Agónica la revolución cubana
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Con la firma de la periodista española Carla Gloria Colomé, “El País” informa que la Isla sufrirá nuevos apagones y enfrenta un colapso del transporte por falta de combustible. Los ministros de Economía y de Energía y Minas comparecieron en el programa oficial televisivo Mesa Redonda, la tarima desde la que se anuncian cada una de las calamidades de los últimos veinte años. Con tono marcial, ambos dirigentes dejaron saber que el país no cuenta con el dinero suficiente para comprar alimentos en el exterior y que el escenario, incluyendo el suministro energético, puede empeorar en las próximas semanas. Los cubanos saben que habrá menos de todo lo poco que ya tenían: menos leche, menos café, menos carne de cerdo, menos transporte público y menos horas de electricidad.
La economía está en una situación compleja, admitió Alejandro Gil Fernández, alta jerarca del gobierno, quien no ofreció cifras, pero reconoció los retrasos en la entrega de alimentos racionados de manera mensual a cada hogar cubano. Los apagones se deben a un déficit de hasta 700 megawatios, lo que equivale al 20% del consumo nacional, y un empeoramiento del transporte debido a la falta de combustible. La fuente explicó que de las 120.000 a 130.000 toneladas de diésel mensuales que necesita el país, 1.000 toneladas se destinarán a la producción de electricidad.
Tras reconocer el profundo estancamiento en que se encuentra la economía cubana y culpar al embargo económico de Estados Unidos y al incremento del precio de los alimentos en el mercado internacional, las autoridades admitieron que el país necesita enfocarse en la producción nacional: “Depender cada vez más de lo que seamos capaces de producir”, afirmó Gil Fernández, quien además pidió al pueblo cubano que mantenga la confianza en la revolución. “Sabemos que es dura la vida”, insistió. “Pero confianza, que la única salida es la revolución y el socialismo”.
Los cubanos no vieron nada nuevo en las declaraciones de los ministros, y así lo han dejado saber en redes sociales. “Es más de lo mismo”. Lo que está clarísimo es que ningún dirigente político pasa por las penurias de los ciudadanos comunes. En las redes han dejado saber que están decepcionados de todo lo prometido y no cumplido. Sin embargo, las medidas de contingencia como el ajuste del horario laboral, la readecuación del trabajo a distancia, la reducción del uso de luminarias o la reestructuración de los horarios escolares, resultaban insuficientes frente a la gravedad de la crisis.
El gobierno ha intentado rescatar sin éxito la famélica economía cubana en los últimos años con una serie de medidas como la unificación monetaria; las tiendas en divisa, la apertura a los inversionistas extranjeros en algunas empresas de capital mixto; la constitución de pequeñas y medianas empresas (mipymes) o la bancarización de las operaciones financieras, entre otras. No obstante, el pueblo ha padecido una escasez que algunos solo comparan con el llamado Periodo Especial, tras la extinción de la ayuda de la URSS. En los últimos dos años de crisis se han largado del país más de 300.000 cubanos, el éxodo más grande en la historia del castrismo.
La drástica caída del turismo (el sector más importante de la economía), ha gatillado la escasez de alimentos, combustibles y la crisis económica y social. A finales de julio el mandatario Miguel Díaz-Canel pronosticó que Cuba no logrará los 3,5 millones de turistas internacionales que aspiraba recibir este año.
Los cubanos enfrentan un escenario bastante crítico, que en los últimos años se ha traducido en un creciente descontento social. Alimentos que antes eran frecuentes en la mesa como la carne de cerdo, ahora escasean. Los altos precios de los productos son incompatibles con los bajos salarios. Según El País, la pobreza extrema se incrementó drásticamente en un año. El 88% de los cubanos vive con menos de 1,9 dólares diarios y el 48% ha dejado de comer por falta de dinero para comprar alimentos. La crisis generalizada que vive el pueblo cubano evidencia el fracaso del modelo socialista.