Una aproximación criminológica del sicópata

Las causas de las conductas delincuenciales en nuestra sociedad criminal dividen criterios entre los especialistas del derecho, policías, peritos y medios de comunicación, existiendo diferentes razonamientos que consideran que las circunstancias delincuenciales están en el entorno en que se desarrolla el individuo y aquellos que sostienen que los sujetos criminales nacen con algunas taras genéticas. Es decir ¿Nacen delincuentes o nuestra sociedad los hace? Para ello es importante comprender qué motivó a un delincuente; por qué un sujeto, que aparenta tener una tranquila personalidad, repentinamente se puede transformar en un delincuente de alta peligrosidad.

Si hablamos de delincuencia es más probable que se hagan y no que nazcan. Para hablar de algo genético, hablaríamos de problemas aun más graves como los esquizofrénicos o los sicópatas, ya ellos son más complejos. En los que influyen condición genética o factores de la química cerebral. Ahora bien, la conducta violenta del sicópata tiene una serie de características típicas como consecuencia de sus rasgos de personalidad. Algunas de las características del comportamiento violento del individuo sicópata son las siguientes:

1) Generalmente tiene un carácter depredador. Para el sicópata violento, sus víctimas son meras presas a su alcance, útiles para lograr su satisfacción. Sus víctimas no son personas, sino que las rebaja a la categoría de objeto (cosificación) y sus sentimientos no tienen importancia alguna para este individuo. Esto puede verse con clara evidencia en los casos más extremos de violencia sicopática: el homicidio y la agresión sexual en serie. 2) En la mayoría de las ocasiones es irracional, desproporcionado e inesperado. El comportamiento violento del sicópata puede surgir de forma súbita, sin tener un propósito real o como respuesta a una situación concreta que le incomode. 3) Es extremadamente cruel y despiadado.

En numerosas ocasiones ejecutan los más crueles crímenes con una escalofriante tranquilidad, careciendo de las emociones que se presentan en la violencia ejercida por el resto de las personas. 4) Es indiscriminado, pues cualquier persona puede ser el blanco de estos individuos, sin importarles en absoluto cualquier circunstancia de la víctima que pueda suponer indefensión.

Se manifiesta de múltiples formas e intensidades. La violencia que ejerce el individuo sicópata tiene una muy variada forma de expresión, pudiendo pasar desde una sutil humillación sicológica hasta el asesinato más sádico que podemos imaginar. Ahora bien, la conformación de los desajustados rasgos de personalidad que constituyen el trastorno sicopático de personalidad predisponen al individuo que lo padece al enfrentamiento con el ordenamiento jurídico y la normativa social, debido a su tendencia a la consecución de sus propios intereses despreciando los derechos y libertades de los demás.

Las consecuencias jurídico-sociales de un error en la detección de este tipo de personalidad hacen necesario que se conozcan bien sus rasgos más importantes, así como contar con herramientas fáciles para su reconocimiento y elaborar técnicas adecuadas que controlen la situación de interacción con este tipo de individuos.