El esfuerzo estéril del masismo
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Dentro de un mes y 12 días Luis Arce cumplirá un año como Presidente del país. Un año entero aferrado a la retórica mentirosa del “golpe de Estado” en 2019, un año en el que todas las maniobras políticas e institucionales de su administración resultaron estériles. Un año en que Arce pudo haber puesto su propia impronta, pero decidió mantenerse bajo la sombra de su jefe político.
En este tiempo se encarceló a una expresidenta, a exministros y exjefes militares y policiales, por un caso inventado para intentar cambiar la realidad y se quiso decretar que el descomunal fraude electoral de hace dos años jamás existió con una consultoría extranjera que fue desbaratada por quienes auditaron y evidenciaron la manipulación de los resultados en 2019.
Un año en el que se usó descaradamente a la justicia para perseguir opositores, un año en el que se intentó de todo para rehabilitar política y electoralmente a Evo Morales, poniendo en un segundo plano las grandes tareas del gobierno para que el país supere con éxito la pandemia del Covid-19, la crisis económica y la degradación de la institucionalidad del país.
La constatación de que todo lo urdido por el poder se dio de frente con el grueso muro de la realidad es la última encuesta de Cultura Interactiva, una empresa especializada en estudios de opinión pública, para el diario paceño Página Siete que muestra que la mentira no pasará, al menos para dos tercios de la gente en nuestro país. Repasemos algunos datos.
Entre el 10 y 16 de este mes, Cultura Interactiva entrevistó a 800 personas. Una de las preguntas fue: “¿Usted cree que Evo Morales cometió fraude en la elección presidencial de 2019?”. El 61,8% respondió que sí hubo manipulación dolosa de resultados, el 25,7% dijo que no hubo fraude y el 12,5% afirmó que “no sabe”.
Y cuándo se les consultó sobre el motivo de la salida de Morales del poder el 10 de noviembre de 2019, en un avión mexicano, desde el Chapare cochabambino, el 65,2% dijo que se debió a su “renuncia” tras la verificación del fraude por parte de la OEA, mientras que el 33,7% dijo que fue por un “golpe de Estado”, el relato fantasioso del masismo.
Alguien tenía que sufrir el impacto de la osadía antidemocrática y antinatural, sólo para rehabilitar a Morales dentro y fuera del país, y ese alguien ha sido Arce. Entre julio y septiembre, vale decir entre la penúltima y la última encuesta de Cultura Interactiva para Página Siete, la confianza en el Primer Mandatario cayó casi ocho puntos en dos meses.
Quienes califican de “buena” o “muy buena” su confianza en el Presidente en septiembre llegan al 25,9%, mientras que en julio fue el 33,8%. Los que califican su confianza en Arce en “mala” o “muy mala”, subió del 35,8% en julio a 43,9% este mes.
En cuanto a la calificación de la gestión gubernamental de Arce como “buena” o “muy buena”, la misma bajó del 32,7% a 26,4% entre julio y septiembre. Y quienes califican la gestión de Arce de “mala” o “muy mala” en el mismo período subió de 36,6% a 43,9%.
Todo esto quiere decir que el relato inverosímil del “golpe de Estado” no está calando ni siquiera en el conjunto del tristemente célebre núcleo duro del masismo en todo un año de esfuerzo político e institucional, y que a más insistencia en algo que nunca ocurrió, como es el golpe de Estado, mayor es la desconfianza en el presidente Arce y su administración gubernamental.
El 8 de noviembre de 2021, se constatará que Arce perdió un año entero en un esfuerzo inútil por cambiar la realidad boliviana, mientras la pandemia del Covid-19 sigue sin ser superada, la reactivación económica no despega, el sistema judicial se hunde cada vez más, la inseguridad ciudadana crece a galope en todo el país y la educación de niños y jóvenes permanece a la deriva.