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Hernan Terrazas

Periodista

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El presidente Arce pudo ganar la Copa del Censo en los primeros minutos, pero la perdió en los descuentos. Y todo por un pésimo planteamiento. Volcó a su equipo a la ofensiva y ordenó a sus defensas apelar al juego sucio para quebrar el esquema del adversario, sin considerar que los jugadores rivales estaban acostumbrados a la pierna fuerte.

Con poco tiempo de entrenamiento, con más convicción que estrellas sobre el terreno, Santa Cruz opuso resistencia mientras pudo y pasó al ataque sobre los últimos minutos para conseguir una victoria inapelable.

Habrá quien intente desmerecer el triunfo cruceño, porque no metió tantos goles como los que se proponía, pero es bien sabido que, en la política, como en el fútbol, con medio gol basta.  No habrá censo el 2023, pero los resultados estarán listos dentro de los plazos que permitan asegurar nueva distribución de recursos y de escaños en los próximos comicios. No se ganó con un gol de “chilena”, pero un tanto sobre la hora sirve y mucho.

El once gubernamental, más confiado en la fuerza que en la táctica y la técnica, jugó sin orden en la cancha y con su hinchada dividida en la tribuna. Cosa rara, se vio gente luciendo la camiseta azul que apoyaba al otro equipo y a algunos jugadores del combinado oficial pateando la pelota hacia su propio arco.

El partido dejó algunas dudas, pero también muchas certezas. Arce y Morales, por ejemplo, ya no hacen una buena dupla e incluso parece que estuvieran en diferentes equipos. No hay pases, ni paredes entre ellos y ni siquiera abrazos para la tribuna. Y Choquehuanca, aunque quiera, no pesa en el terreno.

Morales, sin duda, es un jugador acostumbrado a repartir el balón, pero los años no pasan en vano. Se le nota el sobrepeso de la crítica y la factura de las variadas lesiones a su prestigio. El problema, además, es que todavía cree ser el capitán aunque haya perdido el cintillo hace tiempo y no siempre oculte sus ganas de llevarse la pelota.

Durante el último mes a Arce se lo vio desorientado y con pocos recursos en la cancha. Se nota que le pesa la camiseta y que no tiene la malicia necesaria para armar buenas jugadas.  No hay sorpresa en su juego y casi siempre pierde la pelota antes de pasar la línea media. Le cuesta mantener una identidad y por copiar a otros termina sin poder hilvanar una sola jugada.

Algunos opinan que el modelo de juego oficial pasó ya de época y que la tribuna está lista para nuevos esquemas tácticos en los que el juego de equipo prevalezca sobre el individualismo.  Otras selecciones de países vecinos ya no se desplazan solo por la extrema izquierda, sino que trabajan sobre otros sectores del campo para alcanzar mejores resultados.

La Copa del Censo demostró que en el fútbol no hay ganadores eternos y que es posible obtener victorias incluso cuando se juega contra el árbitro y el VAR. El último mes dejó la sensación de que la técnica puede más que la fuerza y que, cuando faltan los ídolos se impone el juego de conjunto.

Hay razones para que la tribuna democrática esté contenta. Hay futuro, como dirían los especialistas futboleros y hasta una nueva generación de jugadores que comienzan a mostrar sus habilidades. Fue por poco, pero victoria al fin.

*La opinión expresada en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la posición oficial de Publico.bo


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Hernan Terrazas

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