¿Causan desempleo las nuevas tecnologías?
Jeffrey A. Miron y Jonah Karafiol dicen que aunque los avances tecnológicos pueden cambiar la naturaleza del trabajo, las pruebas históricas y empíricas sugieren que a menudo complementan la mano de obra humana en lugar de causar un desempleo generalizado
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Por Jeffrey A. Miron1
Desde Aristóteles por lo menos, las nuevas tecnologías han suscitado temores de grandes pérdidas de empleo a medida que las empresas sustituían a las personas por máquinas. La revolución industrial provocó el movimiento ludita en la Inglaterra de principios del siglo XIX; 100 años después, la cadena de montaje de Ford hizo temer que los artesanos cualificados dejaran de ser necesarios.
A priori, el impacto neto de las tecnologías que “ahorran mano de obra” es ambiguo. En algunos casos, las empresas sustituyen a las personas por máquinas o programas informáticos, pero esta sustitución puede tener un impacto mínimo en el empleo. Al abaratar los productos, el uso de maquinaria barata podría reducir los costos y, por tanto, el precio, lo que implicaría un aumento de la producción y del empleo.
Tras la introducción de la cadena de montaje en las fábricas de automóviles de Ford, el costo de un Modelo T bajó de 850 a 260 dólares. A medida que crecía el número de propietarios de automóviles, los concesionarios, las estaciones de servicio, los garajes y los talleres de reparación aumentaron el empleo. En otros casos, la mejora de la tecnología crea una demanda de tareas que sólo las personas pueden realizar bien. Por ejemplo, la llegada de las computadoras creó la necesidad de ingenieros de software, diseñadores de UX y especialistas en ciberseguridad.
En general, la historia se opone a los peores temores; la tecnología se ha expandido de forma espectacular (la rueda, las locomotoras, los autos, los ordenadores, la IA) y, sin embargo, las tasas de desempleo no muestran un aumento secular.
Un estudio reciente demuestra que los temores tecnológicos probablemente estén fuera de lugar:
“La escasez de mano de obra es especialmente notable en el cuidado de ancianos. En muchos países, las residencias de ancianos sufren una persistente escasez de personal y altos niveles de rotación, mientras que la población anciana y la demanda de cuidados crecen. Los robots son cada vez más comunes en las organizaciones de servicios, pero a menudo suscitan preocupación por la sustitución de puestos de trabajo. Nuestra investigación estudia los efectos de los robots en la calidad del trabajo y del servicio en residencias de ancianos japonesas y concluye que la adopción de robots se asoció positivamente con el número de cuidadores y enfermeros. Además, ciertos robots se asociaron positivamente con el número de residentes que recibían cuidados, los ingresos de las residencias y la duración de la lista de espera de un centro. Además, el uso de sujeciones y los casos de úlceras por presión disminuyeron con la adopción de robots”.
Así pues, aunque los avances tecnológicos pueden cambiar la naturaleza del trabajo, las pruebas históricas y empíricas sugieren que a menudo complementan la mano de obra humana en lugar de causar un desempleo generalizado.
1es director de estudios de pregrado de la Universidad de Harvard y es un Académico Titular del Cato Institute.
*Artículo publicado en elcato.org el 20 de febrero de 2025