Opinión

Dos mujeres en resistencia democrática

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¿En qué se parecen Amparo Carvajal y Jeanine Áñez? Exacto. Diste en el clavo. Ambas se han convertido en los principales blancos de la despiadada ofensiva política del masismo. Sobre ellas se han descargado todo tipo de ataques, atropellos, amenazas y calumnias pocas veces vistos en casi 40 años de democracia. ¿Cuánto más deben soportar la presidenta de la Asamblea de Derechos Humanos y la expresidenta del país?

Amparo Carvajal, nacida hace ocho décadas en Barcelona, decidió hacer de Bolivia su patria. Frágil, apoyada en un bastón, pero lúcida a la hora de defender los derechos constitucionales, es la nueva figura a destruir por parte del masismo, al extremo de amenazarle con quemar su casa y la casa de los derechos humanos, bastión desde donde se luchó por la recuperación de la democracia.

Hasta en la guerra existen códigos que son respetados por los enemigos en combate, pero lo que está haciendo el masismo es vulnerar todos los límites en su desquicio antidemocrático de que el país entero crea por las buenas o por las malas que Evo Morales fue víctima de un “golpe de Estado” y que medio país es golpista.

Hay que advertirlo con claridad: los autodenominados “Wila Lluch’us” o gorros de sangre se parecen mucho a los temibles grupos paramilitares organizados en las dictaduras militares para eliminar a los enemigos políticos. Y, tal como ocurrió en esos momentos negros de nuestra historia, la manera fácil de evitar que sean investigados y desarticulados es negar su existencia como lo han hecho este martes el jefe del MAS y el Ministro de Gobierno.

Sin embargo, el matonaje político ensañado contra Amparo Carvajal no se reduce a grupos irregulares y grupos de choque dispuestos a la violencia física y a mucho más. Parlamentarios oficialistas y autoridades de gobierno también son parte de la maquinaria que en las últimas horas ha lanzado advertencias a Amparo Carvajal, buscando intimidarla.

Algo cruelmente parecido ocurre con la expresidenta Áñez, una mujer que no rehuyó al reto de pacificar el país. La violencia estatal que enfrenta a diario cuando reiteradamente le niegan la posibilidad de defenderse en libertad y, al contrario, le aumentan la dosis de persecución a través de jueces y fiscales sometidos al poder, ha llegado a niveles intolerables.

Pese a que el informe del grupo de expertos independientes de la CIDH, el ya conocido GIEI, pidió que el documento no sea utilizado para iniciar procesos con una justicia carente de credibilidad, transparencia e imparcialidad, el masismo está a dos pasos de viabilizar juicios de responsabilidades que conllevan condenas anticipadas.

El informe aprobatorio de la Comisión Mixta de Justicia Plural y la autorización del plenario de la Asamblea Legislativa por dos tercios votos, suspendidos para una fecha aún no definida, no debería ser asumida como un retroceso en la línea persecutoria del gobierno. Es una espada de Damocles que puede caer en cualquier momento sobre la cabeza de la exmandataria.

Amparo Carvajal y Jeanine Áñez representan la resistencia democrática del presente a la pretensión de reescribir la historia reciente del país y viabilizar el retorno de Evo Morales nuevamente al poder absoluto e indefinido. Físicamente son vulnerables, necesitan ayuda para ponerse en pie y caminar, pero Amparo Carvajal ha reafirmado que no dejará de defender los derechos humanos y Jeanine Áñez no está dispuesta a declarar algo que nunca sucedió en la crisis política de 2019.


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