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Ha pasado tanta agua y los puentes son tan débiles, que era de esperar que un primer encuentro entre contrarios, tenga más reproches que dialogo. Dicho de otra forma, que se enfoquen más en rencores y heridas que en las soluciones. Acorde con su investidura, la excepción la hizo el rector de la UAGRM.
Este primer accidentado encuentro y sus antecedentes, refleja en vivo las debilidades de nuestra Democracia. Actores carentes de práctica para llegar acuerdos sin presión, incapacidad para instalar un verdadero dialogo, predominio de posturas narcisistas e intolerantes que generan titulares de prensa pero que no resuelven conflictos, los empeoran. Lo más grave, se confirma que las instituciones son tan débiles o hasta invisibles que, como el INE, ni abren la boca cuando se habla de sus funciones.
El país y Santa Cruz quieren y necesitan censo para afrontar su realidad, y encontrar respuestas a su realidad, el conteo del daño de la pandemia del Covid 19, es urgente. Sobre todo, los bolivianos que habitan en los Municipios con mayor decrecimiento poblacional, pobreza o falta de oportunidades, precisan diagnóstico y respuestas. Por ende, aun estas dificultades, una vez las partes han hecho en ese primer encuentro catarsis de sus traumas deben restablecer la mesa de dialogo dotándola de mejores condiciones, sobre todo metodológicas (dirección de la mesa, voluntad política, una sola vocería institucional por cada parte, etc).
Con voluntad política y una buena coordinación, los cronogramas se puede ajustar. Claro eso será imposible si el INE no tiene cabeza visible y el que aun figura – Humberto Arandia, principal responsable de esta crisis- por sus paranoias autoritarias, mandaba a todos a peinar calaveras. El INE debe comandar el operativo censal y para ello precisa de una cabeza que funcione y lidere de forma técnica e institucional este importante desafío.
En Bolivia hay medio millón de universitarios y cada Universidad puede poner a disposición recursos humanos para tareas de actualización cartográfica, pruebas experimentales, levantamiento de datos que, sumado al uso de tecnologías a disposición, el sentido común nos indica que se pueden acortar los plazos y no extenderlos del 2022 al 2024.
No hay misterios, este conflicto se resuelve con una dosis de voluntad política, fortalecimiento institucional del INE y capacidad de concertación. Me viene a la cabeza como trabajaron en Chile el año 2010, y rescataron con vida a los 33 mineros atrapados durante 69 días a más de 700 metros bajo tierra. Casi en las mismas fechas, en nuestro medio se derrumbó un edificio – Málaga- los resultados fueron diametralmente opuestos al exitoso rescate en Chile. Cabalmente la diferencia estuvo en la voluntad, cooperación y coordinación virtuosa entre actores que unió a personas e instituciones de ese país, ante un gran objetivo.
Para adelante, cuando tengamos los resultados del CENSO, tocaría que desde Santa Cruz se den líneas para enfrentar el drama del empleo precario, la falta de oportunidades para los jóvenes (mayoría poblacional actual) reducir la brecha digital, incrementar nuestras capacidades productivas y varios otros desafíos. Las diferencias con relación a la implementación del Censo, deben ser solo un bache y no el precipicio, en el camino.
Pd.- Al no existir un tercer imparcial como mediador, el Rector de la UAGRM, debe dirigir la reinstalación y dirección de la mesa de dialogo, una vez restablecida.