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Periodista de El Deber retrata el pasado delincuencial de la “estafadora de Tinder” en Bolivia

Tiene 7 procesos abiertos y varias víctimas en Santa Cruz, Cochabamba y La Paz.

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Guider Arancibia, experimentado periodista del área de seguridad del diario cruceño El Deber, publicó este miércoles una nota informativa en la que describe el pasado delincuencial de Consuelo Rivero Hoyos en el país luego de que se la mostrara como la “estafadora de Tinder” en Perú.

¿Cuál es su pasado en Bolivia? Documentos oficiales a los que accedió El Deber en Santa Cruz, señala la nota del periodista Arancibia, dan cuenta que fue encarcelada un año por estafa a incautos con anticréticos, venta de motorizados y otros.

Pero eso no es todo. Los expedientes señalan que hizo meter presa a su pareja, otra de sus víctimas, un joven que llegó de Estados Unidos y cuando ella estuvo en la cárcel de Palmasola se valió de sus atributos físicos, su elegancia, y enamoró a los policías a cambio de que maten a su ex, pero al final el hombre salvó su vida porque fue escuchado por la justicia.

Registros de la justicia, de la Policía, de la Dirección Nacional de Penitenciaría y de la Fiscalía, señalan que la vida delictiva de Consuelo Rivero Hoyos fue descubierta en 2011. A inicios de 2012 fue detenida. Estuvo un año presa en Palmasola y luego logró la libertad.

Los documentos señalan que todo comenzó cuando el joven Juan Carlos Arauco, llegó de Estados Unidos donde logró acumular dinero para instalar un negocio. Conoció a Consuelo Rivero Hoyos y fue amor a primera vista. Quedó prendado de sus atributos físicos y sus habilidades de seducción, voz suave y promesas de amor.

Cuando Arauco inició su relación amorosa con Consuelo Rivero Hoyos, ella tenía dos hijos. Arauco es de Cochabamba y tenía una tía en esa ciudad. Su tía le contó que tenía una casa grande y vacía en Santa Cruz ubicada cerca de la Universidad Gabriel René Moreno.

Le pidió que la habitara porque tenía miedo que alguien la ocupe. Fue así que Arauco se fue a vivir allí con Consuelo y los dos hijos de ella. A la semana, Arauco recibe la noticia que su tía falleció en Cochabamba y viaja a enterrarla, pero tardó ocho días.

Ese tiempo fue aprovechado por Consuelo para ofrecer la vivienda en anticrético y a bajo costo. Acuden estudiantes universitarios, interesados. Ella les dice que tenía su esposo empresario que estaba en el campo, pero que regresaría para firmar los contratos. A los estudiantes que mostraron urgencia por la vivienda, les dijo: “Les firmaré un contrato diciendo que me están prestando dinero”.

De ese modo recibió 50.000 dólares. Cuando regresó Arauco, ella no estaba, se había ido a Cochabamba, donde se compró un departamento en el edificio Palmetto.

La historia judicial sigue. Un sobrino del destacado jurista y exdirector nacional de Régimen Penitenciario, Tomás Molina, también había sido estafado por Consuelo Rivero Hoyos. Ella era buscada en todo el país, hasta que fue detenida en Cochabamba, donde vivía en su departamento del edificio Palmetto.

De allí, fue trasladada a Santa Cruz y tras un proceso, fue encarcelada por estafas múltiples. Pero también fue detenida su expareja, Juan Carlos Arauco debido a que la Fiscalía presumía que era su cómplice. Después de un año ambos fueron llevados ante el juez, ahí se evidenció que Arauco era una víctima más.

Sorprendió que los policías de la cárcel, en plena audiencia le confesaron a Arauco la estrategia macabra: “Te salvaste, te íbamos a matar”. Consuelo los había enamorado y convencido para que lo eliminen, pero se salvó. Arauco, perdió la casa de su tía, el dinero que ganó en Estados Unidos y su libertad durante un año.

Desde 2011 a 2012, la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (Felcc) de Santa Cruz registra al menos siete causas por estafa agravada contra Consuelo Rivero Hoyos. Las diligencias señalan que ella se hacía pasar como abogada cuando nunca cursó la carrera de abogacía.

Tenía tres identidades, en una de ellas aparecía como Consuelo Ortega Maldonado. En un proceso un investigador le preguntó: “¿Por qué usted siendo abogada ofrecía a la venta inmuebles ajenos?, ella respondió: “Por tonta”.

En las pesquisas también se revela que en Cochabamba se hacía pasar como alta funcionaria aduanera. Incluso usaba chalecos de la Aduana. Ofrecía vehículos baratos hasta que obtenía ciertas cantidades de dinero, en calidad de adelanto, y luego desaparecía.

Cuando estafaba en Santa Cruz, se iba a Cochabamba y cuando cometía delitos en esa ciudad retornaba a Santa Cruz. En La Paz también tenía algunas víctimas.

Los registros judiciales establecen que Consuelo se vio acorralada por tantas estafas a incautos que encontró en Perú su refugio. Utilizaba el dinero de las estafas para tener una vida lujosa sin trabajar.

El jurista Tomás Molina, que defendió a su sobrino, que también fue víctima, afirmó que era una estafadora profesional. “Es una mujer muy bonita, nadie podía creer que fuese una estafadora” profesional.

Fue encarcelada y en dos años acumuló siete procesos en Santa Cruz. A su vez, las fotografías que registran los expedientes judiciales muestran que Consuelo no solo cambió de país, sino también de imagen. A medida que incrementaban sus estafas su perfil iba cambiando.


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