OpiniónEconomía

El puente del progreso y el poder de la mano invisible

Roberto Ortiz Ortiz

Ingeniero comercial con experiencia en rubro financiero y de telecomunicaciones.

Escucha la noticia

“No es la bondad del panadero lo que trae el pan a la mesa, sino su interés de ganar dinero”, escribió Adam Smith en el siglo XVII, y esta frase sigue siendo tan relevante hoy como lo fue en su tiempo.

En un país donde el centralismo y el intervencionismo estatal han sido la norma, Santa Cruz sigue demostrando que la iniciativa privada puede impulsar el desarrollo de manera más efectiva que cualquier plan gubernamental. Un claro ejemplo es el nuevo puente sobre el río Piraí, construido con recursos propios por un exitoso empresario cruceño. Este puente no solo conecta su condominio privado con la ciudad, sino que abre una nueva vía de acceso al Urubó, beneficiando a miles de ciudadanos.

Este emprendimiento ejemplifica la “mano invisible” de Adam Smith: aunque el empresario buscaba principalmente su propio beneficio, las consecuencias de su esfuerzo terminan impactando positivamente a la sociedad en su conjunto. Smith creía que cuando los individuos persiguen sus propios intereses, contribuyen indirectamente al bienestar general. Este nuevo cruce no solo facilita el acceso a una zona en expansión, sino que también mejora la conectividad urbana, aliviando la presión sobre las rutas tradicionales.

Desde la perspectiva de Ayn Rand y su teoría del egoísmo racional, este empresario representa al verdadero héroe moderno: alguien que, guiado por sus propios intereses y la búsqueda de su propia felicidad, crea riqueza y oportunidades. Rand defendía que el éxito individual es el motor del progreso social, y este puente es un símbolo tangible de cómo la iniciativa privada puede superar las limitaciones impuestas por un Estado que ha preferido el control sobre la libertad.

Ronald Coase, por su parte, nos recuerda con su concepto de externalidades que las acciones privadas pueden generar beneficios no previstos para terceros. El puente es un ejemplo de externalidad positiva: lo que empezó como una obra privada ahora mejora la calidad de vida de muchos. Este es el tipo de innovación que surge cuando los emprendedores tienen la libertad de actuar sin la constante intervención estatal.

Santa Cruz ha sido siempre un bastión de progreso, no gracias al gobierno, sino a pesar de él. Mientras el Estado, históricamente centralista y socialista ha tratado de controlar el desarrollo, los cruceños han encontrado en el libre mercado y la iniciativa privada el verdadero camino hacia el bienestar. El ejemplo de este empresario es una lección de cómo el impulso individual, apoyado por principios libertarios, puede generar beneficios tangibles para toda la sociedad.

Este proyecto no solo une dos puntos geográficos, sino que simboliza el triunfo de la libertad individual sobre el control estatal. Es la prueba de que cuando los emprendedores actúan libres, el progreso es inevitable. Santa Cruz avanza, a pesar de todo, gracias al poder transformador de la iniciativa privada.


Cuentanos si te gustó la nota

100% LikesVS
0% Dislikes

Roberto Ortiz Ortiz

Ingeniero comercial con experiencia en rubro financiero y de telecomunicaciones.

Publicaciones relacionadas

Abrir chat
¿Quieres unirte al grupo de Whatsapp?
Hola 👋
Te invitamos a unirte a nuestro grupo de Whatsapp