OpiniónInternacional

El caso contra Donald Trump

Alejandro Peláez Kay

Abogado, Árbitro especializado en derecho empresarial y resolución de controversias

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No es inusual encontrar gente en nuestro medio que defiende a Trump. Los argumentos son variados: algunos admiran su personalidad cáustica, en comparación con la del benévolo Tío Joe (Biden), por ejemplo.

Otros se alinean a Trump en función a su conservadurismo social. Los demócratas, para bien o para mal, han asumido posiciones progresistas en lo que se refiere a todo el universo LGQTB+, y en contrapartida Trump se ha aliado con el universo cristiano, a pesar de sus dudosas credenciales morales (me refiero a las de Trump).

También se percibe al partido demócrata como una encarnación más de socialismo, sin entender que el partido “de izquierda” estadounidense está mucho más a la derecha que cualquier social democracia europea, o que cualquier programa “de derecha” que se hubiera implementado en Bolivia. Entonces el apoyo a Trump, es una reacción refleja de los que estamos curtidos con el “Socialismo” del S. XXI. A esto se suma que prominentes figuras demócratas como Bernie Sanders y Alexandra Ocassio Cortez han dado opiniones favorables a Evo Morales o han caído en el embauque del “golpe” del 2019, desplegando una gran ignorancia de la realidad boliviana, algo sólo atribuible a nuestra nula relevancia internacional.}

Sin embargo, para no caer en lo de Bernie o Alexandra, necesitamos mirar más de cerca al casi seguro próximo contendor de la Casa Blanca y posible futuro presidente y para eso ofrezco un pequeño recuento:

1. El mito del hombre de negocios.- Trump publicó un libro que se llama “The art of the deal” que fue durante mucho tiempo un libro de cabecera para todo aspirante a empresario en EE.UU. luego posó como empresario exitoso en “The Apprentice”. Ambos son grandes embauques. Trump contrató a un escrito “fantasma” (Tony Shwartz) para que escriba “The art of the deal” por él. El escritor quedó tan asqueado con su falta de ética, que no pudo con su conciencia cuando Trump se postuló a la presidencia y develó que él era el verdadero autor y repudió su propio libro. Al considerar que esto no era suficiente, ofreció sus servicios a la campaña de Hillary Clinton para ayudarla a derrotarlo (de hecho lo hizo si contamos el voto popular). En cuanto a The Apprentice, en el último par de años se han divulgado, ya sea a través de filtraciones o procedimientos legales, las declaraciones impositivas de Trump. En ellas se refleja que la única ocasión en que de hecho hizo dinero como empresario, fue cuando posó como uno en “The Apprentice”. Los pocos pagos de impuestos a las ganancias, provinieron de la serie. Lo demás ha sido un fracaso tras otro, en el que ha ido dilapidando el imperio de su padre Fred Trump, el cual heredó a través de estrategias para evitar el pago del impuesto sucesorio y de forjar el mito del Trump empresario, en lugar del Donald hijito de papá. Este episodio ha sido detalladamente relatado por un artículo de investigación del NYTimes que fue merecedor de un Pulitzer en el 2018.
Según la revista Forbes, Trump debería ser mucho más rico de lo que es, sólo basado en lo que heredó y el crecimiento normal de la economía estadounidense en ese tiempo, medida por el S&P500.
Entonces Trump forjó el mito de gran empresario a través de la herencia de su padre y sus dos únicos éxitos económicos propios fueron en sí embauques: el del gran escritor y el de actor de reality show.

2. Pagando a Stormy.- Trump ahora está siendo enjuiciado en el estado de Nueva York por falsificar registros comerciales al pagar a Stormy Daniels, una actriz porno con la que supuestamente tuvo un affair, pocos meses después que Melania diera a luz al último hijo de Donald. Sería fácil descartar esta acusación como “algo que los ricos hacen” o “boys will be boys”, pero en realidad se trata del primer gran embauque de Trump en política. Este pago se dio en el contexto de la campaña presidencial y por lo tanto se considera un gasto de campaña, que debería ser público. En otras palabras, el público estadounidense tiene derecho a saber en qué invierten los candidatos y seguramente no verían bien que use dinero para acallar a sus amantes. El esquema funcionó, ya que el escándalo sólo se hizo público cuando Trump estaba en la Casa Blanca. Tarde para que los electores lo tomen en cuenta. Entonces Trump ingresó a la Casa Blanca, ostensiblemente, ocultando al público un dato crucial sobre su conducta. Nunca sabremos si hubiera sido suficiente para privarlo de la presidencia, pero el público tenía derecho a saber.

3. “Le creo a Putin”.- En la cumbre entre Trump y Putín del 2018 en Helsinki, un reportero preguntó a Trump qué opinaba de que las agencias de inteligencia de EE.UU. establecieron que Rusia se entrometió en la campaña presidencial que le dio la victoria. Trump dijo en ese momento creerle a Putin. Fue uno de los puntos más bajos y vergonzosos en la política internacional estadounidense y develó el sometimiento de Trump a Putin.

4. “Necesito un pequeño favor”.- Una de las primeras interacciones conocidas entre Trump y Zelenski fue una llamada en 2019 en la que Zelenski buscaba una visita a la Casa Blanca y ayuda militar (ya aprobada por el congreso) por $us 400MM. Para Zelenski ambas cosas eran cruciales para disuadir a Putin, ya que en ese entonces ya se cernía sobre Ucrania la amenaza rusa. Pero Trump necesitaba algo a cambio. Pidió a Zelenski que abra una investigación sobre las actividades de negocios del Hunter Biden (hijo de Joe) en Ucrania, que le serviría de munición para la campaña ya en curso. Para los que estamos acostumbrados a la política latinoamericana esto parecería una nimiedad, pero para EE.UU. no. Usar fondos federales para granjearse favores políticos es un delito. Por otro lado, esta apuesta de Trump representó una amenaza para la seguridad internacional. De hecho, la visita nunca se dio en la presidencia de Trump, y los fondos fueron liberados con varios meses de retraso, después que el congreso forzó la mano de Trump. Este hecho fue motivo de su primer impeachment, del que se salvó por su mayoría en congreso, pero demuestra que Trump no tiene miramientos a la hora de usar al gobierno para sus fines personales.

5. “Sólo necesito que encuentren 11.780 votos”.- Esta es la llamada que grabó el Secretario de Estado de Georgia, un republicano, cuando Trump lo llamó el 2020 pidiendo revertir la elección de ese estado, que le dio la victoria a Biden. Esta llamada fue sólo la culminación de un esfuerzo generalizado por revertir el resultado de la elección en Georgia. Hoy Trump y otros 18 están acusados penalmente en ese estado por estos hechos.

6. “Fight like hell”.- fueron las palabras de Trump en el discurso previo a la toma del capitolio por sus partidarios. El resto es historia y motivo de su segundo impeachment y su segunda acusación a nivel federal.

7. “Son míos”.- en referencia a los documentos secretos que Trump tomó y luego ocultó al salir de la casa blanca y que es motivo del primer juicio federal de la historia contra un expresidente. Hoy la investigación se está ampliando a obstrucción de justicia, por el pedido de Trump a sus colaboradores para que mientan al FBI.

8. “Acabaría la guerra en un día”.- Su última declaración sobre la guerra en Ucrania, que implica premiar a Rusia por la invasión, permitiéndole conservar los territorios usurpados.

9. “No es mi estilo de mujer”.- Dijo Trump sobre E. Jean Carrol, cuando esta lo acusó de haberla violado en 1996. Carrol demandó a Trump por difamación (no la violación en sí, porque había prescrito) y el jurado civil le creyó a ella, condenando a Trump al pago de $us 5MM (cifra que puede subir en función a las últimas declaraciones difamatorias de Trump).

10. “Voy a designar un verdadero fiscal especial para que persiga al presidente Biden y a toda su familia.”

Podría escribirse un libro sobre la inconducta de Trump en lo empresarial, personal y como presidente (de hecho ya hay algunos), que lo pondría en la categoría de un sociópata. Solo los hechos anteriores tomados en conjunto, muestran a un embustero, que no tiene reservas a la hora de usar la presidencia para sus fines personales, que no cree en la democracia, y que ve a las mujeres como objetos. Esta descripción encaja perfectamente con nuestros dictadores tropicales y lanza una mala señal a los autoritarios en todo el mundo. También es un peligro para el orden mundial, al ver al mundo en función a transacciones y no principios. Los países pequeños con democracias amenazadas o inexistentes, y que se basan en el orden internacional para preservar su integridad territorial, deberíamos estar muy preocupados de que la “ciudad brillante sobre la colina” que describía Reagan, se convierta en una república bananera.

*La opinión expresada en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la posición oficial de Publico.bo


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Alejandro Peláez Kay

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