Escucha la noticia
Una edición especial por los aires de ligera esperanza que atravesamos como país, en la cual hoy escribo con el corazón lleno de sosciego y alegría por algo que no puedo encerrar en palabras pero que a leguas mi colega de Colombia lo sintió hace unos días al entrevistarme para escribir sobre mi, en el blog corporativo de una empresa internacional de la cual somos parte.
Ella me comentó que no había escuchado antes de Santa Cruz de la Sierra, que no tenía en cuenta de que había una zona oriental dentro de Bolivia, y que yo le expliqué tan bien “la realidad” del país a nivel cultural y que teníamos en común la diversidad de acentos, creencias, tradiciones, etc. razón por la cual elegí llevar mi bandera cruceña en un evento internacional del cual participé.
Y es allí donde el sentimiento de ser cruceño se fortalece: es un orgullo tan fuerte, que me permite llevar el nombre de mi ciudad a oídos y ojos que jamás se habían tomado el tiempo o el gusto de conocernos. Saber un poquingo de nuestra identidad.
Otra anécdota trabajando con equipos multidisciplinarios es que nuestra hospitalidad y carisma hacen muy llevadera la forma en la que manejo mi dinámica laboral, además de la apertura a conocer e identificar diferentes formas de comunicación con talentos de otras partes del país y fuera de él.
Destaco también compartir el guaraní, el gusto por la yuca o mandioca y el paso de Tupá y Tupi (leyenda de los lapachos o tajibos) que tenemos en común con países fronterizos. Es un sentimiento muy abrazador de almas cuando te entendés mejor con ellos, cuando compartís el gusto por un cuñapé o por un mbejú, o cuando sabés que el invierno con flores puede ser una conciliación tan especial al no poder jugar con la nieve.
El cruceño al traspasar fronteras sabe que tiene la misión de contar historias apegadas al “decite voj” y añorar regresar a su tierra porque aunque no nació con costanera, playas, etc. Tiene algo que solo su hogar le puede hacer sentir pero por diferentes razones ha tenido que migrar a diferentes lugares del mundo llevando su idea o su negocio a rincones donde ahora están cumpliendo sus sueños, su metas, y por supuesto, lo oí por ahí hace poco en una entrevista de streaming: “la idea es regresar a Santa Cruz”.
Este mes de septiembre abrazo y agradezco a Dios por cada talento cruceño que hoy está traspasando fronteras en el rubro o disciplina que les apasiona: deporte, finanzas, marketing, data, software, etc. (la lista es larga de marcas cruceñas de exportación) y aunque no pueda mencionarlos, los invitaría a que nunca sienta pena de flamear la verde, blanco y verde o de hablar de nosotros. Que nadie nos quite la identidad propia y orgullo por nuestras raices.
Agradezco también a todos los bolivianos que al leer este artículo empatizan con el sentir “camba” respetandonos y sumarse a nuestros festejos por el cariño que nos tienen como nosotros a todos. Y termino citando a un cruceño periodista que admiro tanto, Carlos Valverde Bravo: “Santa Cruz es patria, Bolivia mi país” frase que comparto sin remordimientos, y dedico mucho cariño a mi bella tierra, que a pesar de todo lo que hemos pasado, estamos pasando y se nos viene, llegan aires de esperanza o una luz en el túnel para mejores días.
Que flamee la verde, blanco y verde hoy y siempre.