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El club de dictaduras y gobiernos paradictatoriales asociados en el Foro de Sao Paulo configura actualmente uno de los territorios menos amigables para la libertad de prensa en el hemisferio.
En Argentina, voces del kirchnerismo están pidiendo sanciones económicas que impidan el funcionamiento de varios medios de comunicación, a los que acusan de promover el odio por el solo hecho de señalar la existencia de la “grieta” ideológica o ética. El gobierno también tiene en carpeta un proyecto de regulación de las redes sociales, para que “dejen de intoxicar la democracia”.
En Bolivia, Los Tiempos denunció una estrategia de asfixia gubernamental en su contra, que incluye distintas formas de presión, desde el retiro de pauta publicitaria estatal hasta fiscalizaciones reiteradas y abusivas. Esto motivó un pronunciamiento de apoyo desde la Sociedad Interamericana de Prensa.
La nueva arremetida contra la libertad de prensa se da en momentos en que el ex ministro Juan Ramón Quintana (mano derecha de Evo Morales) pareció dar la voz de ataque, con un discurso en el que calificó a los medios independientes de “cloacas”, reeditando su narrativa del “cártel de la mentira”.
En Perú, desde la llegada al gobierno de Pedro Castillo el Instituto de Prensa y Sociedad (IPYS) y el Consejo de la Prensa Peruana han emitido 25 alertas de agresiones contra periodistas.
En Nicaragua, la represión gubernamental se ha cebado contra las radios católicas. Hace apenas dos semanas, la dictadura de Daniel Ortega ordenó el cierre de seis emisoras, incluyendo la incautación policial de equipos de transmisión. Además, el Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (CENIDH) denunció la violencia desplegada en los operativos.
En Cuba, como si no hubiera suficiente censura totalitaria en las décadas pasadas, se intensificó en los últimos meses la persecución de los periodistas independientes, muchos de los cuales se encuentran sitiados en sus viviendas por la policía política. Un proyecto oficial de nueva Ley de Comunicación Social estipula que los periodistas tendrán la obligación de “fomentar el consenso y la unidad nacional en torno a la Patria, la Revolución y el Partido Comunista de Cuba”.
Reporteros Sin Fronteras (RSF) señaló recientemente que “Cuba sigue siendo el peor país de América Latina en materia de libertad de prensa”.
Tal vez la clave para este ataque sistemático podamos encontrarla en los propios documentos del Foro de Sao Paulo, como el emitido en Managua en 2017, donde se indicaba que “la izquierda debe proponerse la toma de todas las instituciones y no solamente la presidencia o las diputaciones. Es importantísima la toma del poder judicial, los aparatos militares y los medios de comunicación”.