Desinformación en el «superaño electoral»
Medio mundo irá a votar en este 2024. El uso de la inteligencia artificial profundiza los efectos de la desinformación. Hay preocupaciones y muchas ideas para los tomadores de decisiones.
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Por Ximena Docarmo1
Las elecciones marcan la agenda global del 2024. Además de procesos electorales en la Unión Europea, India y Estados Unidos, en América Latina se celebrarán siete comicios presidenciales y dos a nivel descentralizado. En la región, el calendario electoral fue encabezado por El Salvador con elecciones el pasado domingo 4 de febrero. Y se mantiene en vilo, pues Venezuela no tiene fecha para ir a las urnas.
Fiesta electoral
En este superaño electoral, cerca de la mitad de la población mundial irá a las urnas. Las televisoras nuevamente llamarán a sus especiales electorales fiestas democráticas. Sin embargo, hoy más que nunca necesitamos que todos los invitados preparen y participen en esta fiesta con responsabilidad. A la lista de las viejas amenazas se suma la inteligencia artificial (IA) a través de la desinformación. Las elecciones pueden verse influenciadas con consecuencias irreparables que, en el peor escenario, podría generar la distorsión de los resultados electorales.
Esta es una preocupación global. Según el Informe de Riesgos Globales 2024 que reúne las opiniones de 1500 expertos, líderes políticos y empresarios, la desinformación se ubica en el segundo puesto de los riesgos actuales y escala al primer lugar como el riesgo global más grave en los próximos dos años. En este contexto, resalta el rol de líderes políticos que exaltan divisiones, pues podrían desestabilizar a la sociedad al cuestionar la legitimidad de las elecciones.
IA en campaña
Con modelos de IA a gran escala cada vez más accesibles, la explosión de información falsificada es inevitable. El Foro Económico Mundial enfatiza el desafío de lidiar con medios sintéticos como los deepfakes, la clonación de voz o los sitios web falsificados, que pueden generar daños directos a las candidaturas. Se suma a este fenómeno la limitada capacidad para verificar la veracidad y la rápida expansión de las informaciones falsas.
En este sentido, Alexandra Reeve Givens, del Centre for Democracy and Technology, sostiene que hay motivos para estar preocupados por los efectos de la IA en los procesos electorales, pues al ya fragmentado ecosistema de información se suman:
- la IA, que en conjunto con la filtración de datos privados puede facilitar la microsegmentación de mensajes personalizados. Con instrumentos vistos en campañas previas, como llamadas o mensajes automatizados a los votantes, con información incorrecta sobre lugares de votación o mensajes manipulados para influir en su comportamiento;
- la frágil posición de los funcionarios electorales, que pueden ser víctimas de doxing, un tipo de ataque virtual o ciberacoso en el que se publica información privada de una persona, sin su consentimiento, para afectarla públicamente.
Proteger las elecciones democráticas
De modo preventivo (o tal vez paliativo), el último reporte de IDEA Internacional, Proteger las elecciones democráticas salvaguardando la integridad de la información, propone tres condiciones esenciales para enfrentar estos desafíos. Estas son: disponibilidad de información fiable, periodismo confiable y pluralidad de opiniones. El documento presenta diez recomendaciones para las plataformas y diez para los Estados. A continuación, comparto un breve resumen de las propuestas más resaltables.
Para las plataformas | Para los Estados |
Garantizar la confiabilidad y pluralidad de la información: Promover la información electoral confiable, colaborar con organismos electorales y garantizar que los algoritmos de recomendación no obstaculicen el acceso a información precisa para combatir la desinformación electoral en plataformas digitales. Disminuir el alcance y los efectos de la desinformación: Activar mecanismos que frenen la difusión viral de contenido, proporcionar análisis contextual a usuarios expuestos a desinformación, garantizar transparencia en la publicidad política, desmonetizar la desinformación. Facilitar un escrutinio independiente: Publicar políticas de transparencia, divulgar datos financieros de publicidad política en línea. Fortalecer la rendición de cuentas de actores: Imponer reglas y sanciones específicas para periodistas, influencers y actores clave. | Garantizar la confiabilidad y pluralidad: Honrar los compromisos de derechos humanos, garantizar el financiamiento y una compensación justa para los medios, fomentar estándares abiertos para la autenticidad de contenido, abordar la representación política de comunidades marginadas, evitar acciones que comprometan la integridad del entorno informativo. Disminuir el alcance y los efectos de la desinformación: Exigir responsabilidad a las plataformas según normas internacionales de derechos humanos. Establecer mecanismos de apelación eficientes y cooperar con organismos electorales independientes para la propagación de información fidedigna. Facilitar un escrutinio independiente: Publicar restricciones de contenido y datos solicitados a plataformas. Fortalecer una entidad independiente para supervisar plataformas y colaborar en sistemas de seguimiento de desinformación en tiempo real. |
IA para los partidos
La independencia de poderes es fundamental para la implementación de las recomendaciones y para establecer límites en los procesos electorales. En democracias híbridas o sistemas autoritarios, el Estado de derecho corre el riesgo de verse aun más debilitado.
Sin embargo, para los partidos políticos pequeños y con pocos recursos, la IA puede ofrecer una serie de oportunidades. Puede emparejar la cancha, permitiéndoles campañas más innovadoras y eficientes, a través de diversas medidas como la implementación de chatbots en idiomas originarios o el soporte en tareas logísticas.
En este sentido, Römmele y Darius analizan el rol de la IA generativa como una herramienta poderosa para las campañas. Por ejemplo, para generar contenido visual y basado en texto y brindar apoyo para el análisis de datos. Sin embargo, sostienen que ningún «modelo de IA es capaz todavía de gestionar el presupuesto, los mensajes y los recursos de una campaña». En este contexto, advierten que los riesgos por el uso de IA aumentan «si los actores políticos no adhieren a las normas y valores democráticos».
La responsabilidad de usar éticamente las herramientas que provee la IA está en manos de políticos en campaña. El rol de liderazgo de estos es clave en la toma de decisiones. Los partidos políticos deben asumir compromisos públicos sobre el uso ético de la IA, para no alimentar la desinformación de la ciudadanía. Todos los decisores y autoridades, en conjunto, tienen un rol esencial para promover la educación política de la ciudadanía en una época en la que se hace cada vez más difícil saber en qué y en quién confiar.
*Este artículo fue publicado en dialogopolitico.org el 14 de febrero de 2023