Diario boliviano revela que el gobierno de Morales pagó por las becas que Cuba daba en donación
El Deber accedió a un informe confidencial sobre un convenio firmado en 2015.
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El Gobierno de Cuba se comprometió en 2015 a donar becas para la especialidad de médicos bolivianos. Las dieron, pero la gestión de Evo Morales pagó todo, desde pasajes hasta estipendios. Así lo refleja un informe confidencial al que tuvo acceso el diario El Deber.
El 30 de diciembre de 2005 el entonces presidente electo de Bolivia, Evo Morales, y el extinto mandatario cubano Fidel Castro, firmaron un acuerdo de cooperación de 11 puntos. Uno de ellos señalaba que Cuba iba a conceder 5.000 becas a jóvenes bolivianos para estudiar medicina en la isla.
“Estoy seguro de que Fidel y (el venezolano Hugo) Chávez son comandantes de las fuerzas libertarias de América para liberar a América y al mundo”, dijo Morales ese día, al terminar su reunión.
Durante varios años los bolivianos recibieron becas para que universitarios de Bolivia viajen a Cuba a estudiar. Pero, en este caso específico, ese país caribeño no pagó ni un solo centavo por ellas. Por el contrario, cobró a Bolivia la matrícula, los costos de estudio, de alojamiento, alimentación, transporte, seguro médico y hasta vestimentas de los estudiantes beneficiados.
El Deber tuvo acceso a un convenio corroborado por la Fundación de los Derechos Humanos en Cuba, que confirma que el gobierno de Morales firmaba convenios, pero no para recibir donaciones o beneficiarse con la ejecución de programas, sino para ayudar económicamente a Cuba.
Ese convenio fue suscrito por la exministra de Salud, Ariana Campero. Este medio la contactó en Cuba por WhatsApp, como al Ministerio de Salud, enviando cuestionarios que no fueron respondidos.
El exministro de Defensa Reymi Ferreira dijo que no conoció ese convenio. Lo mismo señaló su excolega de Gobierno Carlos Romero quien, sin embargo, dio una opinión: “Si hacemos un balance, Cuba es un país pobre, no por el socialismo, sino porque es una isla. En el balance general fue un país que devolvió la vista a casi 700.000 bolivianos con la operación milagro, sacó del analfabetismo a otras decenas de miles”.
“En lo personal, me salvaron la vida cuando sufrí un dengue hemorrágico que se me complicó. Yo vi con mucho dolor cuando el fascismo ignorante de Áñez, Murillo, sacó como delincuentes a los médicos de la isla”, afirmó Romero.
Destacó la solidaridad de Cuba, y por eso, “si hubiéramos apoyado a Cuba en el balance general, si queremos cuantificar, Bolivia salió ganando, y si lo miramos cualitativamente, ganamos de lejos”.
El exministro de Autonomías Hugo Siles, en contacto con El Deber señaló que es normal que las becas no cubran todo. “Algunas solo son por el contenido de las materias, y el estudiante debe pagar otros gastos. No tengo conocimiento específico del contenido de este convenio, pero en mi experiencia es así. No se puede descalificar una beca por eso”, dijo. Mencionó que la exministra Campero, como el actual, Jeyson Auza, son exbecarios de Cuba.
Según el convenio, suscrito en 2015, todo lo pagó Bolivia. El anexo establecía que la parte boliviana debía asegurar que el pago a la parte cubana esté libre de impuestos, libre de costos de transferencias bancarias y cualquier otro descuento que pudiera surgir.
De acuerdo al Cuadro Anexo IV, los bolivianos pagaron casi 1,5 millones de dólares por concepto de alojamiento y alimentación. El costo anual del curso académico por cada alumno fue de 17.000 dólares, más otros 1.000 por matrícula.
El gobierno de Estados Unidos entregaba a Bolivia donaciones por casi 200 millones de dólares anuales para programas de desarrollo económico, fortalecimiento de la democracia, lucha contra el narcotráfico, programas de salud y otros. El gobierno de Morales suspendió todo eso.
El acuerdo Interinstitucional internacional de servicio académico fue suscrito el 6 de septiembre de 2015 por el entonces embajador de Cuba en Bolivia, Benigno Pérez Fernández, en representación de Roberto Morales Ojeda, Ministro de Salud Pública de Cuba, y la exministra de salud, Ariana Campero Nava.
El artículo quinto especifica la “confidencialidad”, y advierte que las partes se comprometen “a no divulgar, difundir o hacer pública cualquier información intercambiada entre ellas o que tengan acceso durante la ejecución de este acuerdo, siempre que esas informaciones no sean de dominio público y salvo exigencia de la ley o acuerdo mutuo entre ellas”.
El compromiso de confidencialidad tendrá, dice el documento, una validez correspondiente a un lapso adicional de dos años, contado a partir de la fecha de terminación de la totalidad de los servicios académicos pactados al amparo del presente acuerdo.
“Las partes, imbuidas en el deseo de fortalecer la cooperación bilateral en el campo de la salud, de conformidad con las leyes y normas aplicables en los dos países, y reconociéndose mutuamente la capacidad y representación con que concurren en este acto, acuerdan suscribir este acuerdo” en el que se establece “derechos y obligaciones” de ambas partes.
El objeto, establecido en el artículo primero, dice que tiene por objeto la formación académica de estudiantes bolivianos en carreras de las ciencias médicas posgrado, ofrecida por la parte cubana en universidades de ciencias médicas, “según la cantidad, el tiempo y demás condiciones”. Mientras que “la parte boliviana deberá pagar la remuneración convenida por los servicios académicos pactados, en la forma y cuantía establecidas en el presente acuerdo”.
En el ámbito de aplicación el acuerdo se concretaba a través de la prestación de servicios académicos en la formación de estudiantes bolivianos de posgrado, los que serán impartidos por profesores cubanos con adecuada calificación y apropiado nivel científico-técnico en el desempeño de su profesión, y tendrá como fin mejorar la calidad de los servicios de salud de la población residente en el Estado Plurinacional de Bolivia”.
La parte cubana se obligaba a prestar los servicios de educación de posgrado para médicos bolivianos. Brindar los servicios en las instituciones académicas seleccionadas certificadas por las universidades cubanas, basadas en el programa de estudios vigentes para cada especialidad, en las mismas condiciones en que se ofrecen al resto de los estudiantes de postgrado en cuanto a estructura física, equipamiento y otros insumos.
Garantiza que los profesores cubanos tengan la calificación adecuada, capacidad y experiencia necesarias, así como elevado nivel científico-técnico en el desempeño de su profesión, para hacerlo con calidad y ética. Velar que los estudiantes seleccionados alcancen la calificación, capacidad y experiencia necesarias para desempeñar sus funciones como profesionales de la salud. Garantizar la entrega a los estudiantes la certificación de los resultados académicos y títulos obtenidos, debidamente legalizados en las universidades cubanas.
Garantizar la recepción y despedida de los estudiantes en el aeropuerto, así como su traslado hacia y desde las universidades cubanas, al inicio y conclusión de los estudios. Guiarlos al control sanitario, permisos de residencia, documentos de identidad y permisos de salida.
Ayudarlos en los préstamos en bibliotecas de material de estudio, imprescindibles para la consecución debida de los servicios académicos pactados, acceso a instalaciones deportivas y culturales de las universidades y participación en sus diversas manifestaciones. Apoyarlos en asesoramiento científico de trabajos de investigación. Instruirlos en costumbres, tradiciones y leyes vigentes en Cuba, ética médica.
Además, presentar a la parte boliviana un informe anual de resultados académicos de los estudiantes, como de la información relativa a la infracción de la disciplina por parte de los estudiantes, así como los resultados de las investigaciones y decisiones de las autoridades competentes al respecto.
La parte boliviana se obligaba a seleccionar a los estudiantes y garantizar que cumplan todos los requisitos establecidos en materia de calificaciones y aptitud física. Presentar toda la documentación solicitada por las universidades cubanas. Apoyar a los estudiantes a obtener sus documentos de viaje, legalización de documentos visados y procedimientos de inmigración necesarios.
A partir de aquí las obligaciones económicas y Cuba no se ocupó ni del traslado: Asumir los gastos relacionados con el transporte aéreo de los estudiantes hacia y desde Cuba, al inicio, conclusión de los estudios y en caso de enfermedad.
Garantizar el pago a la parte cubana como compensación por los servicios académicos pactados. Además de poner al tanto a los estudiantes de las costumbres, tradiciones y leyes vigentes en Cuba, asegurarles que cuenten con un estipendio o similar para hacer frente a sus gastos personales para la vida diaria. Designar un representante que se encargue de las coordinaciones para la ejecución del acuerdo y asumir los costos de la póliza anual de salud, para cada estudiante según la legislación cubana.
En el artículo sexto se establece que la parte boliviana pagará a la parte cubana el equivalente en euros de la remuneración estipulada en el acuerdo. La tasa de cambio será la vigente en el momento de realizarse el mismo. Las partes convinieron realizar una evaluación anual de los términos y condiciones del acuerdo, para realizar los ajustes necesarios.
Las diferencias entre las partes se iban a someter a la negociación directa, “por la vía diplomática y amistosa”. El documento no establece ninguna posibilidad de acudir a arbitraje alguno. El convenio tenía una duración de 6 años y podía modificarse por acuerdo de partes, siempre que no sean incompatibles con la consecución de objetivos y fin. Podían terminar el acuerdo en cualquier momento, notificándolo por escrito a la otra parte.