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“Siempre se consideró que la revolución nacional terminó en 1964, pero un análisis detallado muestra que las dictaduras militares, la reconstrucción democrática y el MAS han sido expresiones de las contradicciones internas en un mismo proceso. Eso cambia la perspectiva de manera radical. En el ’52, lo que hace el MNR es recopilar las demandas que se habían formulado desde mucho antes desde la sociedad organizada. Ejecuta algo que la historia había planteado. El indigenismo del MAS es la última expresión de esas contradicciones”, señaló.
Abruzzese dijo que el proyecto de Estado del MNR fue “la alianza de clases, con reformas que sacaron a Bolivia del siglo XVIII y la pusieron en el siglo XX. Bolivia se instituye en un país capitalista dependiente, inscrito en la modernidad”.
“La medida más crucial que se discutía era ‘el problema del indio’, el MNR con el voto universal lo ciudadaniza. El siguiente paso era la inclusión y el MNR hace un intento formal, con las milicias obrero-campesinas y uno que otro diputado. La ecuación era clase-raza. Las clases eran las encargadas de ejecutar la historia a través del Estado. Evo Morales invierte la ecuación: raza-clase, los indígenas con representación y participación de forma real. Ejecutado eso, se acaba el proyecto del nacionalismo revolucionario”, precisó.
El sociólogo consideró que, acabado ese ciclo, “hemos entrado en un proceso de transición, en la desesperada búsqueda de un nuevo modelo de Estado y de sociedad. En el siglo XX, los interlocutores del Estado fueron las clases. En el siglo XXI los partidos se desprestigiaron, hay ausencia de estructuras ideológicas. El capitalismo maduro ha desdibujado los actores y el proletariado dejó de ser el interlocutor de la historia, ahora son los ciudadanos organizados a través de identidades”.
“La primera transición boliviana, con el liberalismo en el siglo XIX, fue dramática, terminó en la revolución federal. La segunda transición, con el MNR, terminó en un alzamiento popular con 5.000 muertos. La base socializada no estaba consolidada y la incertidumbre en momentos de transición se expresa en violencia. En el caso actual, la conciencia democrática del pueblo boliviano es alta. Cuando hay multiplicidad de identidades, el único escenario es la democracia. Todos aspiran al ejercicio de su propia libertad”, remarcó.
Abruzzese advirtió que Evo Morales “piensa en una salida autoritaria y está estructurando un escenario de enfrentamientos. Pero la conciencia democrática no da para salidas autoritarias. Las transiciones son momentos donde se entierra el pasado, con estructuras y formas de representación y participación, y surgen nuevos mecanismos, que como decía Nietzsche son lo mismo pero de otra manera”.
“Hay un nivel devastador de desinstitucionalización democrática en Bolivia. En la transición del partido liberal y del MNR se transforman las instituciones, pero no las crean. El MAS diezmó las instituciones y el ciudadano se encuentra aislado. Habrá que reconstruir instituciones democráticas y mecanismos de representación de la sociedad civil. Se ha intentado diezmar la posibilidad del disenso”, indicó.
Sobre la confrontación entre Evo Morales y Luis Arce, recordó que “casi inmediatamente que los liberales toman el poder se dividen y casi inmediatamente después que el MNR toma el poder, se divide en 61 fracciones. El caso del Movimiento Al Socialismo es más grave, porque se juegan dos visiones de historia: la sociedad cívica y la sociedad étnica”.
“El MAS se va a desgastar pero no va a desaparecer, será un interlocutor por 5 o 10 años, pero ya no el primero. Los interlocutores son los ciudadanos que paralizan leyes en la calle. Estamos en un momento de transformaciones históricas, un cambio de época. Esperemos que pueda discurrir de forma civilizada, no violenta, y que surjan nuevos liderazgos en muy corto tiempo, con una propuesta de Estado y de sociedad. Si no, el colapso histórico puede ser muy complicado”, concluyó.
