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El poder requiere identificar y personalizar a los culpables para apuntalar su autoridad; insaciablemente se apropia de la acumulación política del desplazado y debe eliminarlo como potencial competidor. Al depredador lo convierte en objeto de caza. Necesitan el camino libre —sin adversarios reales— para proyectar a Luis Arce como el cacique de una nueva época totalitaria. Es esta la crucial disputa que emplaza en la “arena” política el régimen imperante.
Al parecer, los dirigentes opositores y los nuevos actores emergentes, no llegan a calibrar este desafío con total precisión. No caracterizan ni identifican al enemigo. Por eso continúan erráticos como volantín sin cola. Se mueven sin dirección precisa y acaban irremediablemente estrellándose en cada circunstancia.
No lograron advertir que Arce y Choquehuanca, desde tiempo atrás, vienen preparando su reelección. No fueron los únicos, tampoco Evo llegó a concebir que le estuvieran preparando cuidadosamente el cadalso, los subestimó. Y, cuando subestimas la adicción que genera el poder, las marionetas cortan los hilos, adquieren vida propia, y ahora deciden su rumbo. El saber popular es muy preciso: si quieres conocer a fulanito, dale un carguito.
El cacique cocalero preparó el camino y la maquinaria sistémica de la reproducción electoral eterna. Conoce por dentro al monstruo, sus operadores lo construyeron con el asesoramiento cubano y venezolano. Sólo el candidato oficial podrá beneficiarse de la obra de su creación. Se olvidó de un pequeño detalle: el diablo no sabe para quien trabaja. No contaba con la deslealtad de su delfín, ahora convertido en implacable y voraz tiburón. Actualmente Evo es sardina, ya no detenta la conducción del Estado, por lo tanto, Arce reclama el paso, para convertirse en el candidato oficial exclusivo.
Dejemos al cacique cocalero en su propia trampa, el verá como sale de ella; sin olvidarnos que la historia abunda en sorpresas y la correlación de fuerzas puede cambiar: Muchas derivaciones ocasionarán los temibles y poderosos vientos que eventualmente produzcan: la crisis económica engendrada por la dupla Morales-Arce en catorce años de despilfarro, y los imprevisibles efectos de la disputa geopolítica mundial.
Veamos cómo puede gestarse una alternativa al bloque nacional-populista, sostenido por la prebenda. ¿Qué están haciendo los dirigentes opositores en todos los estamentos y territorios? Está comprobado que reducirse al terreno institucional representativo del Congreso, no es suficiente para llegar al sentimiento del ciudadano. Seguir concibiendo la disputa política con el masismo como la guerra de búnkeres, no consiguió diezmar al MAS.
Si los dirigentes no salen de sus cómodas oficinas o domicilios, no llegarán directamente a la gente y dejarán este espacio bajo el dominio exclusivo del masismo. Es importante que los líderes se desplacen físicamente, para conquistar la adhesión de la ciudadanía y aglutinar a los sectores sociales contrarios a la política autoritaria del régimen.
Al momento, las tres iniciativas más importantes, fueron originadas por los movimientos cívicos en torno al Censo nacional; por los juristas independientes para impulsar el referéndum que permita reformar la justicia; el rechazo de los maestros a la arbitraria malla curricular en la educación impuesta por el gobierno. También se gestan, la defensa de las pensiones que está movilizando a los jubilados con ciertos sectores laborales del país; y el retorno activo de los médicos.
La oposición partidaria, está ausente en las calles, no tiene capacidad de movilización ni posee un planteamiento de políticas públicas alternativo al régimen etnopopulista. Muchos se preguntan: ¿Es posible que una oposición sin capacidad de convocatoria, pueda derrotar al masismo? ¿Por qué no logran acuerdos y niveles de organización los diferentes partidos opositores? ¿Por qué razón se continua con la misma acción política, si esta ya fracasó?
Si no se instala una nueva lógica política. Si persiste el individualismo destructivo. No habrá avances, la oposición continuará aislándose y disminuirá, hasta convertirse en las próximas sardinas en ser devoradas por el voraz tiburón.