OpiniónPolítica

Entre la política y la economía

Oscar Ortiz Antelo

Ha sido senador y ministro de Estado.

Escucha la noticia

El binomio Paz-Lara ha ganado la segunda vuelta y conformara el nuevo gobierno. Aunque el presidente electo ha basado su campaña en un discurso moderado, ha logrado la victoria electoral con los votos de quienes sustentaron en el gobierno al Movimiento al Socialismo durante los últimos veinte años. Ha sido una formula política exitosa, lo que no necesariamente significa que conduzca a la solución de los problemas económicos.

La sociología y la economía no siempre coinciden y este parece ser el caso. Es cierto, Rodrigo Paz logró que en la primera vuelta voten por su fórmula los sectores que antes votaban por Evo, corporaciones que buscaran preservar los privilegios de los cuales han gozado en las últimas dos décadas. En la segunda vuelta, adicionalmente le han dado la victoria quienes antes votaron nulo, por Andrónico y por Castillo.

Paradogicamente, las distintas corrientes masistas has adoptado su propia versión del voto útil, que en tantas elecciones determinó a la mayor parte de la oposición democrática. Para ellos, elegir a Rodrigo Paz y Edman Lara ha sido el mal menor frente a la amenaza que les significaba un gobierno encabezado por Tuto Quiroga. Prefieren un gobierno más débil en sus posiciones, con la apuesta de que rápidamente podrán rearticularse y aprovechar el desgaste que presumiblemente provocarán las medidas de ajuste económico.

Esto no quiere decir que Rodrigo Paz sea masista sino que ha llegado al poder con los votos de quienes antes votaban por el MAS. Entre quienes votaban por el MAS tampoco hay homogeneidad. Seguramente el presidente electo buscará conquistar como propios a los sectores de la economía informal que le dieron la victoria en la primera vuelta.

Sin embargo, no hay que engañarse, los sectores duros de las distintas corrientes masistas que definieron al ganador de la segunda vuelta han realizado un voto táctico y estarán apostando a la desestabilización de la próxima gestión para buscar un pronto retorno al poder.

La votación alcanzada por el otro lado del espectro político comprueba nuevamente que hay dos visiones muy distintas sobre el futuro del país, su organización estatal y su modelo de desarrollo. Ambas concepciones de país dividen profundamente a la nación boliviana y vuelven cada vez más difícil articular una visión conjunta de desarrollo, políticas de estado y modelos institucionales para la organización estatal y el desarrollo de las actividades económicas.

Este espacio debe ser reconocido y respetado pues representa el 45,3% reflejado en la votación obtenida por el Tuto Quiroga y Juan Pablo Velasco. Aunque la diferencia nominal de la segunda vuelta es 9,3%, en realidad tan solo separan a ambos sectores poblacionales cinco puntos para alcanzar el 50% más uno. El país sigue dividido en dos formas de concebir el camino a seguir. De un lado el rentismo, el populismo y el estatismo, y del otro la aspiración de modernizar Bolivia mediante la combinación de la democracia representativa, la economía libre y las autonomías para la descentralización del estado.

Sería un grave error si se pretende limitar esta parte de la sociedad boliviana a Santa Cruz, Beni y Tarija, los departamentos en los que ganó Tuto, o a una confrontación entre el oriente y el occidente. En realidad, se encuentra representada en todo el país, especialmente en las ciudades capitales y en las ciudades intermedias.

Esta visión modernista de Bolivia aglutina principalmente a las clases medias urbanas y constituye la base y el sustento de la economía nacional, siendo además imprescindible para que la estabilidad de la nación y sus posibilidades de alcanzar mayores niveles de progreso económico y social.

Paralelamente a las realidades sociales, culturales y políticas de Bolivia, y todos los análisis y teorías que se pueden derivar de los últimos resultados electorales, no hay que olvidar que la economía no se rige por la idiosincrasia nacional sino por principios universales que cuando no se los respetan terminan provocando crisis como la que estamos sufriendo, atrapados en un círculo vicioso de escasez, devaluación e inflación.

Consecuentemente, es imprescindible que la nueva administración dé señales rápidas de gobernabilidad conformando una coalición de gobierno sólida, un gabinete que se gane la credibilidad nacional e internacional y anuncie medidas que le den confianza a la ciudadanía de que se afrontará la crisis económica de forma oportuna, generando certidumbre y seguridad.

*La opinión expresada en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la posición oficial de Publico.bo


Cuentanos si te gustó la nota

50% LikesVS
50% Dislikes

Oscar Ortiz Antelo

Ha sido senador y ministro de Estado.

Publicaciones relacionadas