La Semana Económica: Deuda “no garantizada” y pedidos de condonación
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Calificación de Moody’s
Sobre llovido, mojado. A las bajas calificaciones recibidas en la anterior semana por Bolivia desde varias agencias internacionales, se sumaron en los últimos días las de Moody’s, alertando que hay “amenazas a la estabilidad macroeconómica” en el país y señalando a la deuda boliviana como “no garantizada”.
Desde el gobierno se consideró a la calificación como “apresurada” y el ministro de economía, Marcelo Montenegro, dijo que “puede quedar en entredicho o tener un sesgo intencionado”. Algo similar a lo que se respondió a las anteriores evaluaciones, pero está claro que todas las agencias no podrían estar equivocadas al mismo tiempo.
Mientras tanto, continúa la inquietud cambiaria, sin que las autoridades estatales asuman un plan de fondo para recomponer las reservas internacionales. El gobierno insiste con el enfoque punitivo hacia la ciudadanía que busca la divisa estadounidense y la Unidad de Investigaciones Financieras (UIF) anuncia que controlará la “venta sospechosa” de dólares, advirtiendo sobre “ciertas conductas que llaman la atención”.
Jubilaciones y bonos soberanos
De acuerdo al portal Bloomberg, los bonos soberanos de Bolivia han generado pérdidas del 7% en lo que va de este año, el tercer peor desempeño del planeta después de Ecuador y Ucrania. Un problema mayor es que las AFPs, forzadas por las políticas públicas, invirtieron gran parte de los recursos previsionales en estos títulos que van en picada, nada menos que 918,8 millones de dólares.
El analista financiero Jaime Dunn señaló que a raíz de esta pérdida de rentabilidad “ya hay un impacto en el bolsillo de los jubilados”.
Trabas en la Ley del Oro
En esta situación compleja, el “proyecto estrella” del gobierno para hacer frente a la iliquidez de dólares, la Ley del Oro, se estancó en su trámite parlamentario, ante el doble rechazo del evismo y la oposición.
Por una parte, se observa que los artículos 1 y 9 de la norma darían un margen demasiado discrecional al Banco Central de Bolivia (BCB) para vender las reservas en oro. Por otro lado, las fuerzas de oposición se niegan a aprobar el proyecto a menos que el gobierno comprometa medidas de ajuste al gasto público, origen de la “evaporación” de las reservas en divisas.
Arce pide condonación
El presidente Arce mira a un costado mientras se intensifica esta crisis y aprovecha el foro en Naciones Unidas sobre el agua para pedir –por tercera vez en su mandato– una condonación de la deuda externa para los países en desarrollo, en este caso sobre inversiones que se hayan realizado en materia acuífera.
El discurso ambientalista del mandatario encubre el agotamiento de un modelo de alto gasto estatal, que se basó en los ingresos del gas y que luego tuvo una sobrevida gracias al endeudamiento.
Alianza regional por el litio
En el Día del Mar, el presidente lanzó mensajes contradictorios: al tiempo que propuso una alianza con Chile, Argentina y Perú para una “política soberana conjunta del litio”, también dijo que se trabaja para “desmantelar la canalización del Silala”, lo que lleva a un conflicto directo con el primer país.
La política exterior continúa sujeta a la ideologización y al populismo diplomático, que dificultan los acercamientos pragmáticos con un vecino que es, por determinismo de la geografía, un socio estratégico para las exportaciones bolivianas, pero al que se sigue viendo por el retrovisor de la historia.