Opinión

El proyecto de los patriotas para Santa Cruz, por Paula Peña Hasbún

Paula Peña Hasbún

Historiadora e investigadora, y dirige el Museo y Archivo Histórico Regional de la UAGRM

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La Gobernación de Santa Cruz de la Sierra, fundada en 1560, fue la guardiana de la frontera del imperio español en esta parte de América. Los ríos Iténez y Paraguay marcaban los confines entre España y Portugal.  Desde la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, se había poblado y mantenido ese vastísimo territorio.

La Gobernación estaba compuesta por Moxos, Chiquitos, Cordillera, Vallegrande y Santa Cruz de la Sierra con su cercado. Como frontera militar, tenía de manera permanente tropas: en Moxos, en Chiquitos, en dos fuertes de la Cordillera: Saypurú y Membiray, y 450 soldados en la capital, además de las milicias indígenas de cambas flecheros y lanceros a caballo. 

La guerra de independencia se inició un 24 de septiembre de 1810, cuando los patriotas Antonio Vicente Seoane, Antonio Suárez y José Salvatierra destituyeron al representante de la corona española, y formaron una Junta de Gobierno para gobernar esta inmensa provincia. La guerra que duró quince años se extendió a todo el territorio cruceño y finalmente el 14 de febrero de 1825 se proclamó su independencia.

En ese momento los cruceños desarrollaron un proyecto para su territorio que podemos analizar en las instrucciones dadas a los dos diputados, Antonio Vicente Seoane y Vicente Caballero, que asistieron a la Asamblea Deliberante que dio origen a Bolivia. Son 21 instrucciones que reflejan la voluntad de la población en relación a sus conceptos políticos, económicos, sociales y, a su vez, marcan el rumbo que seguirán las primeras décadas de nuestro departamento.

En términos políticos, apuestan por “el voto libre y general”, por una república democrática. Así mismo, defienden la territorialidad “descubierta, fundada y sostenida a expensas del vecindario” cruceño. Insisten en que “no se permitirá la desmembración” de su territorio así como también fijar los “términos de esta Provincia toda la extensión que abraza”.

En lo económico plantean la necesidad de establecer “el libre comercio” tanto con Brasil como con Paraguay, ellos consideraban que “siendo la circulación del comercio una de las principales bases de la opulencia y prosperidad” era muy importante desarrollar una política de vinculación caminera hacia todas sus fronteras.  Así mismo, entendían que había que desarrollar la industria y las manufacturas, como los descubrimientos en la minería. De igual manera, en su concepción más liberal de la economía, propusieron se eliminen los estancos de tabaco, que era un monopolio de la corona y que sean los ciudadanos los que “vendan y expendan libremente” sus productos.

En lo social, pedían que “se establezcan escuelas de primeras letras y estudios parciales”, en todo el territorio como también un “establecimiento de Estudios Generales” en Santa Cruz de la Sierra, así se llamaba en ese momentos a las universitarios. De igual manera solicitaban para Mojos y Chiquitos, donde había mucha artesanía envíen “artistas que cultiven y adelanten aquellas artes… y demás artes liberales y mecánicas”.  Para estos territorios y el de Cordillera, se pedía “se extingan los bárbaros planes del sistema económico” español y se liberen del pago de tributo a sus ciudadanos.

Las instrucciones pedían también que “se extingan las contribuciones actuales y que se arbitren y mediten otras que sean proporcionadas a la situación actual”, debido a que las cargas impositivas de la corona, solo asfixiaban las posibilidades de mejorar después de una guerra de quince años que agotó todos los recursos.

Este documento valioso, incluye temas como la importancia de la Iglesia, del establecimiento de parroquias para que los feligreses tengan la asistencia “espiritual como temporal”.  Se preocupan también por la cárcel pública en la que los presos vivan decentemente. 

Una vez formada la República de Bolivia, el Mariscal de Ayacucho nombró como primer prefecto a José Miguel de Velasco, quien gobernó desde diciembre de 1825 hasta 1828. Velasco debía administrar Santa Cruz y todo su territorio con un presupuesto de 40.746 pesos, mientras que La Paz recibía 777.834 pesos. A pesar de ello, Velasco era optimista, tenía certeza que pronto acabarían con todos los males legados por la guerra de independencia, y que el departamento de Santa Cruz estaría articulado por vías de comunicación, que su habitantes serían agricultores y comerciantes, que los indígenas serían instruidos y conocerían sus derechos, estaba convencido del “sagrado sistema liberal”. 

Esa es la estela que nos legaron los patriotas, quienes desde los inicios como departamento marcaron el rumbo de nuestro futuro.

*La opinión expresada en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la posición oficial de Publico.bo


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Paula Peña Hasbún

Historiadora e investigadora, y dirige el Museo y Archivo Histórico Regional de la UAGRM

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