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Durante las últimas semanas se ha escuchado noticias respecto a que el yuan -la unidad básica del renminbi chino- podría sustituir al dólar estadounidense como principal divisa de intercambio comercial y activo de reserva en el mundo. Varias expresiones de gobernantes han surgido, también, en igual sentido. Sin embargo, la evidencia real y fáctica es que el dólar goza aún de primacía, pese a que diferentes países están realizando esfuerzos en esa dirección, Rusia, p. ej., para aminorar el efecto del bloqueo financiero impuesto por Occidente luego de su invasión a Ucrania; Brasil, con su nuevo presidente, por razones ideológicas y, Argentina, que avanza empujada por su angustiante estado económico-financiero.
Bolivia no ha quedado al margen de tal discusión, de hecho, el primer mandatario, en una reciente Cumbre del Mercosur y Estados Asociados, instó a apostar más por el yuan y una mayor relación económica con el país asiático para que “poco a poco vayamos dejando el dólar norteamericano para basarnos en el yuan chino, pero también fortalecer nuestras propias monedas, hacer transacciones en nuestras propias monedas” (Arce a Mercosur: “Planteamos ir dejando el dólar norteamericano”, EL DEBER, 5.07.2023). Pero ¿cuán viable resulta esto?
Ciertamente, nada está escrito en piedra en el comercio internacional, no es imposible, hay países que lo están haciendo, de ahí que una muestra de la viabilidad de esta expresión de buen deseo debería ser, empezar por financiar la compra de productos chinos con yuanes, tema no menor siendo que la China es el primer proveedor externo de Bolivia con casi 4.500 bienes importados anualmente, lo que en 2022 significó al país una erogación de más de 2.500 millones de dólares: de ese tamaño es el reto para tal iniciativa.
La gran pregunta es: ¿Quién estará dispuesto a aceptar la moneda boliviana para comprar yuanes y pagar a los exportadores de la China a una razón de 7 millones de dólares por día, los 365 días del año?
Desde hace muchos años ya, China se ha convertido -de lejos- en el primer proveedor de mercancías para Bolivia, seguido en el ranking por Brasil, Argentina, Chile y Estados Unidos de América.
China, que significa hoy casi el 20% de las compras externas del país, ha ido imponiendo de forma creciente su presencia en el mercado interno con una fuerte oferta de vehículos, neumáticos, insumos agrícolas, maquinarias, motocicletas, químicos y productos de hierro, cada uno de ellos por más de 30 millones de dólares, individualmente.
La disminución de la oferta de dólares en el sistema financiero que se ha dado en el país desde marzo ha llevado a poner esta posibilidad sobre la mesa que, se dice, podría disminuir el costo de transacción para el comercio de importación, con un ahorro del 10% o más frente al dólar que se ha tornado caro. Se dice, también, que lo ideal, para que funcione esta posibilidad, sería que las ventas bolivianas a China sean de similar portento, sin embargo, esto no es así, por lo que habrá que hacer un gran esfuerzo para cerrar el déficit de 1.700 millones de dólares que dejó el comercio bilateral en 2022, siendo que Bolivia vendió a dicho país menos de 70 productos por casi 800 millones de dólares, de los que 103 millones fueron atribuibles a la carne bovina, por cierto, un gran ejemplo de trabajo público-privado que por el bien del país debería replicarse rápidamente con otros productos.
El sector productivo privado boliviano depende altamente de la importación de insumos, combustibles, bienes de capital y equipos de transporte, así como también de los servicios internacionales que contrata en el exterior el sector exportador, por ejemplo, en lo que hace al transporte, seguros, puertos, pago de comisiones, forwarders, etc., para lo cual se utiliza dólares estadounidenses.
Si bien Bolivia depende casi en un 20% de su abastecimiento de la China, para el 80% restante deberá seguir usando dólares, p. ej., con Brasil (2.000 millones de dólares); Argentina (1.600 millones), Chile (1.400 millones), EEUU (1.100 millones) y varios miles de millones más con Europa, Japón y otros; entonces, se trata de un asunto de interés del sector importador, como del productivo, comercial y exportador.
Volviendo a la posibilidad de optar por el yuan en vez del dólar, como muchos quisieran, hay total coincidencia entre los expertos que eso nunca va a significar el dejar totalmente de lado al dólar, por lo menos, mientras EEUU siga siendo una potencia mundial.
Si bien el desplazamiento del dólar como principal divisa de intercambio y reserva de valor ha sido pronosticado desde hace muchos años ya, a consecuencia del avance chino en su potenciamiento económico gracias a su penetración comercial a nivel mundial, el predominio del dólar continuará por mucho tiempo: Podrá perder terreno en los países ideológicamente alineados con el sistema socialista/comunista, pero, siempre habrá quienes confíen en una economía de mercado, como la estadounidense, donde la Reserva Federal es independiente.