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Antonio Saravia: “Nuestras élites deben jugarse por un cambio cultural liberal o promercado”

Antonio Saravia habló sobre los desafíos para el desarrollo en Bolivia, el diagnóstico sobre el estado actual de la economía y el análisis de las victorias de opciones estatistas y socialistas en países latinoamericanos.

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Saravia es profesor y dirige el Centro de Estudios para la Economía y la Libertad en Mercer University. Tiene un doctorado en economía por la Arizona State University, es máster en economía y políticas sociales por Georgetown University y licenciado en economía por la Universidad Católica Boliviana. Ha publicado artículos académicos en revistas de alto prestigio, es orador frecuente en universidades y comentarista en importantes medios de comunicación como CNN, Fox News y Univisión, y es columnista de los principales periódicos bolivianos.

Saravia contó cómo, a lo largo de su formación académica, se fue dando la “afinidad con las ideas liberales, la economía institucional. Entender las reglas de juego dentro de una sociedad lleva inevitablemente al mundo liberal, porque las reglas que dan buenos resultados son las que dan libertad a los individuos”.

“No puedo comenzar el día sin leer los periódicos bolivianos. Estoy muy conectado con el mundo económico y de las políticas públicas. Cuando terminé el doctorado mi idea era ser un ratón de biblioteca, escribir papers. Pero hace 10 años, haciendo una consultoría salí por primera vez fuera del mundo académico, al mundo privado. Fue un shock conocer cómo se manejan los negocios en el mundo real. Le tengo un respeto enorme al sector privado a partir de esa experiencia. Su capacidad para ganar plata y mejorarle la vida a los demás. Porque si no le mejoro la vida a los demás no gano plata”, señaló.

El economista dijo que desde entonces su carrera “cambió un poco, me empezó a interesar el comunicar ideas. El Centro de Economía para la Libertad no es sólo académico, es también mediático. Hay una relación de ida y vuelta con los empresarios. Los académicos tenemos mucho que aportar al mundo privado, generando ideas con poder de acción, pero también nos interesa conocer la visión de la iniciativa privada. Es una retroalimentación importantísima”.

Ya entrando en el diagnóstico de la economía boliviana, indicó que “tiene muchos problemas. Por algo somos el país más pobre de Sudamérica. En América Latina sólo estamos encima de Nicaragua, Honduras, Haití y Cuba. Paraguay ya nos dejó lejos”.

“Hay que dividir los problemas en dos espacios: los urgentes, de corto plazo; y los de mediano plazo, las reformas estructurales. En el corto plazo, preocupa que el rumbo petrolero-gasífero se haya acabado, la renta ha llegado a su límite más bajo y no hay un Plan B. Otro gran problema de corto plazo son las reservas internacionales. Hemos llegado por debajo de 1.700 millones de dólares en cash y el 2022 tenemos que pagar bonos por 1.500 millones de dólares. El tipo de cambio fijo ha sido el ancla macroeconómica que ha permitido no llegar a ser Venezuela o Argentina, pero con reservas muy chicas habrá mucha presión”, remarcó.

Saravia dijo que en el mediano o largo plazo lo importante es “la institucionalidad, porque las reglas de juego no generan incentivos adecuados para dar el salto cualitativo. Dependemos mucho del Estado, que es grande en tamaño y en influencia, y que empuja al sector privado hacia la economía informal, con sus controles, regulaciones y burocracia. Eso impide desarrollar un entramado productivo que pueda reemplazar a la renta petrolera”.

El experto subrayó el aspecto cultural para dar el salto cualitativo: “Nuestras élites no se han jugado por cambiar esta mentalidad y sostener una idea liberal, promercado, en el largo plazo”. Puso el ejemplo de la Universidad Francisco Marroquín, donde “el empresariado guatemalteco se juega por una idea, le pone plata y genera un cambio cultural en las nuevas generaciones”.

“En Bolivia, en estos primeros veinte años del siglo hemos avanzado muy poco. Ha habido un enfofamiento, nos ha llegado mucha renta por el boom de las materias primas, una lluvia de plata como nunca la tuvimos en el país. Pero en lugar de hacernos más fuertes, de desarrollar músculo, nos generó un engordamiento falso, un enfofamiento vacío. Llegaba plata y hacíamos una carretera, un museo, un estadio de fútbol. Hay un paper de Rómulo Chumacero, donde muestra que el crecimiento de 5% en la bonanza podría haber sido entre 2 y 4 puntos más si no fuera por las políticas de enfofamiento. Nos farreamos una oportunidad de oro para cambiar las estructuras de fondo”, señaló.

Saravia cuestionó el marcado estatismo en el país desde la revolución del 52: “El Estado es la punta de lanza que mueve las líneas maestras del desarrollo. El gobierno siempre nos dice lo que tenemos que hacer, cuando un administrador responsable tendría que decir: yo no sé lo que vamos a hacer porque soy político, lo que tengo que hacer es darle la seguridad de que si usted produce no le voy a quitar su plata en impuestos excesivos, no lo voy a regular ni le voy a decir dónde vender. En vez de decir cuál es la nueva gallina de los huevos de oro, los planes de desarrollo deben proveernos de seguridad jurídica y bajar las regulaciones”.

Finalmente, opinó que este problema no sólo se da en América Latina, señalando que “en Estados Unidos, el 40% de los estudiantes universitarios piensan que el socialismo es un buen modelo, contra un 20% en el resto de la sociedad”. Sobre el caso de Chile, consideró que Gabriel Boric “no tendrá piedra libre para poner a un comunista de ministro de hacienda”, dado el nivel de institucionalidad en el vecino país.


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