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En el país se le ha estado prestando poca atención a la fuerte apreciación del dólar americano. Esta apreciación tiene consecuencias para nosotros, por más que la ignoremos. La apreciación del dólar, ha sido de 15% en lo que va del año, con relación a una canasta de media docena de monedas de las principales economías mundiales.[1] Ella ha tenido un primer efecto en economías como la nuestra, que es la de hacer bajar las cotizaciones en dólares de los commodities. En efecto, desde mayo esas cotizaciones han estado cayendo. Aún el petróleo, a pesar de la crisis creada por la invasión rusa a Ucrania y por las sanciones impuestas por los Estados Unidos y la Unión Europea, estuvo cayendo de precio hasta hace pocos semanas , cuando la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) decidió un recorte en las cantidades producidas.
La caída de precios de algunos metales, como los del estaño y el cobre (que no producimos) ha sido estrepitosa. El precio de metales preciosos, como el oro y la plata, han estado también cayendo, aunque no tan fuertemente como el precio del estaño. Aún en granos se ha estado teniendo caídas. Los precios del trigo y del maíz han estado también disminuyendo, lo que es posiblemente una buena noticia para nuestro control de la inflación. En cambio, la caída del precio de la soya es una menos buena noticia.
Las exportaciones bolivianas, que parecían tan prometedoras en el primer semestre del año, han estado reduciéndose en valor desde julio. Con datos mensuales, la balanza comercial que fue positiva hasta julio, se tornó negativa en agosto, el último dato disponible. La apreciación del dólar tiene también efectos sobre el valor en dólares de las remesas de nuestros compatriotas que han emigrado a los países europeos. Los datos de la cuenta corriente de la Balanza de Pagos no están todavía disponibles, pero se tiene información de que las reservas internacionales, que después de una notable subida por los desembolsos de deuda, están volviendo a disminuir.
El país tiene pocas armas para defenderse de esas bajadas de precios, por su sistema de cambio fijo y por sus debilidades institucionales. La fuerte dependencia de las exportaciones en un puñado de commodities, así como la gran dependencia en las importaciones, legales y de contrabando, originan un cuadro de vulnerabilidad. La economía no podría resistir un segundo shock, como el de la pandemia del 2020.
En la región, con la excepción de Brasil, Perú y Uruguay , las monedas de los otros países se han estado depreciando. Pero no es solamente el deterioro de los precios de los commodities el que está detrás de las depreciaciones, sino también las salidas de capital incentivadas por las altas tasas de interés en los Estados Unidos.
La apreciación del dólar no sólo nos trae dificultades, sino que, en algunas raras ocasiones, nos pudo haber sido ventajosa. Una de ellas es que el crédito del FMI del Instrumento de Financiamiento Rápido nos hubiese costado menos que su valor nominal, devolviéndolo ahora, por la fuerte depreciación del DEG en relación al dólar. Se lo devolvió en un momento inoportuno, con costos para el país que podían haberse evitado.
Está el peligro de que la región latinoamericana caiga en una situación de crisis, como la de la década perdida de los años ochenta. En efecto, la combinación de una política fiscal expansiva, con efectos inflacionarios, y una política monetaria contractiva, que aumente las tasas de interés en los países industrializados, especialmente en los Estados Unidos, nos puede desestabilizar. Esa combinación, en la medida que causa una apreciación del dólar, afectará a los ingresos por nuestras exportaciones. También encarecerá los créditos internacionales o, peor aún, dificultará el acceso a ellos. Un tercer efecto negativo será, que promoverá la salida de capitales. Todos estos riesgos implican para nosotros, que hay que hacer un seguimiento muy de cerca de la situación internacional y que hay que construir suficientes diques de contención de los shocks exógenos.
[1] Medida por la variación porcentual del indicador Dollar Index DXY.; Marketwatch del 28 de octubre de 2022.