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No, la inflación no es buena para usted

Randal O'Toole explica que la inflación desacelera el crecimiento económico, desalienta las inversiones en infraestructura y perjudica especialmente a los inquilinos, los que tienen ingresos fijos y bajos.

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Randal O’Toole1

¡La inflación es buena para usted! proclama el titular del Intercept. “La inflación es mala para el 1 por ciento pero ayuda a casi todos los demás”, dice el artículo.

La inflación “puede que sea una buena señal”, coincide la escritora de negocios del New York Times Jeanna Smialek. “No entre en pánico” acerca de la inflación, dice el economista Paul Krugman.

Krugman cree que los recientes incrementos de precios son solo temporales, pero, ¿por qué pensaría cualquiera que la inflación es algo bueno? El artículo del Intercept señala que si usted tiene muchas deudas, la inflación pagará una parte de la deuda por usted. Pero el artículo implica que el 1 por ciento son todos acreedores mientras que el otro 99 por ciento son todos deudores y ninguna de las dos cosas es cierta.

Si usted de manera tonta prestó $35.000 para obtener una maestría en marionetas, entonces usted le podría dar la bienvenida a la inflación. Lo mismo es cierto si usted es una agencia de tránsito que prestó $2.000 millones para construir trenes ligeros. Pero si usted paga su tarjetas de crédito totalmente cada mes, alquila su casa, y quizás espera comprarse una casa algún día, la inflación no es su amiga.

La peor parte de la inflación es que los bancos centrales responden a esta elevando las tasas de interés, lo cual eleva el precio de la vivienda, los autos o cualquier otra cosa que las personas compran con crédito. El artículo del Intercept dice que esta es una conspiración malvada por parte del 1 por ciento para mantener a todos los demás en la pobreza. En cambio, el artículo argumenta, que deberíamos permitir que la inflación continúe. Dígale eso a las personas en Zimbabwe o Venezuela: porque la inflación desalienta las inversiones (recuerde que la inflación perjudica a los acreedores), lo cual conduce a todo tipo de escaseces. El Intercept puede que no esté promoviendo la hiperinflación, pero una vez iniciada, la inflación es difícil de detener.

El razonamiento de Smialek para su afirmación en el titular de que la inflación “podría ser una buena señal” está enterrado en su artículo. “Antes de la pandemia, las economías avanzadas habían pasado años tratando de persuadir la inflación hacia niveles más altos, intentando detener un espiral económicamente perjudicial”, dice ella. “La tendencia a la baja de la inflación en el siglo 21 ha dejado mucho menos espacio para que las autoridades reduzcan las tasas de interés para rescatar la economía en momentos de problemas. Eso ha ayudado a debilitar las recuperaciones, arrastrando la inflación a niveles todavía más bajos y fomentando así un ciclo de estancamiento”.

De hecho, esto no tiene relación alguna con la inflación y todo que ver con la banca central inepta. Los bancos centrales (como el Banco de la Reserva Federal) respondieron a cada bajón de la economía, como el colapso de las dot-com y la crisis financiera de 2008, reduciendo las tasas de interés para estimular una recuperación. Luego no lograron elevar las tasas de interés por miedo a que hacerlo provocaría otro colapso. Eventualmente las tasas de interés llegaron a ser tan bajas que no había espacio de maniobra. La inflación les daría una excusa para elevar las tasas de interés, lo que les daría mayor flexibilidad en el futuro hasta que reduzcan las tasas de interés lo suficiente como para entrar nuevamente en el hoyo en que se encuentran ahora.

El defecto fundamental en este argumento es que este asume que el propósito de la economía es beneficiar a la banca central. No estoy seguro cómo la conveniencia de los banqueros centrales justifica todos los costos que la inflación impondrá a millones de personas.

El argumento de Krugman es el más razonable de todos los citados aquí. Él no dice que la inflación es algo bueno, solo que los aumentos de precios que vemos son un salto puntual debido a la pandemia. Eso sería lo más persuasivo de todo si el gasto deficitario que el gobierno realizó como respuesta a la pandemia se hubiera dado solo una vez, pero la historia muestra que una vez que el estado inicia un programa, este no se detiene. La ley de infraestructura es un ejemplo de esto: por un lado, fue una continuación del gasto deficitario en las tres leyes de alivio por el COVID; por otro lado, cuando a los estados y gobiernos locales se les acabe ese dinero, ellos van a presionar al Congreso para aprobar otra ley.

Sí, si usted tiene mucha deuda, la inflación le ayudará a pagar esa deuda. Pero la inflación desacelera el crecimiento económico, desalienta las inversiones en nuevas obras de infraestructura, y especialmente perjudica a los inquilinos, las personas de ingresos fijos, y las personas de ingresos bajos.

1es Académico Titular del Cato Institute y se enfoca en el crecimiento urbano, la tierra pública y cuestiones de transportación.

*Este artículo fue publicado originalmente en elcato.org el 17 de diciembre de 2021.

*La opinión expresada en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la posición oficial de Publico.bo


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