10 plantas de bioinsumos ¿utopía o realidad?
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Aún no salimos del enredo que atraviesa Yacimientos de Litio Bolivianos y el mal planteamiento, ejecución inicial y falta de personal adecuado en cuanto a conocimiento técnico y operativo, que al parecer ya entraremos en otro de igual o más calibre.
Existe en el país otro ambicioso proyecto con un enfoque específico en la implementación de 10 proyectos estratégicos para la producción de agroinsumos y bioinsumos. La meta principal de esta iniciativa es fortalecer y mejorar la producción agrícola en el país, buscando incrementar los rendimientos y reducir los costos de producción de alimentos.
En este contexto, se ha avanzado significativamente en la puesta en marcha de 10 plantas industriales de bioinsumos y agroinsumos, con una inversión total que supera los Bs 509 millones. Estas plantas se distribuirán estratégicamente en diferentes regiones del país, caracterizadas por su vocación productiva. Se espera que la implementación de estas plantas beneficie a más de 21,000 familias productoras agrícolas en los departamentos de Beni, Cochabamba, La Paz, Potosí, Santa Cruz y Tarija.
Los productos que se planea generar a través de estas plantas incluyen bioinsumos y agroinsumos derivados de residuos sólidos orgánicos producidos localmente. Estos insumos, se supone están diseñados para mejorar la productividad de la tierra y los cultivos, adaptándose a las necesidades específicas de cada región y tipo de cultivo.
El pasado 7 de mayo, se realizó el el foro “Estado actual y perspectiva en la producción de bioinsumos agropecuarios a nivel nacional e internacional”, organizado por el Servicio de Desarrollo de las Empresas Públicas Productivas – SEDEM, la Empresa Estratégica de Producción de Abonos fertilizantes – EEPAF y el Instituto Interamericano de Cooperación Agrícola – IICA. Se destaca la participación de exposiciones desde Colombia, Costa Rica y Chile, llegando a entender los avances de países que manejan este tema de manera más sistemática desde hace varios años.
Es importante entender, que las empresas estilo comunitario como plantea el Gobierno de Bolivia, no son el camino para abordar el tema de escalar la producción de bioinsumos, ya que estos elementos claves para la producción de alimentos, van más allá de realizar un compost o un biol casero. Requieren investigación, pruebas, formulación, escalado, control, garantía de que funciona y supervisión de que no se haya contaminado.
De hecho, la expositora de Chile, que si bien han realizado importantes avances, reconoce humildemente que les falta construir y mejorar la parte normativa. La experiencia de Agrosavia, una entidad pública de investigación en Colombia, también demuestra la importancia de trabajar de la mano con la parte privada y la academia. Se destacan las presentaciones de la academia y algunas opciones privadas en Bolivia.
En el tema de bioinsumos, siempre cuenta más para el desarrollo de algunos productos, trabajar con microorganismos nativos, que solo importar fórmulas con base en otro tipo de microorganismos. Como se apreció en las presentaciones, son trabajo de varios años. Y acá surge el principal problema de lanzar alegremente la proyección de 10 plantas hasta el 2025.
La parte normativa no está totalmente clara, no existe tampoco una política clara y que se haya planteado con el aporte de la academia y el sector privado. Es complejo, entender qué tipo de colaboración tendrán estos tres sectores y aún peor, mucho avance hay en países vecinos porque inician como startups, que registran derechos de autor y pueden con el pago de regalías mejorar o mantener su investigación. Luego no olvidemos el escaso o nulo ambiente propicio que existe en el país para el tema de apoyo a startups en el campo biotecnológico.
El tema es apremiante, pero realmente dudo que 10 plantas propuestas mucho antes de una discusión como la que surgió en el foro, serán la solución a la soberanía alimentaria que requiere Bolivia.