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Si se tuviera que reclutar a una mamá, el requerimiento sería más o menos así:
- Buscamos a alguien que tenga conocimientos básicos en todos los ámbitos de la vida (finanzas, cocina, reparaciones varias de casa, inteligencia emocional etc.)
- Disponibilidad 24/7
- Predisposición de atender emergencias varias.
- Alta capacidad de resolución de conflictos, amor, paciencia y comunicación.
- Habilidad de enseñar o responder a incógnitas de la vida.
- Consentimiento de que no recibirá sueldo monetario por este rol.
- Disponibilidad de trabajar presencialmente y si viaja sería online.
Y es que cuando vi un video en Tik Tok haciendo alusión a este mensaje, me quedé unos minutos reflexionando de que incluso, no representa en su totalidad de todo lo que mi mamá ha hecho por mí.
Hoy enfocándome en las mujeres que son mamás, quiero resaltar el gran poder e influencia que tienen en sus hijos. El trabajo que cada mamá hace día a día sin recibir un sueldo, en realidad lo reciben de muchas maneras, o lo que en Gestión de talento llamamos “salario emocional” o “salarios no monetarios” que aplicado en la vida de las mamás esto será plasmado de manera única y distinta según varios factores, por lo cual no voy a citar ejemplos, sin embargo, la recompensa o resultado de todo ese arduo esfuerzo, no solo lo ven en sus hijos, sino en ellas mismas:
Mujeres que han logrado quitar el estereotipo de que solo los papás van a trabajar. Hoy las mamás también trabajan, asisten a una oficina o hacen su función remotamente para recibir remuneración económica y aportar a la familia.
Mujeres que han logrado “ablandar” procesos, paradigmas, normas que estaban siendo machistas o poco humanas en ámbitos empresariales: Mujeres siendo mamás como líderes y propietarias de grandes marcas, proyectos y negocios.
Mujeres que saben levantarse frente a escenarios de abandono, exclusión familiar, bullying u otros obstáculos por el hecho de ser mamás a temprana edad, sin reconocimiento de paternidad, etc. Hoy trabajan y estudian, buscan maneras de no detenerse.
Mujeres que al ser mamás hacen de papá también, es realmente admirable cómo deben sobrellevar solas las distintas preocupaciones o responsabilidades, pero también las alegrías.
Cada colega mamá que conocí, me ha transmitido un halo distinto que quizá entre quienes aún no somos mamás se siente más acogedor, más tierno e inclusive más protector.
Cada compañera de universidad/cursos que conocí, me ha enseñado la capacidad de organización y la importancia de la fe como fuente de energía para lograr lo que se propongan sin importar la edad ni otros aspectos. Que no hay excusas si quieres aprender y que las metas profesionales no se empañan siendo madre.
Y mi mamá, quien ha hecho de mi persona una mujer con valores y principios no negociables, quien me ha dejado ser yo misma para decidir mi rumbo profesional, quien está ahí para apoyarme en el camino de cumplir mis sueños: me abraza y sana cuando toca afrontar caídas o fracasos; reza por mí, para que todo salga bien. De ella, puedo decir que mis logros son también sus logros y que la comunicación entre distintas generaciones es posible: hablar de las cosas sin tabús o miedos, es una receta infalible para una buena relación de madre e hijos.
No hay fórmulas para ser una mamá: hay factores de familia, estatus, edad, sociedad, culturas, etc. que van a influir en la crianza de los hijos. Es un acto de coraje y que se va aprendiendo en el camino con duración eterna.
Ser madre un rol no negociable y mis felicitaciones a todas las mujeres que asumen esa gran responsabilidad, ¡mi admiración para todas!