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Cómo el negocio de los «dealers» de comida se carcome a Cuba… y su gente

Mediante “redes de corrupción a pequeña escala” los dealers de comida ofrecen los productos al precio que estimen. Alrededor del 70 % de las calorías totales consumidas por los cubanos son de origen extranjero, pero debido a la “pésima administración estatal, la oferta nacional ha sido cada vez menos diversa y más inaccesible”.

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Por Gabriela Moreno1

Ir al supermercado, agarrar un carrito y llenarlo de cuánto apetezca es un imposible en Cuba. Comprar comida en la isla ya no depende solo del tradicional tormento mental para estirar el escaso dinero, sino de los dealers o intermediarios, quienes hoy han convertido el hambre en un negocio.

Con “contactos” y mediante “redes de corrupción a pequeña escala” estos abastecedores ofrecen los productos de mayor demanda, al igual que de menor oferta, al precio que estimen y con costos adicionales por la entrega a domicilio.

Un reporte de Periodismo Situado revela que “hay dealers de pollo, de jamón, de huevos, de leche, de harina, de pescado”. Quienes acuden a ellos sienten “como si se estuvieran comprando cocaína”. Tienen motivos. Los encuentros son clandestinos, en lugares recónditos, lejos de todo y de todos.

No hay manera de resistirse a la irregular figura que emerge del régimen castrista. Ofrecen lo que la mayoría busca. Logran acumular para transar, otros lo hacen porque necesitan efectivo para comprar algo diferente o simplemente porque tiene vínculos con algún mercado que le vende los insumos por encima de las raciones establecidas. Con el pollo pasa. Es aberrante.

Una realidad trágica

«En Cuba se compra pollo si hay, donde se puede y cuando se puede”, señaló el medio. Las razones están claras: existe una distorsión en la cadena de comercialización.

El pollo en el país tiene tres destinos comerciales: la carnicería (subsidiado y distribuido a razón de 1 libra mensual por persona), las tiendas en moneda nacional (con límite de 5 kilogramos al mes por libreta de abastecimiento) y las tiendas en moneda libremente convertible (MLC).

Con la trilogía de lugares, la aparición de los dealers de comida es cada vez más posible. Se exacerba porque la “cuota mensual” de alimentos que se entrega a cada “consumidor”, a través de la libreta de abastecimiento, no alcanza para servir la mesa más de dos veces.

Un proveedor constante

El pollo que consumen los cubanos llega desde Estados Unidos. Es probable que zarpen desde el puerto de Mobile, Alabama o del de Jacksonville, Florida; en cargos refrigerados de las compañías Green Ocean o Lagoon señala la investigación. Las operaciones por este intercambio marcaron en febrero de este año el tercer mayor valor histórico, tras registrar 31212 toneladas por 253 millones de dólares.

El abastecimiento ha sido constante entre 2001 y 2021. El castrismo no lo divulga, pero Estados Unidos le exportó 2.78 millones de toneladas de carne de pollo, con un valor acumulado de 2368 millones de dólares.

La cifra representa en promedio 250 kilogramos por persona en veinte años, 12 kilogramos al año, 1 kilogramo al mes, pero lo destacable es que el 40 % de ese total de toneladas Cuba lo adquirió en los últimos cinco años.

Con limitaciones

Las leyes estadounidenses permiten únicamente exportar en efectivo hacia Cuba. Los créditos, una herramienta global para negocios multinacionales, no están permitidos y el cese de las relaciones bancarias directas entre Estados Unidos y Cuba impone el uso de bancos en terceros países.

“Aún con la carga extra de las sanciones económicas y en medio de la perenne tirantez política entre ambos gobiernos, Cuba es el tercer comprador de pollo de Estados Unidos, después de China y México. Estados Unidos, por su parte, es el primer proveedor de la isla”, precisa el reporte.

A eso llegaron, porque la Ley estadounidense de Reforma de las Sanciones Comerciales y Mejora de las Exportaciones (TSREEA) autorizó desde el año 2000 la exportación directa de algunos productos alimenticios y agrícolas a Cuba.

Otros aliados

México también es otro aliado de Cuba. La isla es el principal destino comercial de la carne de ave azteca, cuyas importaciones anuales alcanzan más de 1000 millones de dólares en alimentos para el consumo doméstico. “La cifra representa la mitad de lo que destinaba a ese fin hace catorce años, sin que se haya compensado la reducción con mayores producciones nacionales”.

Con este número, alrededor del 70 % de las calorías totales consumidas por los cubanos son de origen extranjero, pero debido a la “pésima administración estatal, la oferta nacional ha sido cada vez menos diversa y más inaccesible”. Ahí los dealers de comida aprovechan.

Y podrán seguir haciéndolo, porque Cuba ya no produce las 120.000 toneladas de pollo que contabilizó durante su relación con la antigua Unión Soviética. Ahora, su industria avícola está a cargo de empresas del Ministerio de la Agricultura (Minag) dedicadas a la cría de gallinas ponedoras, a través del Grupo Empresarial Ganadero (Gegan) y su número más alentador son 9500 toneladas de carne de ave de desecho. A ese ritmo, los dealers de comida seguirá teniendo ganancias.

 

1Periodista venezolana residenciada en Chile. Egresada de la Universidad del Zulia. Experiencia como editora y productora de contenidos para medios impresos y digitales con énfasis en las fuentes de política e internacional.

*Este artículo fue publicado originalmente en panampost.com el 12 de junio de 2022

*La opinión expresada en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la posición oficial de Publico.bo


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