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Las sonadas liberaciones y nulidades de los procesos penales contra los presos políticos del Masismo han desencadenado una serie de interesantes reacciones las que desde lo jurídico – político, conviene analizarlas. Para empezar, me acordé de aquello de ZAFFARONI cuando escribió: “El Derecho Penal se aplica a los pobres y a los gobiernos, cuando dejan el poder», mutatis mutandis. Se asustarían algunos educaditos si les transcribo una deliciosa frase del penalista mexicano Alfonso ZÁRATE, sobre el Derecho Penal de las 3P.
Y es qué desde lo político, es indudable que ese flamante escenario que muchos harto optimistas para mi gusto -ojalá fuera así de fácil- hasta ya proclaman el retorno del estado sujeto al imperio del Derecho y una saludable independencia judicial; habría sido imposible de suscitarse de no mediar el 17A y su resultado: goleada de parte de los equipos de “la derecha” contra los muchachos de “la izquierda”; aunque falta todavía la final, la conformación de los equipos ya está decidida (ALP).
Desde lo jurídico y a la vista de esa cascada de liberaciones, nulidades y posibles revisiones; los ex persecutores atinan ahora a reclamar por las víctimas de esos hechos catalogados como criminales, anunciando que estarían quedando en la más despreciable impunidad. Tienen mucho de razón, pues esos hechos en su mayor parte luctuosos para familias bolivianas (muertos y heridos) no pueden quedar en ese deplorable estado, es decir, sin castigo.
No obstante; cabe en ese sentido hacer una elemental distinción desde el Derecho. Esas liberaciones, nulidades y revisiones en curso -me refiero a las más sonadas y algunas vinculadas- no significan la declaratoria de inocencia de nadie. Se trata simple y llanamente del cese de sus medidas cautelares que son accesorias por naturaleza jurídica, por haber vencido todos sus plazos máximos aplicables. En el caso de las nulidades procesales por vulneración del Juez natural y su re envío “A fs. cero” (es decir, a la carátula del proceso), implica que el mismo debe empezar de nuevo o mejor re encausarse; esta vez ante su Juez natural, que era lo correcto y elemental. Lo que en buen romance significa que por muchas liberaciones producidas (cuestión accesoria), lo principal debe continuar hasta dar con la verdad real o histórica o aunque sea la procesal. No implica impunidad per se, por tanto.
Lo que me lleva al tema de las víctimas de esos luctuosos hechos. Por supuesto que la administración de justicia boliviana no puede dejarlas en el desamparo y peor favorecer a la impunidad por esos muertos y heridos, que eran y son de carne y hueso y no simples NUREJ´s.
Pero un cachito: ¿Quiénes son además de quienes los mataron e hirieron, sus nuevos verdugos que las vinieron revictimizaron desde el mismo momento del inicio de sus procesos? ¿Acaso quienes tenían la obligación de otorgarles tutela judicial efectiva (debe producir sus efectos previstos) y oportuna (en lapso razonable) no son sus otros verdugos? Es decir, aquellos quienes se aprovecharon de su dolor, las usaron con fines partidarios, revanchistas o alguna similar postura malaleche.
Acuérdense por ejemplo de las víctimas del caso 24 de mayo. Evidente es que hubo campesinos que fueron flagelados en la bellísima Plaza 25 de mayo aquí en la CAPITAL. Pero, sus flageladores jamás fueron juzgados e incluso, aquí todos sabíamos donde trabajaban como “premio” viendo de palco el INdebido proceso desarrajado por más de una década contra quienes NO les habían flagelado (el Comité Interinstitucional), como una suerte -como algún impresentable hasta lo confesó- de “empate” por la Masacre de la Calancha. Pues al final del día, ese INdebido proceso se derrumbó y, las víctimas que fueron usadas como objetos exhibiéndoles y llevándoles en marcha de un lado a otro, quedaron completamente burladas en sus legítimas pretensiones. Es decir, fueron re victimizadas por sus supuestos defensores, incluyendo los juristas del horror que estuvieron a cargo -indignamente prostituidos- de sus procesos.
Y así como está el estado del arte de los otros procesos que algunos en ejercicio de deleznable hipocresía ahora aprovechan para reclamr, parece muy probable que también ocurra lo mismo; pues quienes han pervertido esos INdebidos procesos impulsando, tramitando o imponiendo jueces no naturales o convirtiendo la medida cautelar en pena anticipada; son los nuevos verdugos de esas reales víctimas. Otra vez al final del día, perversamente les revictimizaron por sus intereses partidarios, sectarios, de venganza o algo mucho peor. Es que: “EL ÚLTIMO GRADO DE PERVERSIDAD, ES HACER SERVIR LAS LEYES PARA LA INJUSTICIA”. Lo sentenció el Gran VOLTAIRE.