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A mediados de este año, caí gravemente por gastritis aguda. Mis análisis denotaron presencia de la bacteria en mi estómago y así también mis antecedentes indicaban que el estrés se sumó al efecto. A partir de allí, empecé a tener una perspectiva nueva de varias cosas, entre ellas, considerar metafóricamente una empresa con gastritis y una gastritis laboral.
Antes de explicar ambas consideraciones, si la gastritis es una inflamación en la mucosa del estómago que en simples palabras son heridas en nuestro conducto digestivo, llevándolo a un contexto laboral, sería como hablar de heridas intangibles sentidas por un conjunto de experiencias dolorosas a nivel psíquico, e incluso físico que hacen imposible digerir o creer en la empresa, y estaría dentro de una de las consecuencias por un mal clima laboral.
El clima laboral engloba muchos factores que diariamente traducen si nos sentimos bien o no, al invertir nuestro tiempo, esfuerzo y cumplir un rol en una empresa, es decir, es un término metafórico que, llevado al ámbito organizacional, en la actualidad tiene mucho peso. Existen varias herramientas para medir y establecer parámetros de cuán saludable o bien está el clima en una empresa, sin embargo, una pregunta que aprendí durante mi formación y sugiero aplicarla para uno mismo (sin esperar que la persona de Recursos Humanos o Talento Humano tenga que hacerlo) es la siguiente:
¿me siento bien siendo yo mismo (a) en la empresa donde me desempeño diariamente?
Ahora bien, una empresa con gastritis puede ser aquella que a esta pregunta sus miembros respondan “sí”, que a simple vista pareciera buen indicador, no obstante, estos integrantes, colaboradores o miembros puede que sean el problema: son ellos mismos mintiendo, estafando, incumpliendo horarios; y se sienten bien porque reciben un salario “por ser ellos mismos”, además de estar tranquilos porque la autoridad los apoya sin percatarse de algo perjudicial. ¿ejemplos? Las empresas públicas suelen tener gastritis, no todas, pero en su mayoría. Estos lugares no son el problema, sino quienes la dirigen o la componen. Las ideologías políticas y el poder pueden causar graves heridas a un nombre/empresa.
Por otro lado, la gastritis laboral tiene un sentido algo contrario. A la pregunta anterior la respuesta será “no”, lo cual no habría dudas que es un mal indicador. Acá los integrantes, colaboradores o miembros no se sienten bien por distintas causas: bajo salario, poca motivación, desigualdad, etc. Tampoco son ellos mismos porque quizá su rol no va con su talento, hacen cosas que no les gusta hacer, quizá alguna misión empresarial va en contra de sus valores personales, y la lista podría seguir.
Aclarar que en ambos casos es imposible meter a todos en un mismo envase, hay personas que hacen la diferencia y les toca aguantar ya sea a un grupo de colegas que provocan acidez a la empresa, o a jefes que son ciegos de la realidad. Estas personas que “aguantan” más allá de sus razones, pueden terminar con una gastritis real.
El dolor y la acidez son efectos que impiden una alimentación normal y mantener un peso estable. El tratamiento en un rango general consiste en una dieta rígida de comidas sin grasas, ni ácidos, que sean tibias y en cantidades pequeñas. Se menciona esto, porque ante una enfermedad, uno debe buscar sanarse. Siguiendo las metáforas anteriores, se habla mucho de “encuestas de clima laboral” en una empresa como parte de mejorar, y sí, las encuestas son herramientas, mas no son la solución. Si los resultados muestran tendencia a “gastritis laboral”, se necesita un tratamiento rígido, seguimiento constante, predisposición y, mentalidad de sanar.
En el mundo laboral la mentalidad de sanar una “gastritis laboral” o mal clima, no basta con el diagnóstico y tratamiento, sino, con una mente predispuesta que la tenga desde el CEO hasta el último colaborador operativo, porque un tratamiento a medias no sirve. Los bajoneos o caos, van a estar durante el proceso, pero no se debería perder el objetivo.
En empresas donde conocen los problemas y no toman acciones, es una muestra que pasan desapercibido lo carísimo que es tener que perder un valioso talento o no poder retenerlo, por la incapacidad de hacer algo al respecto:
- El jefe, o gerencia son mente cerrada que se aferran a conceptos teóricos pero incapaces de hacer una dinámica de 15 min para HABLAR entre compañeros y resolver cosas.
- Existen “bandos” que se crean entre colaboradores o áreas, volviéndose todo competencia sucia.
- Sobrecarga de trabajo, ya sea el aumento de tareas a última hora, no reconocer las horas extras, etc.
- No se invierte con tiempo ni dinero para dinámicas de equipo, comunicación, trabajo colaborativo, etc.
- Improvisación todo el tiempo: festejo desigual de cumpleañeros, 0 reconocimientos de antigüedad, etc.
- Despiden a colaboradores con 1 o 0 justificaciones válidas (porque en realidad sólo les caía mal a fulanita o fulanito del otro bando)
Y los puntos anteriores pueden seguir, pero si más de dos de estos ejemplos te ocurre o ves actualmente, CUIDADO, puede que se aproxime la gastritis aguda en tu lugar laboral.
*La opinión expresada en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la posición oficial de Publico.bo