Escucha la noticia
Bolivia necesita cambiar. Lo sabemos. No podemos seguir bajo un régimen que reúne todas las características de una dictadura. También es necesario comprender que la única manera de generar un cambio sostenible en el tiempo es a través de los mecanismos de la democracia representativa y participativa. Quien tenga otras ideas, se equivocó de siglo. La candidatura única de la oposición para las elecciones del 2025 es, a mi entender, el camino más seguro para transitar hacia el cambio que nos permita recuperar nuestro país. Y aunque ya tuvimos algunas experiencias fallidas, estas mismas deben servir de aprendizaje para lo que nos toca en los siguientes años.
Como sucedió en Chile, cuando tuvo que salir de la dictadura de Pinochet, en Bolivia, el camino también pasa por la conformación de una coalición de partidos y agrupaciones de oposición que presenten un solo candidato, aunque puedan presentar diferentes listas a las elecciones de diputados y senadores. Adicionalmente, la estructura legal debe aprovecharse para lograr cohesión interna, dado los antecedentes de “salvadores mesiánicos” sin apoyos, pero con billeteras lo suficientemente grandes como para enfrentar una elección nacional y “mandar todo por la borda”. Es necesario comenzar a conversar y concertar desde hoy, aunque falten aún más de 2 años para la fecha de esa elección.
El calendario electoral, en el marco legal instaurado por el MAS, es larguísimo. El 8 de noviembre de 2025 concluye el mandato de Arce y la norma prevé, al menos, 10 meses antes de esa fecha, la realización de las elecciones primarias obligatorias a la interna de los partidos que se presentarán a esa elección. Un absurdo con el que hay que lidiar. Una instancia democrática que implicará gasto para el Estado, que ante el riesgo de repetir el gasto absurdo del 2019, donde se realizaron las mismas con candidaturas únicas en todos los partidos, es mejor aprovechar el instrumento democrático para legitimar las candidaturas. Esa es la ventana, en algún punto entre el final del 2024 y el comienzo del 2025.
Una alianza de todas las fuerzas de oposición inscrita como tal para pugnar por la Presidencia en 2025 es el mejor camino para legitimar al candidato y, adicionalmente, demostrarle al MAS que se le puede ganar en su juego. Hemos alcanzado la madurez suficiente como para entender que es un monstruo enorme y putrefacto, en control de cada una de las instancias del proceso, pero que con inteligencia y perspicacia se puede corroer. Una alianza de todos que inscriba a todos los que quieran pugnar por la Presidencia en las Elecciones Primarias y que dichas elecciones definan a quien podrá liderar los 5 años de transición hacia la recuperación del Estado de Derecho. ¿Seré yo? ¿Serás vos? Eso lo decidirá la elección, pero es necesario comenzar a transitar ese camino bajo las reglas de la unidad y la visión de largo plazo.
Es el único camino. Pretender alcanzar una unidad que se consolide semanas antes de la elección sería un tremendo error, y confiar en la sola palabra de los candidatos sería volver a cometer el mismo error por enésima vez consecutiva. El comportamiento de la clase política ha sido claramente egoísta, siempre. Debemos encontrar los mecanismos para sortearlo.
Finalmente, habrá que hacer esfuerzos de los candidatos por ganar adeptos y militantes. En las Elecciones Primarias solo votan militantes, pero contamos con casi 2 años para hacer esa gestión. Luis Arce y Evo Morales ya han iniciado sus campañas para 2025. ¿Nosotros, cuándo?