Eliminar sucesiones
Juan Ramón Rallo comenta la eliminación del Impuesto sobre Sucesiones en la Comunidad Valenciana.
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Por Juan Ramón Rallo1
El presidente de la Comunidad Valenciana, Carlos Mazón, ha anunciado el fin del Impuesto sobre Sucesiones en la región. Se suma así a la tendencia seguida por otras autonomías del PP, como Madrid o Andalucía, por eliminar este tributo. Evidentemente, que bajen los impuestos siempre constituye una buena noticia para un liberal (a menos que ese recorte fiscal se efectúe con cargo a un mayor endeudamiento); sin embargo, muchos socialdemócratas han criticado la decisión de Mazón alegando que este tributo contribuye a salvaguardar la igualdad de oportunidades en la medida grava con contundencia enriquecimientos inmerecidos por parte de los herederos. Algunos incluso llegan a afirmar que el Impuesto de Sucesiones es un impuesto genuinamente liberal, dado que garantiza la meritocracia: a saber, que cada persona ingrese (sólo) aquello que se merece.
A este respecto, hay que señalar que el argumento meritocrático de parte de la socialdemocracia para justificar el Impuesto sobre Sucesiones es bastante hipócrita: si ese impuesto resulta justificable porque grava ingresos que una persona no ha generado (los generó el causante del que hereda), ¿entonces el resto de impuestos que gravan directa o indirectamente los ingresos que esa persona sí ha generado resultan injustificables? ¿Defienden los socialdemócratas subir el Impuesto sobre Sucesiones y bajar con determinación el IRPF?
No, el socialdemócrata que desea un Estado mucho mayor siempre encontrará alguna excusa para legitimar incrementos o de la exacción estatal: ya sea la falta de mérito, el exceso de capacidad económica, las presuntas externalidades negativas, etc. Dicho de otro modo: que las herencias sean merecidas o inmerecidas es lo menos importante para quien aspira a que el Estado las devore, pues de lo que se trata es de dar apariencia de razonabilidad a sus (no siempre bien fundamentadas) preferencias ideológicas. Pero es que, además, ¿por qué razón deberíamos aceptar eso de que las herencias son “ingresos inmerecidos”? ¿Quién está legitimado para decidir si una determinada persona merece una determinada herencia? ¿Los políticos? ¿Los periodistas? ¿Los intelectuales? ¿Los economistas? No, quien determina si alguien merece o no merece heredar es el causante: el propietario que libremente escoge a sus sucesores para transferirles sus dominios porque juzga que se los merecen.
Y es que quien desde luego no se merece apropiarse de las herencias privadas es el Estado.
1es Director del Instituto Juan de Mariana (España) y columnista de ElCato.org. Juan Ramón obtuvo el tercer lugar en nuestro primer concurso de ensayos, Voces de Libertad 2008.
*Este artículo fue publicado en ElCato.org el 08 de septiembre de 2023