Conoce la historia de narcos asaltados por ayoreos y un exreo atrapado con la droga robada en Santa Cruz
Guider Arancibia de El Deber narra una historia de película en Santa Cruz.
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Un episodio de película se vivió el fin de semana en Santa Cruz. Según informes de la fuerza anticrimen, la historia comenzó el domingo 8 a mediodía, cuando dos camionetas circulaban a gran velocidad rumbo a una pista de aeronavegación, en la propiedad Tamarindo, a dos kilómetros de la comunidad ayorea Suejay, informa el destacado periodista Guider Arancibia del diario El Deber.
Ambos vehículos, uno de color rojo y otro negro, transportaban un importante cargamento de droga que debía ser subida a una avioneta que esperaba en la pista. Sin embargo, un grupo de ayoreos, según el informe policial, intercepta a las camionetas y se apodera del cargamento de la roja. El motorizado de color negro logra escapar.
De acuerdo con los informes policiales, el asalto ayoreo frustra la exportación de droga supuestamente a Brasil.
El grupo de ayoreos busca un comprador del botín y encuentra a un hombre con credencial y sello del Colegio Médico, que luego es capturado en poder de un vehículo que transportaba la cocaína que dijo haber comprado a los ayoreos en la comunidad Nuevo Palmar, a 35 kilómetros del municipio cruceño de Cuatro Cañadas.
El caso es reportado a la Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico y su brazo operativo Umopar para que actúen de forma inmediata ante los hechos delictivos que se estaban suscitando.
En sus informes, la fuerza anticrimen asegura que encontró audios telefónicos de los ayoreos que ofrecían la droga. En esos audios, Raúl Trujillo Barbolín, un hombre que portaba credencial del Colegio Médico, manifiesta que se estaba trasladando desde Santa Cruz para comprar la cocaína.
Luego, informes de agentes anticrimen y antinarcóticos dan cuenta que la cocaína de alta pureza encontrada en poder de Raúl Trujillo Barbolín, quien exhibía el credencial de médico, era la que fue arrebatada por los ayoreos de la comunidad Suejay.
El supuesto narcomédico circulaba en el camino a Nuevo Palmar en una vagoneta Toyota con placa 2802-IFG y en el maletero se descubre una bolsa de yute conteniendo varios paquetes con cocaína cristalizada. Trujillo Barbolín tiene antecedentes penales. Estuvo preso en dos oportunidades en la cárcel de Palmasola, procesado por narcotráfico. La Fiscalía lo imputará nuevamente por tráfico de sustancias controladas.
Mientras tanto, los narcotraficantes vuelven al sitio donde se produjo el asalto para perseguir a balazos a los ayoreos y rescatar la cocaína, aunque aparentemente sin éxito.
El Deber accede a informes y testimonios de policías que apuntan a que la fuerza antidrogas no operó de inmediato, aunque se desconoce el motivo. Policías anticrimen hallan varios casquillos calibre 8,5 milímetros de armas largas disparadas por narcotraficantes colombianos.
El ayoreo Simeon Dosapey Picanerai, de 25 años, escapaba de los narcos a gran velocidad en su motocicleta, perdió el control y cayó a un canal de drenaje. El comunario ayoreo murió en el lugar y sus restos son levantados por agentes de la fuerza antinarcóticos que lo trasladan a la morgue de Santa Cruz. La autopsia de ley practicada por forenses determina que su deceso se debió a un traumatismo encéfalo craneano.
Durante la persecución los narcotraficantes capturan a dos ayoreos para presionar la devolución de la cocaína, pero felizmente son encontrados el martes en la tarde sanos y salvos.
El viceministro de Defensa Social, Jaime Mamani, confirma la muerte del ayoreo pero afirma que fue embestido por una camioneta de presuntos narcotraficantes. Informa que en poder de los ayoreos se encontraron al menos 80 paquetes con droga y que el caso es motivo de investigación.
El director de la fuerza anticrimen, Julio César Cossío, coincide con el viceministro y asegura que el ayoreo murió en un accidente de tránsito al ser atropellado por una camioneta guiada por narcotraficantes colombianos que, provistos de armas largas, logran escapar al contar con el tiempo suficiente, ya que los agentes antidrogas ingresan al terreno la tarde del lunes para iniciar las investigaciones, es decir un día después del suceso violento.