Escucha la noticia
El Día Internacional de la Mujer es un día para reflexionar acerca del duro camino de lucha hasta ahora recorrido por la igualdad de género y, más importante aun, para trazar el camino todavía por recorrer para tener una sociedad más justa. Gracias a las luchas feministas, las mujeres pueden hacer cosas no hace mucho impensadas en las sociedades tremendamente patriarcales de siglos pasados: hoy, las mujeres pueden votar, estudiar y trabajar en mejores condiciones. No obstante, aún nos falta mucho para reconocer los distintos funcionamientos sociales, que tienen valor en sí mismos para la vida en sociedad, pero que no son valorados por nuestra forma de organización.
Martha Nussbaum, destacada filósofa y feminista, sostiene que la igualdad de género requiere un cambio social en la forma en que valoramos y priorizamos determinadas capacidades. En su libro «Creating Capabilities», Nussbaum señala que no basta con centrarse únicamente en los derechos jurídicos y políticos. Por el contrario, es preciso que las mujeres posean la oportunidad de desarrollar sus propias capacidades y participen plenamente en la sociedad. Una de las áreas clave en que las capacidades de las mujeres están limitadas es en el acceso a la educación y en la participación en el mercado laboral. Por ejemplo, las oportunidades educacionales y laborales de una madre soltera están indiscutiblemente mermadas si la sociedad no se involucra para que no sea así. En ese sentido, nos falta un largo recorrido en la elaboración de políticas públicas que promuevan la capacidad de las mujeres para conciliar las responsabilidades laborales y familiares, tal como el acceso a guarderías, permisos parentales que involucren y co-responsabilicen a los hombres, así como la flexibilización de ciertas normas laborales que promuevan el trabajo remoto, parcial o por horas.
Además de estos cambios políticos, Nussbaum sostiene que las actitudes sociales hacia las mujeres también deben cambiar. Las mujeres deben ser reconocidas como miembros iguales y valiosos de la sociedad, y la violencia de género y la discriminación deben ser erradicadas. Ciertamente, las cifras de acoso sexual, violencia doméstica y feminicidios en Bolivia y Latinoamérica continúan siendo alarmantes. Pero no basta con apuntar a este sexismo estructural, pues también la misoginia, como argumenta Nussbaum en «Citadels of Pride», es un mecanismo de atrincheramiento en el que el hombre privilegiado prefiere simplemente ignorar las desigualdades persistentes y de las que se beneficia día a día. De ahí nace el concepto del «misógino pasivo», que ilustra muy bien la periodista chilena Paula Escobar Chavarría, por el cual se entiende aquel hombre que mira hacia otro lado cuando sus amigos incurren en actos de acoso sexual o reproducen ideas machistas –que van hasta cosas aparentemente «pequeñas», como por ejemplo, la creencia de que sólo la mujer debiera hacerse cargo de los hijos o del trabajo doméstico.
En ese marco, desde la perspectiva de Nussbaum, aunque se han logrado grandes avances en materia legal y política, aún nos quedan pendientes dos tareas para consolidar la igualdad de género: por un lado, el acceso a la educación y al mercado laboral de las mujeres y, por el otro, la erradicación de la misoginia pasiva como fuente del sexismo estructural de la sociedad. Por tanto, el Día Internacional de la Mujer es un recordatorio de que la lucha por la igualdad de género continúa. Tomando en cuenta el análisis y las recomendaciones de una filósofa de la talla de Nussbaum, quizás entonces podremos alcanzar realmente una sociedad más justa para todos –en la que las capacidades y la participación social de la mujer adquieran el valor que les corresponde.