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Héctor Garibay Flores, campeón mundial de la 40a versión de la maratón internacional realizada en México el pasado 27 de agosto, ha generado un estado de júbilo entre los bolivianos, una recuperación del sentimiento del orgullo boliviano frente a una realidad del país que día a día muestra un crecimiento de la inseguridad, trata de personas, feminicidios, narcotráfico y corrupción pública. Sin duda, esa algarabía refleja las ganas de triunfar de los bolivianos. Héctor Garibay Flores nos enseña que los bolivianos podemos lograr los primeros lugares si nos proponemos. Veamos cuáles son las lecciones que nos enseña Garibay.
Los primeros aspectos a considerar son la disciplina y la persistencia para ser campeón. Garibay entrenó día a día, controló las marcas de los atletas internacionales que ya habían ganado, se comparó con los mejores y fue aumentando su rendimiento como atleta hasta batir sus propios récords y el de los otros. Su triunfo es un tributo al trabajo tesonero de los bolivianos de bien y que obtienen sus recursos de actividades lícitas: a la caserita que se levanta a las cinco de la mañana para ir a vender, al campesino que produce los alimentos, al taxista que trabaja incansablemente, a los estudiantes que se queman las pestañas y no hacen trampa en los exámenes y no compran nota por una oveja, a los cocaleros que producen coca para la fabricación de mates y el acullico, y no para hacer cocaína, a los empresarios que se preocupan en la creación de más empleos formales e invierten en el país, a los funcionarios públicos que actúan de acuerdo al orden legal establecido, a los tantos deportistas que en silencio han obtenido títulos internacionales casi en el anonimato y sin amaños como pasa en el futbol, en fin, a los miles de bolivianos que le ponen el esfuerzo a su trabajo.
Un segundo aspecto, y de hecho muy determinante, fue confiar su formación en una excelente entrenadora como es Nemia Coca. El triunfo de Héctor Garibay es una clara lección de meritocracia. Su entrenadora fue una destacadísima atleta nacional con una brillante carrera, quien supo conducirlo al podio de los campeones. Es un grito en voz alta para que sean las mujeres y hombres más capaces basados en su rendimiento, los que lideren la administración pública desde el presidente hasta el último funcionario público, los catedráticos que ejerzan la docencia en las universidades y los maestros que enseñan en las escuelas. El triunfo de Garibay es claramente un cuestionamiento serio al sistema educativo boliviano actual, tanto estatal como privado. Estatal ya que el sistema educativo fiscal educa a más del 90% de los estudiantes bolivianos. Es un cuestionamiento también al sistema universitario desconectado de la realidad social y económica del país, donde la universidad pública aporta con el 65% de los graduados. Reciben recursos sin producir resultados socialmente esperados.
Un tercer aspecto a considerar es la limitación económica, dándonos el mensaje claro que la misma no es una barrera para lograr el objetivo trazado. La participación de Garibay en México y todo su proceso de preparación fue con los recursos mínimos y con escasa o nula participación del Estado. Su triunfo nos devela el actuar del Estado Plurinacional en los últimos años, que prefirió gastar los recursos del gas, antes que re-invertir los recursos para generar mejores oportunidades. Sólo basta ver estos ejemplos: ¿Cuántos campeones ha generado el centro de alto rendimiento construido en Villa Tunari que costó más de 18 millones de dólares? ¿Cuáles son los frutos de la Villa olímpica de Cochabamba que costó 90 millones de dólares?. Ninguno, es más, ahora su mantenimiento se convirtió en una carga para el estado. El problema no es la infraestructura per se, sino el enfoque que imprime el estado plurinacional paternalista y dilapidador, lo que lo hace ineficiente y perdedor, que destruye la iniciativa privada y anula a la inversión extranjera. El triunfo de Garibay, con la frente en alto, le demuestra al estado plurinacional que con lo que tenemos podemos sumar. Ya lo veremos, ahora Garibay recibirá del sector privado e internacional más incentivos que el cheque del estado plurinacional.
Finalmente, el triunfo de Héctor Garibay Flores es un triunfo de esperanza para señalarnos que los bolivianos podemos salir adelante con disciplina y determinación, eligiendo a los mejores para las funciones de liderazgo y, combinando nuestros escasos recursos con la inversión extranjera. Gracias Héctor, nos diste una gran lección y por ello estamos orgullosos de ti. Felicidades, campeón!