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Un podcast es como la radio, con un contenido en audio, que está a disposición mediante un archivo o streaming y tiene la ventaja de que es un formato bajo demanda donde el usuario lo escucha cuando más le plazca, lo que origina una alta potencia de comunicación, que puede transmitir información, educación, entretenimiento, política y más, sin existir límites para la creatividad.
En la pandemia del Covid-19 que vivimos a nivel global, se iniciaron muchas iniciativas, donde se empezaron a consumir podcast en casa mientras se acataban las medidas de confinamiento en actividades como tomar una ducha, lavar ropa o enseres, mientras se cocinaba o se hacía ejercicio.
Este clima ayudó a que se recupere e incremente el consumo del podcast a lo largo del mundo como herramienta también para la política, abriendo así nuevas oportunidades a que muchas personas, sobre todo jóvenes, participen en acciones y discusiones políticas. Por ello, podemos decir que es un buen momento para que este formato de audio o video como se está empleando actualmente, sea utilizado para la política. Lo hemos podido ver en Santa Cruz con invitados ligados a la política en el podcast de un influencer, de una universidad privada al abordar el pensamiento político de Sergio Antelo o de algunos docentes universitarios que promueven el análisis.
Y es que en esta lógica, la juventud busca canales para expresarse y tomar acciones, usando estos nuevos medios que la política tradicional, por lo menos en nuestro país, no implementa hasta ahora.
Hay ejemplos de podcast políticos como Derecho Remix en México, Contrapoder de Jorge Ramos en Estados Unidos, Contranatura en Colombia, La Cosa Nostra de Chile, Onda Cero de España, entre otros, con resultados destacables porque es un medio que se acomoda a la cultura de libertad y autonomía de las personas, sobre todo de los milenials, debido a su movilidad y portabilidad en los teléfonos inteligentes o tablets que favorecen el consumo cuando y como se quiere, y está llegando sobre todo a jóvenes urbanos comprometidos con los temas de su ciudad y país.
Esta autonomía que se menciona es fundamental y también es muy apreciada en una sociedad de audiencias múltiples y fragmentadas, porque se pueden seguir haciendo diversas actividades en la nueva normalidad mientras se consume el podcast como transportarse en el taxi o el micro, manejar el automóvil, caminar, trotar, cocinar, limpiar o hacer ejercicio.
Ese consumo en el celular de una persona, con sus audífonos que ahora son tan diversos y de alta calidad o también en los parlantes móviles, mientras se realiza otra actividad, en la hora que decida, en su espacio íntimo, es una manera muy poderosa de establecer un vínculo bajo un pensamiento de conocer algo más de una situación mientras se desarrolla la vida cotidiana.
Los expertos dicen que para producirlo no se necesitan muchos aspectos técnicos, es más, muchos podcasts nacieron con celulares, computadoras y micrófonos caseros en plena pandemia; lo importante es elegir el tema, la identidad, la audiencia y la planificación de producción. ¿Me gusta el tema?, ¿Puedo hablar sobre este tema durante un año?. Si ya se hizo algo similar ¿puedo aportar algo o hacerlo mejor?, son preguntas antes de iniciar un podcast.
El interés por el podcast sigue creciendo y ahí la política puede oxigenarse a través de su comunicación, llenando una demanda de entrevistas, debate, discursos políticos, preguntas, contenidos vinculados a acciones políticas, capacitaciones formativas y otros tópicos.
Hay un tremendo desafío para las instituciones políticas. !A animarse a producir podcast!.
*La opinión expresada en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la posición oficial de Publico.bo