Escucha la noticia
En un artículo anterior, siguiendo a Giscard d’Estaing, nos referíamos al dólar como moneda de reserva internacional, como un privilegio exorbitante. Salvo los Estados Unidos, el resto del mundo lo sigue viendo así.
Economistas y sobre todo los hacedores de política ligados al Partido Republicano, ven en el uso del dólar como moneda internacional de referencia, como un costo exorbitante, más bien que como un privilegio. Según ellos, el uso del dólar como reserva internacional lo sobrevalua, lo que le quita competitividad a su comercio exterior y conduce a gigantescos déficit de la balanza comercial. En su interpretación, con un dólar sobrevaluado con relación a otras monedas de países de economía avanzada, Estados Unidos importa más y exporta menos.
Como el dólar es la moneda preferida para las transacciones internacionales y como reserva de valor, los países que tienen excedentes en su comercio exterior los invierten mayoritariamente, en bonos del Tesoro Americano, considerado el activo financiero sin riesgo. También los sectores privados de los países en desarrollo protegen sus patrimonios invirtiéndolos en Estados Unidos. En otras palabras, los activos americanos no solo sirven para almacenar superávit comerciales de otros países, sino también flujos de capital privado. Todo esto estaría causando sobrevaluación.
La política de altos aranceles seguida por el gobierno de Trump tendría por propósito debilitar al dólar y hacerlo más competitivo, ligado a los objetivos de proteger a su sector industrial, inducir repatriaciones o aun inversiones en activos físicos esta vez, para crear más empleos, y también para recaudar ingresos para el fisco, para disminuir los impuestos a la renta de empresas y personas.
Hay una discusión intensa entre los economistas americanos acerca de las causas del gran déficit comercial estadunidense. Muy pocos entre ellos lo atribuyen a la sobrevaluación del dólar. Piensan más bien que se debe a que los socios comerciales tienen costos laborales más bajos, sobre todo si son países de incipiente desarrollo como Vietnam, o al hecho de que el progreso tecnológico de China está alcanzando al de Estados Unidos, a la vez que tiene costos laborales mucho más bajos. Desde un ángulo un poco diferente, como el de R. Hausmann, que lo hice notar en un artículo precedente, se sostiene que, si bien hay un déficit en el comercio de mercaderías, éste se compensa con los grandes superávit en servicios, sumados a los ingresos de la renta de inversiones americanas en el extranjero. Una cuestión de fondo según Rogoff (Project Syndicate 06-05-2025) está en que el ahorro nacional americano está por debajo de la inversión real.
Los movimientos del dólar tienen fuertes implicaciones para los países con sistemas cambiarios anclados en la moneda estadounidense. Estos países “importan” la política monetaria americana. En épocas de tranquilidad monetaria en el país ancla se benefician con la estabilidad; en épocas de turbulencia se quedan sin instrumentos para enfrentar la inestabilidad. Se desprende de la teoría económica de las uniones monetarias que los países participantes tienen que tener los mismos shocks exógenos para beneficiarse con ellas. La dolarización es una unión monetaria unilateral.
Si recuperamos nuestra salud cambiaria, lo que quiere decir que contemos con reservas internacionales suficientes, se las debe diversificar reduciendo la proporción de dólares y aumentando la de euros. No se sugiere yuanes porque no son de aceptación general, aunque han estado ganando espacio sobre todo en los países asiáticos.
Un seguimiento continuo de la coyuntura internacional es esencial. En el periodo neoliberal, se presentaba al Directorio todas las semanas un informe de alerta temprana de las contingencias internacionales y qué medidas debíamos tomar para protegernos. Se tenía también un buen reglamento para las inversiones de las reservas internacionales y se contaba con una Gerencia de Operaciones Internacionales de una gran solvencia técnica.
*La opinión expresada en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la posición oficial de Publico.bo