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Gonzalo Chávez: “En Bolivia hay un poderoso capital social, que debemos volcar a la productividad”

Gonzalo Chávez habló sobre la confianza como clave para la prosperidad y el desarrollo, la importancia del capital social y las vías para generar confianza en la sociedad y en la nación.

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Chávez es economista, formado en la Pontificia Universidad Católica de Rio de Janeiro, con estudios doctorales en la Universidad de Manchester, maestría en administración pública en la Universidad de Harvard y maestría en política económica en la Universidad de Columbia en Nueva York. Actualmente, es director de la Escuela de la Producción y la Competitividad de la Universidad Católica Boliviana “San Pablo”.

“Hay diagnósticos de temas económicos, sociales e institucionales, de por qué hay desarrollo. Pero hay también un intangible que tiene que ver con las narrativas que nos hacemos sobre cómo vivir en sociedad o cómo hacer economía. Son conceptos no vinculados a algo medible, que tienen que ver con reputación, credibilidad, confianza, respeto a las reglas de juego. Lo importante es que en las sociedades haya certidumbre en las reglas de juego e incertidumbre en el resultado. Esta parte psicosocial permite que las narrativas junten a las personas en capital social, político y económico”, señaló.

El economista puso como ejemplo a la bolsa de valores, donde “a puro grito se transan millones de dólares, con un signo. Los negocios se cierran con un apretón de manos. La confianza es sumamente importante entre actores sociales, pero también para la relación entre Estado y sociedad. Tiene que haber credibilidad de la política monetaria y fiscal. Yuval Harari dice que las sociedades avanzan a través de narrativas, donde mucha gente cree en eso. La moneda es una narrativa. Esto es complejo en sociedades como la boliviana, la latinoamericana”.

“Douglass North y otros autores de la línea institucionalista descubrieron que la economía, además de tener capital físico y capital financiero, tiene también un capital social, una articulación entre personas, entre actores económicos, que es un activo muy valioso. El capital social es donde circula la confianza”, remarcó.

Chávez dijo que en Bolivia la base del microcrédito es “la pertenencia a una organización social, del barrio o del gremio, que da una reputación y lazos con la comunidad. Es el tipo de confianza que vemos en la economía informal, donde no hay un papel. En Bolivia, la construcción del capital social, de confianza, se da de diferentes maneras, no solamente de una manera tradicional. Un estudio de Fernanda Wanderley muestra cómo los carpinteros de El Alto tienen un capital social muy fuerte. Vienen de las mismas poblaciones del interior, se casan entre sus familias, juegan fútbol los domingos y son muy unidos para sus reivindicaciones, en su capacidad para defenderse frente al Estado”.

Sin embargo, el experto acotó que “cuando el municipio decidió comprar 20.000 pupitres, los carpinteros no supieron unirse para lograr el contrato, que implicaba hacer muchas cosas juntos en temas de productividad y competitividad”.

“En Bolivia hay un poderoso capital social en los movimientos indígenas, de los barrios, en los movimientos cívicos, que se organizan para la defensa contra el Estado o para capturar rentas, pero no para aumentar la productividad. Ese es el gran desafío: que la energía social que circula en nuestras calles con las protestas se vuelque a la mejora de la producción y de los circuitos comerciales. Son fragmentos, islas de confianza, pero no tenemos una amalgama colectiva como país. Las sociedades que logran alcanzar mayores niveles de desarrollo construyen puentes entre los diversos tipos de capital social, superan la fragmentación de la confianza”, indicó.

Chávez también opinó que en el país hay “una ruptura del contrato social, no solamente en el tema político”, y que debe desmitificarse la idea de pactar, de crear condiciones. “Hay que avanzar con cosas mínimas, no esperemos el gran pacto nacional por el desarrollo, pero los políticos y los líderes sociales deben aprender a convivir. Estamos impregnados de una lógica de confrontación”, subrayó, reiterando la necesidad de promover “la confianza, que son las ecuaciones del alma”.


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