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Son bienvenidos los informes de estabilidad financiera (IEF) y el informe de política monetaria (IPM) del BCB. Proporcionan al sistema financiero y al público en general, un volumen muy importante de informaciones, útiles para la toma de decisiones, y consignan de cómo ve la autoridad monetaria la evolución de los distintos indicadores. La discusión en el IEF del sistema de pagos es muy interesante. Los cambios en la tecnología del sistema de pagos, que se han tenido en el país, son de gran alcance. Se puede decir, sin temor a equivocarse, que nuestro país está más avanzado en materia de pagos digitales, que en muchos países de la región y aún en países industrializados. Se cuenta con buenas plataformas electrónicas y con una infraestructura de regulaciones siguiendo las mejores prácticas internacionales. En el (gráfico 65 del IEF) que describe la composición de los medios de pago, se ha ignorado extrañamente a los billetes y las monedas, que es lo más tradicional y que constituyen más del 50% de la base monetaria. El país tiene grandes logros en bancarización y en modernización de su tecnología de pagos, que se ha subrayado, pero billetes y monedas siguen vivitos y coleando.
Es de lamentar empero que nuestro excelente sistema de pagos esté sufriendo un retroceso por la escasez de dólares. Es así que los bancos para adecuar su posición cambiaria, con menos activos en dólares que pasivos en esta moneda, o más pedestremente para no tener que lidiar con clientes que quisieran recuperar en efectivo sus depósitos en dólares, no están recibiendo transferencias electrónicas en esa moneda.
Llama también la atención que en el IEF se menciona catorce veces la palabra especulativa o vinculada con ella. La frase ataque especulativo tiene una connotación técnica, que viene desde el trabajo pionero de Krugman (1979) y no una acepción peyorativa como se la tiene en el IEF y en muchas declaraciones de funcionarios de gobierno. Ataque especulativo es una reacción de mercado cuando el público, anoticiándose de que las reservas internacionales están en un nivel muy bajo, se precipita a adquirirlas antes de que se acaben, lo que causa efectivamente una caída rápida de lo que queda de ellas.
El IEF menciona muy de pasada a los créditos para el Sector Productivo y de Vivienda Social (CPVIS) y los considera como instrumentos no convencionales de política monetaria. Hubiese sido bien que describiera su origen en un swap de monedas, cuando los dólares del sistema bancario se convirtieron a moneda nacional, con el compromiso de revertir la operación a su vencimiento, es decir reconvertirlos en dólares. Ésta es una contingencia que le pesa al BCB.
El IEF tiene mucha y valiosa información sobre los depósitos y créditos bancarios. Hubiese sido bien que indagara, más allí de mostrar maestría en el manejo de gráficos de EXCEL, una fuente principal de expansión de los depósitos que fueron los créditos del BCB al Sector Público No Financiero. Como la tecnología de pagos ha cambiado, el gobierno ya no imprime billetes, como se la hacía durante la hiperinflación de los años ochenta, sino que ahora engorda los depósitos bancarios de sus empleados y proveedores. Se puede verificar que el excedente de encaje (en efectivo) de las Entidades de Intermediación Financiera está muy correlacionado con el crédito interno neto del BCB al SPNF. Falta también una discusión del peso que tienen los depósitos de la Gestora de Pensiones en el total de depósitos y hasta donde afectará su composición por plazos.
La descripción que hace el IEF de los test de estrés al sistema financiero es un paso en la buena dirección, pero es insuficiente. El lector puede contrastar el optimismo del IEF con el informe de la banca nacional del Economist Intelligence Unit del 09-04-2024.
Por último, la definición misma de estabilidad financiera no está desprovista de ambigüedad. En los países industrializados se analiza la estabilidad a partir del valor de los activos financieros. El concepto de estabilidad no se limita a que no haya corridas bancarias. El abanico es más amplio.
