Opinión

Cooperativismo e Innovación Social, por Ana Carola Traverso

Ana Carola Traverso

Socióloga y urbanista

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Quienes valoran la innovación, saben cuán emocionante es aprender de quienes son capaces de generar soluciones a problemas cotidianos. La innovación es una mezcla de imaginación creativa, experimentación e iteración. Le debemos a la innovación, las más importantes mejoras y reformas tecnológicas en nuestras vidas, al igual que la creación de los distintos sistemas de organización social que regulan el mundo moderno. 

¿Qué tiene que ver la innovación con historia cruceña? Tiene mucho que ver. Uno de los casos más bonitos que he estudiado de nuestra historia es el cooperativismo: cuándo llegó, cómo innovó y qué logró. El acceso de las grandes mayorías al ahorro, agua potable, electrificación y telecomunicaciones, tienen su origen en este movimiento social o doctrina.   

El cooperativismo arrancó de manera efectiva a comienzos de la década de 1960 en las parroquias de la ciudad capital, desde donde se organizaron cooperativas de ahorro y crédito. Entre las más antiguas, se encuentran La Merced, Jesús Nazareno, San Martín de Porres, San José Obrero y San Luís. Estas cooperativas combatieron el problema de poco o nulo acceso al crédito, derivado de la ausencia de bancos privados. El auge de cooperativas democratizó la posibilidad de ahorro y, por ende, de acumulación de capital. No se dependía más de tasas de interés elevadísimas arbitrariamente impuestas por usureros. Además de proporcionar créditos, las cooperativas brindaron servicios complementarios a sus socios, como pulperías, farmacias, servicios de salud, seguros de vida y hasta vivienda. Concomitantemente, desde la sociedad civil se creó CRE para la electrificación rural y COTAS para telefonía. 

Lo interesante del caso cruceño es qué pasó luego de la creación de estas primeras cooperativas. Concretamente, en 1966, Dante Pavisich Ribera se encontraba presidiendo el Comité de Obras Públicas (COOPP). Viendo el éxito que estaban teniendo las cooperativas de ahorro y crédito y CRE y COTAS, decidió emular este tipo de organización social en el seno del COOPP. Para ello, creó una sección destinada exclusivamente a la creación de cooperativas de agua potable y electrificación en provincias. Pavisich vio el potencial de estas empresas, planteándolas como instrumentos imprescindibles para todo programa de desarrollo económico y social del COOPP. Las cooperativas contribuirían al establecimiento de una justa y equitativa distribución de la riqueza, impulsada por esta institución. 

Vaya proceso de transformación que eso desató. En apenas tres años, el COOPP ya había creado 18 cooperativas, sirviendo a más de 18.000 habitantes. Una década después, en 1976, esta cifra se elevó a 108, sirviendo a más de 120.000 habitantes. Para 1986, 20 años después de haberse adoptado como política estatal cruceña, el número total de cooperativas contabilizadas por CORDECRUZ (institución en la que se transformó el COOPP), alcanzó la cifra de 170, sirviendo a más de 260.000 habitantes. Ciudades y comunidades en todo el departamento se transformaban accediendo a estos servicios básicos, imprescindibles para la modernización del espacio regional.  

¿Cómo hizo el COOPP para volver operativo el modelo cooperativo? Algunas cooperativas recibieron inversiones y proyectos que el Comité venía realizando, descentralizando su administración y mantenimiento, como en el caso de SAGUAPAC. En la mayoría de los casos, cuando una población pedía una cooperativa, el COOPP organizaba su creación, aportando el 75% del costo total. La población debía poner el restante 25%, sea a través de la donación de la casa de máquinas, la compra de materiales de construcción (postes o tendido eléctrico), o mano de obra (cavado de zanjas o pozos). Esto inspiraba apropiación real de la población y respeto por el esfuerzo colectivo y la generación de patrimonio local. 

Una vez creadas, se continuó apoyando la capacidad institucional de las cooperativas, impartiendo cursos técnicos y doctrinarios. Esto incluyó cursos de contabilidad (presupuestos, cálculo de tarifas), educación general y gobernanza cooperativa (historia del cooperativismo, estructura de la empresa, funciones de los consejos y comités, estatutos y liderazgo cooperativo). Incluso se becó a funcionarios de cooperativas en provincias para capacitarse en la Organización Latinoamericana de Cooperativas (OCA). 

El cooperativismo probó ser una modalidad de organización social perfecta para una sociedad forzada a la inventiva propia, dada la situación de precariedad absoluta a la que era sujeta. Le debemos a Pavisich, el reconocimiento por haber adoptado el cooperativismo como uno de los instrumentos más poderosos de nuestro modelo de desarrollo. Asimismo, le debemos la tarea de estudiar lo que él inició como estudio de caso. Gracias a su capacidad de observación de la realidad cruceña, su voluntad de experimentación y creatividad para la adaptación de formas de auto organización social, él posibilitó una transformación acelerada del espacio regional. Gracias a ello, Santa Cruz nunca más sería la misma.  

*La opinión expresada en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la posición oficial de Publico.bo


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Ana Carola Traverso

Socióloga y urbanista

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