Erika Brockmann: “La polarización es un vaciamiento del centro democrático”
En un nuevo episodio del espacio digital “De Frente con Oscar Ortiz”, Erika Brockmann analizó las causas de la polarización política a nivel internacional, el auge del populismo y la utilización de la confrontación y la división social como instrumentos para la consolidación de bases de apoyo.
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Brockmann es psicóloga con posgrado en género y desarrollo; tiene una maestría en ciencias políticas y diplomado en educación superior. Ha sido senadora de la república y es consultora en temas de democracia para diversas organizaciones internacionales.
“La polarización es un vaciamiento del centro democrático, que va dividiendo la sociedad en dos polos, tanto en términos de visión de país como de autopercepción étnica, económica y hasta religiosa”, precisó.
La analista señaló que esta situación nace de “la decepción que se ha inoculado respecto a la democracia liberal y a la capacidad desbordada de las instituciones, frente a la protesta social y al fenómeno de la nueva comunicación”, advirtiendo que “la polarización puede despedazar las instituciones democráticas y llevar a cruzar la línea roja respecto a los límites que impone la ley”.
“En nuestro país la polarización ha sido promovida por la acumulación de varios años de discursos maximalistas, de todo o nada”, dijo, apuntando también al marketing político que impulsa “voces estridentes para ganar votos”.
Brockmann opinó que esto ha llevado a “posiciones dogmáticas, donde quienes hablamos de buscar consensos encontramos una gran dificultad para sortear la brecha. Hay un olvido del debate y la misma prensa visibiliza los espacios de confrontación, no los de diálogo y concertación”.
“El populismo gana terreno porque la democracia formal, representativa, ha sido interpelada. En este escenario aparece una persona que se convierte en el mesías, el canalizador de las demandas, mientras que las propuestas racionales no generan noticias”, indicó.
La analista reivindicó como alternativa “un pacto social para cerrar heridas históricas: la brecha regional con un pacto fiscal, la brecha étnico-cultural que no se puede negar, y el eje de la pobreza y de lo productivo”.
Erika Brockmann cuestionó “la instrumentalización del indígena y la exacerbación de identidades irreductibles”, agregando que “el sujeto indígena-originario-campesino hoy día ha mutado y tiene aspiraciones modernas de desarrollo”.
En el cierre, Oscar Ortiz alertó sobre el “aprovechamiento del populismo” en la promoción de la división, recordando que “los pueblos necesitan para avanzar un piso común” en materia de democracia, libertades y apoyo al emprendimiento. Acotó que mientras eso no se logre “seguiremos entrampados en una forma perversa de hacer política”.