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Sí, el gobierno de Arce Catacora necesita un cambio de gabinete, pero en el sentido exactamente contrario al que pretende Evo Morales. El ex presidente quisiera una mayor radicalización y represión política, y lo que hace falta es reconstruir puentes de diálogo democrático. Para empezar, relanzando una reforma de la justicia que Iván Lima no ha podido, sabido o querido llevar adelante. Un Eduardo Rodríguez Veltzé, por ejemplo, podría ser la carta indicada para reconducir el tema, pensando en figuras no tan alejadas del oficialismo.
En cuanto al ministro Del Castillo, que aparece golpeado por los últimos sucesos en el Urubó, su salida del gabinete sería leída como un gesto de debilidad de Arce ante el evismo, por lo que podría convenir el enroque: un cambio de cartera, tal vez a Defensa, asegurándose muy bien de que el sustituto no sea un operador de Morales.
Aquí, además, hace falta un mayor concurso de la cooperación internacional en la lucha contra el narcotráfico. Y aunque el régimen no admitiría un retorno abierto de la DEA, esto podría lograrse con la presencia de una coalición de agencias regionales, algo que puede ayudar a contrarrestar la influencia del caudillo del Chapare en la periferia gubernamental.
Por supuesto, no se me escapa que los problemas del régimen son constitutivos y no se solucionan solamente con el cambio de algunos fusibles, pero sobran los precedentes históricos en gobiernos de tendencia autoritaria, donde los relevos en el staff estratégico han facilitado caminos de apertura.
En materia económica, sería deseable un mayor peso del ministro de hidrocarburos Franklin Molina, retomando su idea de hacer modificaciones significativas a la ley que regula la actividad de ese sector desde hace años, en el sentido de dar incentivos económicos más claros para la exploración, dentro de un marco ambiental razonable.
Otro tanto vale para el tema agrícola, donde un recambio de actores en el gabinete podría facilitar la liberación de nuevas biotecnologías como la edición genética (CRISPR), menos controversial que los transgénicos convencionales.
Una mayor interlocución con el empresariado cruceño es otra de las grandes asignaturas pendientes, así como la concertación parlamentaria en los asuntos que requieren 2/3 (selección del nuevo Defensor del Pueblo y del Contralor, juicios de responsabilidades que sustituyan a la vía ordinaria).
Previsiblemente, la actual administración no tendrá la capacidad ni la decisión de impulsar la mayoría de estos cambios, pero con que una cuarta parte de lo enumerado se viabilizara, ya habríamos dado grandes pasos. Mientras tanto, habrá que seguir leyendo la realidad con el pesimismo de la inteligencia y el optimismo de la voluntad.
*La opinión expresada en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la posición oficial de Publico.bo