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¿El uso del polígrafo es constitucional? ¿Sirve?…

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Cumpliendo las órdenes del aun Ministro de Gobierno y en medio de la champa guerra con narco audios incluidos, el Comandante General de la Policía anunció que  sometería al “talento humano” de la FELCN al polígrafo. Bueno fuera dé ejemplo a su tropa, empezando el por someterse al aparatito y, si se le preguntaría sobre el vergonzoso sometimiento del verde olivo al poder partidario, fija que se aplaza.

Más allá de ese divertimento; acaece que el uso del polígrafo es un tema altamente controversial desde la ciencia, a partir de su real confiabilidad y, por supuesto, desde lo constitucional, al poner en serio riesgo los DDHH de las personas.

Los que saben aconsejan diferenciar entre la fiabilidad del instrumento del polígrafo y la de la prueba, pues si bien muestra alta fiabilidad para medir con precisión las reacciones fisiológicas de una persona, su aplicación como detector de mentiras depende de múltiples factores, que generan duda en términos científicos. Dicen, podría ser interesante, siempre y cuando la prueba sea conducida por un poligrafista altamente capacitado y actualizado; aunque, al final del día, depende de la naturaleza de la mentira, del mentiroso y del evaluador.

Su principal problema es la subjetividad a la hora de interpretar los resultados obtenidos, es decir, el riesgo alto de falta de objetividad al interpretar como señales de mentira las alteraciones que se producen en la presión arterial, tasa cardíaca, frecuencia respiratoria y conductividad de la piel, cuando el sujeto es sometido a un interrogatorio. Existen demasiadas situaciones que pueden producir cambios de presión sanguínea, ritmo cardíaco, sudoración y ritmo respiratorio (lo que mide un polígrafo), sin necesidad de ser un paposo de las grandes ligas y con nariz de Pinocho.

Desde lo constitucional el tema es aún más complejo, pues involucra por lo menos a las garantías de dignidad, intimidad e inocencia. Donde mayores litigios han existido al respecto es en Colombia, cuya Corte Constitucional ha condicionado su aplicación en el ámbito de las relaciones laborales (ingreso, permanencia o salida) a que su utilización sea voluntaria, pues de lo contrario constituye una agresión a la dignidad del ser humano.

En Bolivia, estimo que la situación sería casi similar pues nuestra CPE, en su art. 44 ordena que nadie será sometido a intervención quirúrgica, examen médico o de laboratorio sin su consentimiento o el de terceros legalmente autorizados, salvo peligro inminente de su vida y además, sometido a experimentos científicos, sin su consentimiento. ¿El Comandante habrá tenido la decencia de preguntar a su talento humano sobre su consentimiento? ¿O le habrá metido no más?

Esto obedece a que la misma carta constitucional afirma que la dignidad y la libertad de la persona son inviolables y que, respetarlas y protegerlas constituye deber primordial del estado; por lo que entre nuestros derechos fundamentales, están la privacidad, intimidad, honra, honor, propia imagen y dignidad. Su aplicación compulsiva u obligatoria, convierte y degrada a la persona a un mero instrumento para buscar una “verdad” o peor aún, arrancar indirectamente una confesión, basado en un experimento nada confiable, principalmente porque sus resultados están sujetos a factores que pueden significativamente alterarlos.

Así el estado del arte, ese experimento desesperadamente anunciado a la vista de la inocultable penetración de las mafias del narcotráfico al estado y a la fuerza destinada precisamente a su combate, que pretende ser o ya está siendo aplicado a servidores públicos los degrada como seres humanos, pues por muy sospechosos de corruptos que puedan ser –sin caer en el vicio de la generalización- no debieran ser tratados como cosas u objetos y peor, de parte de quien cacarea con finezas tales como que son su “talento humano”, pues ante todo y pese al mal olor que reina en el ambiente, se trata de seres humanos y entonces, el fin no puede justificar los medios aplicados. “El polígrafo descubre incrementos abruptos en el ritmo cardíaco, la presión sanguínea y la sudoración. Por lo tanto, esta máquina es un detector muy fiable de orgasmos. Pero, ¿detecta mentiras? Sólo si uno está fingiendo un orgasmo”. Robert L. PARK

*La opinión expresada en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la posición oficial de Publico.bo


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