cruceño. Es por esto que quienes llegan no se van y son agradecidos a esta tierra bendita de Dios.
Santa Cruz es mucho más que economía, es más que producción. Santa Cruz es mucho más que sustitución de importaciones, es más que exportación. Santa Cruz es mucho más que un gran mercado de consumo; es muchísimo más que todo eso. Santa Cruz tiene un alma instituyente y un espíritu emprendedor.
Santa Cruz, cree en Dios y no se rinde ante la crisis ni las limitaciones y situaciones adversas a enfrentar, porque la necesidad de vencerlas le ha enseñado a convertirlas en oportunidad.
Por tanto, basta de decir que “el modelo cruceño está agotado”, porque, de ser así… ¡Ay de ti, Bolivia!